Los nuevos sacerdotes (29 junio 2024) | Custodia Terrae Sanctae

Los nuevos sacerdotes (29 junio 2024)

MARK VERTIDO PALAFOX

“Mi historia vocacional está marcada por la espera”. Mark tiene 33 años y es filipino. Fascinado por San Francisco, tuvo que esperar a trasladarse a Manila, la capital, para conocer a los frailes.  Antes de entrar en la Orden esperó a que sus tres hermanos pequeños terminaran los estudios, mientras ayudaba a su familia con su trabajo. “Un tiempo providencial que me permitió conocerme mejor a mí mismo”.  Conoció a los franciscanos de la Custodia a través del sitio web y a finales de 2014 llegó a Tierra Santa. La experiencia que más me marcó es la de la pastoral de los inmigrantes: “Yo quería simplemente ser fraile pero, viendo sus dificultades, su necesidad de pastores, me pregunté: ¿no será que el Señor me está pidiendo que me convierta en sacerdote?”  Con sus compañeros elegió la frase: “Tengo sed” para recordar la ordenación: “No es solo la sed del Señor por las almas, sino también mi sed de poder servir”.

LORENZO PAGANI

Italiano, 31 años, Lorenzo llegó a Tierra Santa siguiendo los pasos de San Francisco de Asís. Contagiado por su amor por esta tierra, eligió hacerse fraile menor de la Custodia de Tierra Santa. Dos son los santuarios donde celebrar la eucaristía tendrá para él un significado especial: “Belén, porque aquí nació Jesús, como renace en las manos del sacerdote; y el Calvario, donde Él dio la vida: como sacerdote estoy llamado a dar la vida por la salvación de las almas, en unión con Cristo sumo sacerdote que se ofreció al Padre por nosotros”. “Tengo sed” es la frase recogida para el recuerdo de su ordenación sacerdotal, una de las siete palabras de Jesús en la cruz: “es la sed que Jesús siente por hacernos felices y la sed que la humanidad tiene de misericordia, justicia y paz, esa paz tan esperada en esta Tierra, y que solo Jesús puede dar”.

GEORGE PAOLO JALLOUF

George, 28 años, natural de Alepo (Siria), creció en una familia que le trasmitió la fe y el amor por la oración. A pesar de su fragilidad, siempre encontró en Jesús la fuerza para superar sus miedos. “Incluso durante la guerra intentaba ir todos los días a misa. Tenía miedo pero me repetía: ‘Nada temo porque Tú estás conmigo’”. Se debatió entre sus sueños y la llamada de Dios. La Marcha Franciscana, a los 18 años, fue decisiva: “Pedía signos al Señor. ¿Por qué me has escogido? Me sentía indigno”. El encuentro con la fragilidad de una mujer enferma fue para él la respuesta de Dios, que se revela en los débiles. “No soy llamado por mis méritos o porque sea digno, sino por amor”. De aquí surgió su sí. Su camino estuvo iluminado por una frase del Evangelio: “Y por ellos yo me santifico a mí mismo” (Jn 17,19). “Quiero ser las manos de Jesús, sus pies, su corazón, El Señor me abrazó con sus manos, me acompañó con sus pies en este camino, me amó. Por eso yo quiero llevarlo a los demás”.

JOHNNY JALLOUF

“Dame la gente, quédate con las posesiones”: esta frase del Génesis (Gen 14, 21) marcó la vida y la vocación de Johnny, junto con el himno al amor de Santa Teresita del Niño Jesús (“en el corazón de la Iglesia, yo seré el amor”). Sirio de Alepo, era adolescente cuando estalló la guerra y cuando surgió por primera vez la idea de convertirse en sacerdote. Educado en la fe y la oración en su familia, con los años su deseo de hacerse médico para aliviar los cuerpos se convirtió en una sugerencia para hacerse médico de almas: franciscano en la Custodia de Tierra Santa y sacerdote. La experiencia pastoral desarrollada en sus años de formación hizo surgir aún más fuerte su deseo de “salvar las almas”. “Muchas personas se acercaban para que las confesara, pero yo no podía”. Con la ordenación sacerdotal “dedico toda mi vida a las almas, para llevarlas a Cristo”.