800 años de los estigmas de San Francisco

800 años de los estigmas de San Francisco

El 17 de septiembre, los frailes franciscanos de la Custodia de Tierra Santa celebraron la fiesta de la Impresión de los Estigmas de San Francisco, de los que este año se conmemora el 800 aniversario.  En la iglesia de San Salvador de Jerusalén el vicario custodial, fray Ibrahim Faltas, celebró la misa solemne. Para la ocasión, se instaló un altar en honor de San Francisco al pie del presbiterio. En el centro se encuentra un panel en el que está representado el episodio de los estigmas, reproducción de un cuadro de Giotto.

Los estigmas de San Francisco: historia

San Francisco recibió los estigmas en el monte de La Verna, cerca de la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz. Según los biógrafos y testigos de la época, entre ellos el hermano Elías, en sus manos y sus pies, además de las heridas, se formaron verdaderos clavos visibles. Además, San Francisco presentaba una herida en el costado que sangraba periódicamente, señal de su profunda identificación con la Pasión de Cristo.

Los estigmas: significado teológico

Los estigmas son un don – explica fray Piermarco Luciano, vicemaestro de formación de la Custodia – porque la vida cristiana es don, en cuanto es conforme a la de Jesús. Una conformidad que, como don, debe ser comprendida, luego deseada y, finalmente, buscada y conservada. Celebrar los estigmas de San Francisco significa entender que nuestra vida está escondida con Cristo en Dios”

Los estigmas de nuestro siglo

En su homilía, fray Ibrahim Faltas subrayó: “Los estigmas nos recuerdan que la vida cristiana no está exenta de sufrimiento. Seguir a Cristo significa también afrontar pruebas y tribulaciones. Sin embargo, como nos enseña San Francisco, estos sufrimientos pueden convertirse en fuente de gracia y de transformación”.

En un mundo marcado por los conflictos y la ausencia de humanidad, el testimonio dejado por San Francisco nos recuerda que todo hombre puede ser instrumentos de paz. “Desde hace casi un año nuestros días transcurren cerca de la catástrofe de una guerra que parece no tener fin”. Dentro de esta situación “debemos hacer florecer nuestra misión franciscana, ofreciendo amor y perdón.  Debemos hacer nuestras estas profundas heridas de la humanidad, estos nuevos estigmas de nuestro siglo, cargados de sufrimiento y dolor”.

La reliquia de la sangre en Tierra Santa

El 30 de septiembre, una delegación franciscana encabezada por fray Matteo Brena, presidente de la conferencia de comisarios de Tierra Santa de lengua italiana, llegará a Tierra Santa con una reliquia de la sangre de San Francisco, normalmente conservada en La Verna.

Lucia Borgato