«Al bait, baitak» : bendición de la Casa Nova de Nazaret | Custodia Terrae Sanctae

«Al bait, baitak» : bendición de la Casa Nova de Nazaret

Una ligera brisa hace ondear la bandera de la Custodia de Tierra Santa, colocada en un balcón de Casa Nova. Este viernes 6 de febrero, la Custodia de Tierra Santa ha inaugurado la reapertura de la Casa Nova de Nazaret, «una de las primeras del país», subraya el padre custodio, fray Pierbattista Pizzaballa.

Algunas horas antes de la inauguración de la Casa, un operario saca brillo a la vidriera de la entrada, mientras otros se dedican a los últimos preparativos. El edificio no solo ha recuperado su blancura original sino que se ha sometido a un proyecto de restauración total. La basílica de la Anunciación vela sobre esta casa, donde se han alojado y se alojarán en el futuro los peregrinos procedentes del mundo entero para conmemorar el misterio de la Anunciación.

Al anochecer, la plaza iluminada por las llamas de las velas ve cómo llegan poco a poco los invitados. Hacia las 19.00, S.E. el cardenal Baldisseri, S. B. Mons. Fuad Twal y el padre custodio se preparan para bendecir la Casa Nova, acompañados de Mons. Hana Bathish, Mons. Marcuzzo, Mons. William Shomali, Mons. George Bacuni y fray Ibrahim Faltas. Los celebrantes se detienen ante la cinta roja colocada a la entrada y el padre custodio recuerda el significado y la misión de las Casa Nova: estar cerca de los santos lugares para servir a los peregrinos. «¡Que Dios bendiga a todos los que lo han hecho posible!», ha concluido. Ha seguido después la lectura del Evangelio, una oración de introducción, la bendición del agua y la aspersión, y la cinta ha sido cortada, estallando la asamblea en aplausos y al grito de los «yu yus».

Construida en piedra local y bajo la protección de una imagen de san José, esta Casa Nova –con sus tres árboles limoneros y un níspero en la plaza- tiene la disposición de una típica casa palestina. Los iconos bizantinos colgados en las paredes contrastan con la piedra auténtica. «El primer documento que tenemos y que hace mención a esta casa se remonta a 1887, en el momento de separación del convento de la parroquia», explica fray Gianfranco, director del hotel. «Era uno de los raros hoteles de la zona. Esto también se puede decir de las otras Casa Nova de las grandes ciudades», precisa. Nabil Hadad, arquitecto jefe originario de la aldea de Tarshiha, en Galilea, se une al director para expresar su emoción por el trabajo realizado y dar las gracias a todos aquellos que han contribuido a su restauración. Waydi Bisharat, uno de los proveedores y antiguo alumno de la escuela salesiana, aplaude viendo tal resultado. «La atención que se ha prestado en la elección de los materiales y el trabajo hecho hasta en los más mínimos detalles son extraordinarios», afirma con entusiasmo.

El hotel cuenta hoy con 56 habitaciones, pero también con una sala de conferencias que dispone de un retroproyector, dos grandes salones, un bar y un gran patio. Los locales han acogido, este mismo viernes 6 de febrero, a sus primeros huéspedes. La alegría no ha faltado, desatando la curiosidad de los peregrinos.
La Casa Nova de Nazaret, según la expresión árabe «Al bait, baitak» (Esta casa es tu casa), ha vuelto a estar en servicio. ¡Nos gustaría veros por aquí, en Nazaret!

Nizar Halloun