Comienza en San Salvador el Triduo en honor a San Antonio

Comienza en San Salvador el Triduo en honor a San Antonio

Fray Luca Di Pasquale dirige las reflexiones sobre la figura del gran santo, patrón de la Custodia

Hoy, domingo 9 de junio, ha comenzado en la iglesia de San Salvador de Jerusalén el triduo por la fiesta de San Antonio, celebrada con gran solemnidad por los frailes de la Custodia de Tierra Santa el 13 de junio.

El encargado de predicar el triduo será fray Luca Di Pasquale, fraile menor de la Provincia Seráfica de Asís, que hace pocos días se graduó en el Studium Biblicum Franciscanum de Jerusalén.

San Antonio, patrón de la Custodia de Tierra Santa

«Gracias a esta tarea que se me ha confiado – dice fray Luca – he podido profundizar en las razones del estrecho vínculo que une a Antonio con la Custodia.  Un hecho que se remonta a 1917, cuando como consecuencia de la amenaza de expulsión de los frailes franciscanos de origen italiano de Jerusalén, se proclamó el triduo en honor del gran santo portugués para pedir su intercesión y evitar la aplicación del decreto. San Antonio protegió a la orden y el 13 de junio de 1920, ante la imagen del altar del santo, fue elegido oficialmente como santo patrón de la Custodia».

Cada año, por tanto, seguimos honrando al patrón mediante la oración del triduo, en recuerdo del primer triduo celebrado hace más de cien años: una cita que tiene lugar durante las vísperas diarias y que finaliza con el inicio de la solemnidad, la tarde del 12 de junio.

Los milagros de San Antonio

«Para escoger la perspectiva desde la que construir mis reflexiones – continúa fray Luca – me pregunté en primer lugar cuál era el aspecto más conocido de la vida de este santo, cuya devoción es verdaderamente extraordinaria en todo el mundo. Y por eso no pude evitar partir de sus milagros: Antonio es el taumaturgo por excelencia, es decir, el que realiza prodigios y gracias. Por ello, decidí estructurar los tres momentos en torno a sus tres milagros»

«Esta tarde he narrado el milagro de la mula, en la que el animal, después de un largo ayuno, rechaza el forraje y se arrodilla ante la Eucaristía. En este milagro, es central el tema eucarístico y la actitud de San Antonio, que nunca llamó la atención sobre sí mismo, sino siempre sobre la figura de Cristo». 

La segunda tarde, fray Luca centrará su atención en el sermón a los peces: “Diría que se trata de uno de los relatos más famosos ligados a San Antonio de Padua – continúa –: él se dirigió a los peces del río después de que sus sermones a los humanos fueran ignorados, lo que provocó numerosas conversiones. Aquí surge el tema de la Palabra y el profundo impacto que San Antonio tuvo sobre las personas a través de su predicación y su devoción a la difusión de la Palabra de Dios».

«El tercer milagro es el relacionado con el pan de San Antonio – que también aquí se distribuye cada año, al final de las primeras vísperas solemnes – y está vinculado al milagro de la resurrección de un niño ahogado. La madre, que se encomendó a San Antonio, decidió entonces repartir tanto pan como el peso de su hijo resucitado. Este milagro está ligado a las oraciones de intercesión».

«Mi objetivo es reconducir el tema de los milagros, del que actualmente ya no se habla y que parece demasiado alejado de la sensibilidad moderna. Sin embargo, debemos entender que no es extraño a nuestra vida cotidiana, ya que contiene la oración y la forma de entrar en relación con Jesús».

La imagen de San Antonio como predicador, finalmente, resalta la urgencia de la predicación en la actualidad. «En la época de Antonio – concluye fray Luca – había muchos herejes. Hoy, en cambio, no hay herejes de forma tan explícita como en los tiempos de Antonio, pero sí hay mucho descreimiento.  Por tanto, necesitamos predicadores, sobre todo en el contexto en que vivimos aquí, en Tierra Santa, donde la relación y la convivencia con otras religiones nos obligan a cuestionarnos y dar razón de nuestra fe».

Silvia Giuliano