De Tirol a Tierra Santa: la historia del padre Engelbert (“Abuna Malak”), mártir en Damasco

De Tirol a Tierra Santa: la historia del padre Engelbert (“Abuna Malak”), mártir en Damasco

GranadKapelle Engelbert Martire Tirolo
GranadKapelle Engelbert Martire Tirolo

En Zillertal, uno de los valles más bellos del Tirol, se puede admirar la Granat kapelle  o “Capilla del granate”, diseñada por el arquitecto Mario Botta en honor al beato Engelbert Kolland, mártir austriaco, originario de ese valle.

“Abuna Malak” – o “Padre Ángel”, como era llamado en Damasco – junto con fray Manuel Ruiz López, fray Carmelo Bolta Bañuls y los otros 8 mártires, será canonizado el próximo 20 de octubre en la plaza de San Pedro, casi un siglo después de su beatificación.

GranadKapelle Engelbert Martire Tirolo

La capilla forma parte de una de las numerosas creaciones tirolesas (frescos, santuarios, sellos, estatuas) dedicadas a su figura.

El famoso arquitecto suizoheredero de la tradición geométrica del siglo XX post Bauhaus – encuentra en esta figura estilística “las razones de lo sagrado”: la pureza absoluta de la geometría que se convierte en volumen y que, en el caso de la capilla dedicada al beato Engelbert, se presenta en forma de un dodecaedro que evoca el cristal del granate que se extraía en el valle de Zillertal en el siglo XIX.

La capilla, inaugurada el 22 de septiembre de 2013, día del bautismo del beato Engelbert, se abre ante los ojos del peregrino como una pieza de geometría pura, que se destaca sobre el lago poniendo en contacto la naturaleza con el cielo.

Los bosques del Tirol, cuna de la vocación

Fra Ulise Zarza OFM, Vice-Postulator of the Causes of the Saints

Michael Kolland nació en Ramsau el 21 de septiembre de 1827.  Cuentan las fuentes que fue trabajando como leñador, en contacto con la naturaleza, como tuvo la oportunidad de crecer humanamente y madurar la idea de convertirse en sacerdote. En otoño de 1845 decidió completar su formación académica y retomar los estudios interrumpidos, al final de los cuales solicitó y consiguió ser aceptado en el convento de los frailes menores de Salzburgo para servir al Señor en la orden de San Francisco de Asís.  En su investidura religiosa, el 19 de agosto de 1847, recibió el nombre de “Engelbert”, que significa “resplandeciente como un ángel”.

«Los testimonios lo describen como sano, robusto, el rostro sonriente, cabello rubio y ojos azules – explica fray Ulises Zarza, vicepostulador y miembro, junto con fray Rodrigo Machado Soares y fray Narciso Klimas, del Comité de preparación de las celebraciones para la canonización de los mártires –. En el convento se sentía como en casa y era querido por todos gracias a su carácter afable: tenía especial devoción por la Madre de Dios».

En Bolzano se dedicó al estudio de idiomas extranjeros: italiano, francés, español, inglés y, sobre todo, árabe. Tras su profesión solemne el 22 de noviembre de 1850, y la ordenación sacerdotal en 1851, manifestó al Capítulo provincial su disponibilidad para ser misionero en Tierra Santa.

Llegada a Jerusalén

Aceptada su solicitud, embarcó desde Trieste hacia Jaffa: la travesía duró del 27 de marzo al 13 de abril de 1855.

«Se conserva una carta en la que narra su viaje – continúa fray Ulises Zarza – marcado por grandes sufrimientos, en mar y en tierra. La descripción de cuando llegó a Jerusalén, después de muchas dificultades, revela sin embargo la devoción y el ardor que sentía por Tierra Santa. Sus palabras fueron: “Bajé del caballo. El pensamiento de que en esa ciudad el Señor, nuestro Redentor, había derramado su preciosa sangre también por mi salvación, me hizo llorar aún más. A las tres de la tarde, la misma hora en que murió Jesucristo, paseaba por las calles de Jerusalén. Allí donde Él cargó con su pesada cruz, yo también quise caminar a pie”».

Servicio en el Santo Sepulcro

GranadKapelle Engelbert Martire Tirolo

Como todos los misioneros en Tierra Santa, también fray Engelbert prestó servicio durante un tiempo en el Santo Sepulcro. A pesar de la dura vida en el convento, escribía: “la cercanía al monte Calvario y a los demás lugares donde Nuestro Señor sufrió tanto, hace que todo sea soportable”. Más tarde recibió el mandato del Custodio de Tierra Santa de ir a Damasco, al convento de San Pablo. “Desempeñaba con facilidad las tareas que se le encomendaban – subraya fray Ulises Zarzagracias al conocimiento del árabe, que le permitió conquistar rápidamente el corazón de los fieles. Estos lo llamaban “Padre Ángel” porque el nombre de Engelberto era demasiado largo: y por eso lo abreviaron en Engel, que después se convirtió en Angel».

«Estaba previsto que fuera un destino provisional – continúa fray Ulises Zarza –, hasta que estuviera disponible un hermano español con buenos conocimientos de árabe. Pero, como fray Carmelo Bolta Bañuls, el párroco de Damasco, estaba enfermo, el joven y dinámico padre Engelbert asumió prácticamente todas las tareas pastorales. Suya fue la iniciativa de construir un campanario para la iglesia del convento, colocando una campana que pesaba casi medio quintal. Un gesto valiente, ya que el convento estaba situado justo frente a una mezquita».

Estaba realizando estas tareas cuando sufrió el martirio.

Los últimos momentos de la vida de Abuna Malak

La noche del 9 al 10 de julio de 1860 un comando druso de asaltantes entró en el convento.

Al aproximarse el peligro, fray Engelbert huyó del convento y se escondió en una casa cercana con un maronita llamado Metri que, en cambio, se libró de la matanza.

«Fue este maronita quien nos cuenta los últimos instantes de la vida del padre Ángel – explica fray Ulises Zarza –. El padre, después de ser descubierto, abandonó toda defensa y mantuvo la calma: instado a hacerse musulmán para salvar su vida, contestó: «No puedo, porque soy cristiano y ministro de Jesucristo». Su vida terminó a golpes de hacha, a los 33 años. Y así afrontó el martirio, “con esa calma y esa santa libertad que el Señor concede a los defensores de su causa”».

El 10 de octubre de 1926 fray Engelbert fue beatificado junto con otros diez mártires del monasterio de San Pablo. El 10 de julio se conmemora en la archidiócesis de Salzburgo. En 1986 fue elevado a segundo patrón parroquial de su parroquia natal Zell am Ziller.

Silvia Giuliano

Oración al beato Engelbert Kolland “Abouna Malak” – “Padre Ángel”

Lleno del espíritu de San Francisco,
fuiste a Tierra Santa.
Allí proclamaste la fe y derramaste tu sangre por Cristo.
Ayúdame a tener mi corazón lleno de amor por Cristo
para que pueda vivir en el poder de la fe
como testigo del Evangelio en la vida cotidiana.
Ruega al Señor por nosotros, para que en su Iglesia
surjan muchas vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa,
por la institución de santas familias y
buscando el amor cristiano en la vida de cada día.
Ilumina a los creyentes mediante tu intercesión,
el espíritu misionero que te inspiró,
el celo por el apostolado y la disponibilidad generosa
a la devoción amorosa. Amén.
Imprimatur del Arzobispo Ordinariado Salzburgo, del 8 de abril de 2011