El convento del Monte Nebo, en la vigilia de la solemnidad de San Moisés | Custodia Terrae Sanctae

El convento del Monte Nebo, en la vigilia de la solemnidad de San Moisés

Br. Raffaele Caputo, superior of Mount Nebo's monastery, with the King Abdallah II of Jordan - June 2020
Br. Raffaele Caputo, superior of Mount Nebo's monastery, with the King Abdallah II of Jordan - June 2020

“En la fiesta de San Moisés, cada año se reunía en el Monte Nebo gente de toda Jordania y de los países vecinos y se celebraba la Santa Misa”. Así describe fray Rafaelle Caputo, superior del convento franciscano del Monte Nebo, cómo se celebraba la solemnidad del 4 de septiembre, en la que la Iglesia recuerda la figura de Moisés, líder, profeta, guía y legislador del Antiguo Testamento.  Sin embargo, debido a la pandemia del Covid-19, este año no será como otros: con motivo de la fiesta se celebrará una misa solo para los frailes.  Los frailes franciscanos de la Custodia de Tierra Santa siguen estando presentes y custodiando el lugar donde según la tradición el profeta contempló la Tierra Prometida sin poder entrar. En este momento, sin embargo, han tenido que cerrar de nuevo el santuario al público, por segunda vez desde el comienzo de la pandemia, debido al repentino aumento de contagios en Jordania.

“Normalmente, el 4 de septiembre vienen desde Jerusalén otros frailes franciscanos y también el Custodio de Tierra Santa, además de los feligreses de Madaba y de algunos diplomáticos – explica fray Raffaele –. Pero, dada la situación creada por el coronavirus, hemos decidido celebrar solo nosotros, los frailes del convento del Nebo y, probablemente, los de Amán”.

A día de hoy, son dos los religiosos que prestan servicio en el Monte Nebo: fray Raffaele Caputo, que llegó hace ocho meses, y fray Ammar Shahin, que vive allí desde hace ya cuatro años.

En el Monte, que se eleva a ocho kilómetros al noroeste de Madaba, actualmente se encuentra una basílica, cuya restauración concluyó en 2016, que contiene el Memorial de Moisés. Además del convento franciscano, también hay un pequeño museo con varios hallazgos arqueológicos y es famoso también el mirador desde el que, en días sin niebla, se puede llegar a vislumbrar incluso la ciudad de Jerusalén.

“Antes había gran afluencia de peregrinos y estábamos ocupados en recibirlos.  Muchos venían, visitaban el Monte Nebo, participaban en la misa y después partían para Tierra Santa – cuenta fray Raffaele –. Desde que estalló la pandemia en marzo, cerramos al público hasta primeros de julio, cuando decidimos volver a abrir incluso para las pocas personas que venían a visitar el lugar. Pero después, la semana pasada, tuvimos que cerrar de nuevo, dado el aumento de casos en Jordania.  Estaremos cerrados durante dos semanas para ver cómo evoluciona la situación”.

Fray Raffaele y fray Ammar, incluso durante el cierre, siguieron ocupándose del convento y del santuario del Monte Nebo. “Hasta julio me encargaba también de la cocina, al faltar el cocinero, y de la gestión de la casa y de las plantas. Por suerte, tenemos cisternas y gracias a Dios ha llovido mucho este año y por eso tenemos agua en abundancia – continúa el superior del convento del Monte Nebo –. Todos los días celebro la misa y rezo por todos los difuntos que están enterrados aquí, como fray Michele Piccirillo y como fray Firas Hijazin, que falleció hace poco. También voy con frecuencia al santuario, para recordar a San Moisés y a todos los profetas”.

El pasado junio, además, un hecho inesperado ocurrió en el Monte Nebo: el rey de Jordania, Abdalá II, quiso reunirse allí con los responsables del sector turístico, para reflexionar sobre la reapertura tras la pandemia.  “Escogieron el Monte Nebo también porque la mayoría de los turistas son cristianos y quieren animarles a venir a Jordania – explica fray Raffaele –. Estuvieron el rey, su hijo y unos quince jefes de la policía turística.  Tuve ocasión de hablar con el rey Abdalá II y es una persona realmente afable y humana.  Además, la Casa Real siempre ha apoyado la labor de los frailes, consciente del hecho de que los franciscanos han colocado a Jordania en la esfera del turismo internacional, gracias al trabajo de muchos frailes, entre ellos fray Michele Piccirillo”.

Los frailes de la Custodia de Tierra Santa en Jordania están también comprometidos desde hace tiempo en el ámbito educativo.  La escuela de Tierra Santa de Amán es, de hecho, una de las excelencias del país.  “Ahora que se han abierto las escuelas, también los frailes de Amán están muy implicados. Todos los días rezo por el padre Rachid, el director de la escuela, para que Dios lo proteja en estos tiempos difíciles”, afirma fray Raffaele Caputo.

En la víspera de la fiesta de San Moisés, caudillo escogido por el Señor y figura carismática, fray Raffaele recuerda la importancia del santo profeta.  “Moisés condujo al pueblo judío desde Egipto a la Tierra Prometida, y el Señor hablaba con él.  Aún hoy Moisés es venerado por judíos, musulmanes y cristianos, y une a todos en una única familia humana. Por eso, el Monte Nebo es un centro de paz”.




 

Beatrice Guarrera