El reto de los franciscanos de Alepo: “reavivar la esperanza” de los sirios | Custodia Terrae Sanctae

El reto de los franciscanos de Alepo: “reavivar la esperanza” de los sirios

The children of the Latin parish St. Francis of Aleppo with the parish priest  Fr. Ibrahim Alsabagh
The children of the Latin parish St. Francis of Aleppo with the parish priest Fr. Ibrahim Alsabagh

En el exterior de la parroquia latina “San Francisco”, las ruinas de los edificios destruidos durante los diez años de guerra en Siria resisten intactas, para recordar que Alepo sigue siendo una ciudad herida. Aunque el foco de atención del mundo ya no está en la crisis siria, la población de Alepo continúa su batalla cotidiana para reconstruir sus casas, familias y corazones.  Los frailes franciscanos de la Custodia de Tierra Santa, que trabajan en la parroquia latina de Alepo, conocen todos los sufrimientos más ciegos y las alegrías más inesperadas. “Nunca como en los últimos años he sentido la desesperación de la gente – cuenta el párroco fray Ibrahim Alsabagh, que vive en Alepo desde hace más de siete años, junto con otros tres frailes –.  Recuerdo que por cada persona muerta a causa de los misiles que cayeron entre 2014 y 2016, tuve que trabajar en todos los sentidos, al menos durante tres semanas, para devolver la esperanza a los corazones de los que sobrevivieron. Hasta ahora, nunca en mi vida había escuchado a tantos ancianos decir “dejadme morir” o “no quiero vivir más”.  He escuchado a muchas personas maldecir el día en que nacieron, como Job. Por eso, aún hoy, nuestra dificultad, o mejor dicho, nuestro reto, es el de reavivar la esperanza”.

Antes de la crisis siria, la parroquia latina de Alepo contaba con 1800 familias pero, como consecuencia de la emigración de unos dos tercios de las familias, en la actualidad hay unos 3000 fieles (608 familias). Lamentablemente, la situación de la gente ha empeorado y, según nuestras estadísticas, el 92% vive bajo el umbral de la pobreza – continúa fray Ibrahim –. Esta precaria situación económica se debe a varios motivos: la división del país, la explotación desmedida de sus recursos subterráneos de gas y petróleo, la crisis interminable desde hace más de diez años, la destrucción de las estructuras industriales de Alepo, la corrupción, el Covid, la crisis libanesa.  Todos estos factores contribuyen a hacer que las condiciones de vida de la gente sean inhumanas”.

En Alepo, donde los inviernos son muy rigurosos, falta gasóleo para la calefacción y gas para cocinar, mientras que el pan solo se puede comprar en pequeñas cantidades y después de muchas horas de cola. En los últimos meses, debido al frío y a la imposibilidad de calentarse, han fallecido el 60% de los ancianos, a los que los frailes llevaban la comunión a domicilio”.

Ante la imposibilidad de disponer de seguro médico y mientras las instalaciones hospitalarias siguen medio destruidas y desprovistas de medicamentos, el Covid sigue contagiando y matando a muchas personas. “Quienes quieren salvarse recurren a clínicas privadas, pero conocemos ejemplos de personas que, para pagar la estancia durante unos días en cuidados intensivos, han tenido que vender su casa, pagada a la mitad de su precio real”, prosigue el párroco de Alepo.

Apoyo espiritual y material

Ante esta situación de sufrimiento, la parroquia San Francisco intenta ofrecer cada día apoyo espiritual, que se concreta en la Palabra, los sacramentos y el acompañamiento comunitario y personal a los fieles.  “Desde que llegué, percibí de inmediato que para ayudar a los fieles que viven este tiempo de prueba hace falta, en primer lugar, llevarles la Palabra en abundancia – afirma fray Ibrahim –. Impartimos catequesis a los adultos durante cuatro años y luego seguimos con la doctrina social de la Iglesia. Nunca como en estos años hemos trabajado tanto en la calidad de la catequesis para niños”. 

Las seis misas dominicales y los servicios pastorales se dirigen cada semana a más de dos mil personas, a las que atienden 11 empleados y 104 voluntarios.  Junto al apoyo espiritual, también es muy importante el material.  En 2021 fueron 42 los proyectos activos, de los que 25 se destinaron a todos los cristianos de distintos ritos, en “coordinación sofisticada” con sus Iglesias para fomentar la comunión y evitar llevar a cabo iniciativas paralelas. Hablamos de proyectos de primera necesidad: ayuda económica a las familias, reparto de paquetes de alimentos, financiación de gastos médicos y operaciones quirúrgicas, adopción a distancia de niños, asesoría jurídica y cobertura de gastos legales.

“Un proyecto muy actual en este momento se llama Cinco panes y dos peces, y garantiza un plato caliente a 1000 personas al día. Está dirigido también a nuestros hermanos musulmanes que tienen necesidad. Intentamos ayudar también a los jóvenes que quieren casarse, con el proyecto Regalo de boda, con el que pueden pagar el alquiler de un año o comprar mobiliario para su hogar”, continúa fray Ibrahim.

Además, son fundamentales las iniciativas de apoyo a la educación, con extraescolares dirigidas a 90 alumnos y becas de estudio para estudiantes universitarios.

Según las estadísticas de los franciscanos, 25.568 personas entran cada mes en los distintos centros de auxilio y ayuda de la parroquia, apoyados también por la ONG Pro Terra Sancta.

Trabajando en la reconstrucción

Entre los proyectos de reconstrucción, está el que pretende cubrir los costes de reparación de las viviendas dañadas (de 2016 hasta hoy se han reparado unas 1700 casas), los de microcréditos para jóvenes y desempleados y las iniciativas de ayuda a parroquias y sacerdotes necesitados. 

“La hemorragia de la inmigración que golpeaba a nuestra comunidad (dos tercios de las familias más ricas han emigrado) casi se ha detenido en los últimos dos años – explica el párroco de la iglesia de San Francisco –. A los que se marcharon como a los que se preparan para irse, les recomendamos que no descuiden su fe mientras están lejos, que participen en la vida de la iglesia local, que no olviden a sus padres y familiares que siguen estando necesitados”.

A pesar de las dificultades, fray Ibrahim también tiene historias de esperanza que contar: “Hace años, tras un encuentro con jóvenes universitarios en el que les había animado a soñar y a planificar su matrimonio en el futuro, un joven de veintiún años me reveló que tenía una novia de dieciocho y que estaba preparado para casarse con ella lo antes posible. Esto me consoló mucho y me hizo sonreír, porque me hizo pensar que, después de tantos bombardeos sufridos en ese periodo, todavía quedaba gente normal”. Después de un acompañamiento de varios años, los dos jóvenes se casaron y su hija fue acogida en la iglesia recientemente, durante la fiesta de la Presentación de Jesús en el templo.

“Bromeando estos días con algunos de nuestros feligreses, decía que somos una parroquia llena de sufrimientos y de “desgracias” pero, al mismo tiempo, “agraciada” porque el Señor nunca nos ha abandonado – afirma el párroco de Alepo –. Nuestro sufrimiento, el de más de diez años de crisis, todavía no ha finalizado. Los negros nubarrones siempre están presentes en nuestro país. Somos una nación sobre el papel, una de tantas, en manos de “grandes jugadores mundiales" que están haciendo la “tercera guerra mundial a trozos” (cit. papa Francisco). Con la fe y la esperanza de que vele por sus ovejas, mi oración se eleva para que Él envíe frailes que amen al rebaño y que no tengan miedo de entregarse totalmente al servicio de las personas.

 

Beatrice Guarrera