El santuario de Magdala acoge las celebraciones en honor de Santa María Magdalena

El santuario de Magdala acoge las celebraciones en honor de Santa María Magdalena

El santuario franciscano de Magdala, en la orilla occidental del lago de Tiberiades, recibió por segunda vez a la comunidad franciscana de la Custodia de Tierra Santa con motivo de la festividad de Santa María Magdalena, la primera en encontrarse con el Resucitado ante la tumba vacía, convirtiéndose así en el primer testigo de la victoria de Jesús sobre la muerte.

La memoria litúrgica de la “Apóstola entre los apóstoles” se celebra el 22 de julio, día que el papa Francisco – por decreto del 3 de junio de 2016 – elevó al mismo nivel que las solemnidades que se celebran por los apóstoles.

La celebración eucarística, presidida por el Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton, tuvo lugar en presencia de frailes de Galilea, religiosas y algunos fieles locales. Asistió a la misa solemne también Su Excelencia monseñor Mariano Manzana, originario de Trento y obispo de Mossoro, en Río Grande del Norte (Brasil) durante 20 años, que estos días se encuentra en Tierra Santa como peregrino.

Ser “poseídos” por el amor de Cristo

«María Magdalena es el ejemplo más hermoso y más pleno de que es el amor el que moviliza todas nuestras energías y que el amor es la motivación más fuerte que podemos experimentar en nuestra vida – subrayó en su homilía fray Francesco Patton (aquí el texto completo) –. El apóstol Pablo en la segunda lectura recordó que “el amor de Cristo nos posee”: María Magdalena experimentó desde su primer encuentro con Jesús la liberación que proviene de ser poseída por el amor por él»

Magdalena seguirá a Jesús hasta la cruz, libre del miedo de seguir a un condenado a muerte, junto con la Madre de Jesús, la hermana de María y Juan. «Todos ellos personas – continúa el Custodio – profundamente poseídas por el amor a Cristo, que libera de todos los miedos, incluso del miedo a perder la vida y morir. Aquí, donde María de Magdala tuvo el encuentro decisivo de su vida, pidamos, por su intercesión, simplemente esto: que el amor de Cristo – y ningún otro – nos posea por completo, totalmente, para siempre».

El sitio arqueológico franciscano de Magdala

El santuario de Magdala se encuentra en una zona propiedad de la Custodia de Tierra Santa desde 1889: desde la década de 1930, se han llevado a cabo campañas de excavación (1971/1977 y 2006/2012) en este lugar, dirigidas por el Studium Biblicum Franciscanum de Jerusalén. Gracias a ellas, los arqueólogos han podido realizar estudios más profundos del monasterio bizantino, junto al que debió de estar el santuario dedicado a María Magdalena. Las excavaciones también han sacado a la luz el cardo y el decumanus de la antigua ciudad de Madgala (de «Migdal», que significa «torre»), el gimnasio, los restos del acueducto y, presumiblemente, también la llamada «pequeña sinagoga».

Actualmente, el sitio no está abierto al público pero fray Timoteo Marszalek, superior de la comunidad, espera que el próximo año se pueda realizar la apertura oficial de este lugar histórico, que tiene el mérito de haber contribuido a la comprensión de la vida alrededor del lago en tiempos de Jesús.

La procesión y el regalo del óleo

Al final de la celebración tuvo lugar una sugerente procesión de la comunidad y de los fieles a lo largo de un recorrido que atravesó toda el área arqueológica de la antigua ciudad. Finalmente, tras la bendición solemne, el Custodio de Tierra Santa regaló a los presentes el óleo de Santa María Magdalena, que recuerda el frasco lleno de óleo perfumado con el que la santa fue al sepulcro para ungir el cuerpo de su maestro, al que luego encontró resucitado.

Silvia Giuliano