ENCUENTRO DE FORMACIÓN SOBRE JUDAISMO E ISLAM | Custodia Terrae Sanctae

ENCUENTRO DE FORMACIÓN SOBRE JUDAISMO E ISLAM

«La naturaleza y la vocación universal de la Iglesia exige que esté en diálogo con los miembros de otras religiones. En Oriente Medio, este diálogo se funda en los lazos espirituales e históricos que unen los cristianos a judíos y musulmanes» (de la Exhortación Apostólica postsinodal ECCLESIA IN MEDIO ORIENTE de Benedicto XVI nº 19).

El martes 20 de enero, el salón de San Francisco de la Curia custodial ha visto la participación atenta, curiosa y numerosa de los religiosos y religiosas que han querido que su vida cotidiana, codo a codo con judíos y musulmanes, se convierta en una «caminar de la mano» con ellos por las calles de esta tierra amada igualmente por todos.
Han iluminado y encendido este deseo la Prof. Lea Di Segni y el Dr. Adel Abdelmesk, presentándonos respectivamente la primera los «Fundamentos de la religión judía» y el segundo, los «Fundamentos de la religión islámica».
Di Segni se ha ganado a la asamblea aportando, antes de su exposición, una nota personal que ha sonado como un agradecimiento a los presentes, recordando que su familia pudo escapar de las leyes raciales italianas de las dos décadas de gobierno fascista gracias a la acción valiente de un sacerdote y de un santo laico, que ha subido recientemente a la gloria de los altares.
Ha empezado después su exposición presentando el variado cuadro de expresiones que componen hoy el mundo judío. Los judíos «ortodoxos», reconocibles por sus atuendos variados y folcloristas, parapetados en posiciones fundamentalistas, si no extremistas y a veces peligrosas, y los «oficiales e históricos» que se reconocen en el Gran Rabinato de Jerusalén. Además, sobre todo en América pero presentes también en Israel, los «reformados», más abiertos a las instancias de la modernidad. Muchos son hoy todavía agnósticos que, sin observar los preceptos de la Tora, sienten el deseo de «circuncidar» al hijo varón (95% de los casos) y de subrayar su pertenencia al pueblo judío al menos en sus expresiones más destacadas como la celebración de la Pascua.
Esta multiplicidad de expresiones no reconoce una autoridad central. Una atención especial se ha reservado a los jasidim, mientras que la profesora no considera incluir entre las expresiones judías a los judíos mesiánicos.
Ilustrando el tema en cuestión, nos ha ofrecido la síntesis de los fundamentos de la religión judía en los trece principios del judaísmo de Maimónides (1135-1204).
Los primeros 5 números subrayan la existencia atemporal del Dios vivo, que es única y cuya unidad es incomprensible e infinita. Su santidad inigualable es anterior a toda cosa creada, de la que es patrón, y atestigua su grandeza y soberanía. En los números 6 a 9 habla de la gracia de la profecía que el Dios único concede a sus elegidos; aparte de Moisés, nunca en Israel hubo un profeta tan grande, Dios nos ha hecho entrega de la Tora, que es inmutable por toda la eternidad. En los números 10-11 se indica la omnisciencia del Altísimo, que conoce los secretos del pensamiento del hombre y que recompensará a los justos según sus méritos, y a los malvados según sus culpas. En el número 12 se anuncia, al final de los siglos, la llegada del Mesías; y en el número 13, la resurrección de los muertos.
La profesora ha subrayado numerosas veces que tal principios afectan solo a los judíos, que no están interesados en el proselitismo en cuanto que creen en la universalidad de la salvación para cuantos creen en el único Dios. Ya Maimónides había indicado a los judíos los siete mandamientos de Noé indispensables para la salvación de todos: destierro de la idolatría y custodia del santo Nombre de Dios; prohibición del homicidio y de las relaciones incestuosas; prohibición del robo y de comer carne con su sangre y, finalmente, obligación de crear un sistema judicial.
Muchos otros han sido, igualmente interesantes, los puntos de reflexión que no podemos recoger de forma exhaustiva. Firme, decidida y consoladora ha sido la afirmación de que el rechazo que advertimos por parte de algunos fundamentalistas no tiene nada que ver con la mayoría de los judíos, que reconoce en la vida civil la igualdad de derechos para todos los ciudadanos residentes en Israel.

Ha seguido posteriormente la igualmente docta conferencia del Dr. Adel Abdelmesk, presidente de la asociación de Médicos palestinos operante tanto en Israel como en los territorios de la Autoridad Palestina. En su presentación inicial ha destacado junto a su labor profesional también su implicación directa en los organismos políticos que trabajan para la liberación de los Territorios ocupados. También él ha manifestado su plena amistad con la asamblea hablando de su colaboración en Belén con muchos amigos cristianos y recordando cómo el imam de Belén caminaba, mano a mano, con el sacerdote cristiano.
El ponente ha considerado obligado denunciar la total extrañeza del islam con las atrocidades del presunto califato del ISIS, que causa más víctimas entre los musulmanes que entre los miembros de otras confesiones religiosas. Ha tomado distancia condenando el atentado de París, pero con la misma firmeza ha denunciado que el islam no puede admitir que se ridiculicen tanto a Alá como a su profeta.
También el relator musulmán nos ha ilustrado con la gran variedad de expresiones y confesiones en el interior de la única profesión de fe islámica: diversidad que, desgraciadamente, está a la vista de todos, sobre todo en Oriente Medio, degenera en conflictos sangrientos. La violencia además, ha subrayado el Dr. Adel, no pertenece a la naturaleza del islam sino a interpretaciones erróneas y a situaciones políticas desviadas. Ha sido más difícil para el relator indicarnos la distinción entre religión y política. Se ha podido librar saliéndose por la tangente y pasando a hablar de las cinco columnas que sostienen el mundo islámico: la confesión en un único Dios y la grandeza de su profeta, las cinco citas diarias con la oración, el Ramadán, la limosna y la peregrinación a la Meca (una vez en la vida).
También por parte del Dr. Abdelmesk ha habido plena disponibilidad a colaborar con los cristianos, haciendo profesión de una amistad sincera. Muy oportunamente, fray Marcelo ha confiado la conclusión del encuentro al Padre Custodio el cual, después de estas exposiciones tan sólidas, no podía sino invitarnos a esforzarnos en una acogida cada vez más iluminada y calurosa.
El almuerzo que ha concluido la mañana ha visto en una única mesa a todos los presentes y ha sido un signo elocuente de que es posible no solo vivir codo a codo, sino juntos «de la mano».

P. Giuseppe Gaffurini