El miércoles 4 de mayo, los franciscanos han celebrado las primeras vísperas de la fiesta de la Ascensión en el mismo lugar en el que la tradición conmemora la ascensiónd e Jesús al cielo.
La capilla de la Ascensión se encuentra hoy en la «mezquita de la Ascensión», en la cima del monte de los Olivos. Aunque la propiedad está cerca de una mezquita perteneciente al waqf, es decir propiedad de derecho islámico, el día de la Ascensión los cristianos pueden entrar en ella gratuitamente y rezar en el lugar.
El miércoles por la tarde, los franciscanos, acompañados por los peregrinos y religiosos de distintas comunidades, han recitado las vísperas y cantado en procesión en torno al edículo. El vicario custodial, fray Dobromir Jasztal, ha presidido las celebraciones..
Mientras rezaban en el exterior y la entrada del edículo, algunos frailes estaban bajo la pequeña cúpula donde se encuentra la piedra que, según la tradición, tiene impresas las huellas de los pies de Cristo. Después del rezo de la oración de completas, la mayoría de los frailes han regresado al convento, mientras que algunos se han quedado en el lugar para celebrar las vigilias. Ya caída la noche, se han empezado a celebrar las vigilias. Una pequeña asamblea de frailes y peregrinos esperaban el inicio de la ceremonia, mientras que otros frailes se afanaban en ultimar los preparativos.
El vicario custodial ha celebrado la oración en el edículo, junto a la roca con las huellas, a la luz de las velas. Concluido el oficio de lecturas, los peregrinos y fieles locales de Galilea han ocupado el espacio octogonal, esperando la celebración de la misa por grupos.
Se han preparado altares en distintos sitios, junto a la puerta del santuario, para celebrar las misas, que han estado sucediéndose toda la noche. Presididas por sacerdotes venidos de las parroquias y de distintas comunidades religiosas, la eucaristía se ha celebrado en distintas lenguas. Según la tradición, tras la misa de las 8.00 h en lengua árabe para la parroquia de Jerusalén, los franciscanos han concluido el ciclo de oración a las 9.30 con la eucaristía, presidida por el vicario custodial.
La misa de la Ascensión ha concluido, pero para fray Óscar Mario no ha hecho más que empezar. «Hoy Cristo envía a sus discípulos a la misión para anunciar la Buena Nueva al mundo entero. Son testigos de lo que han visto y escuchado al Maestro. También nosotros compartimos la misión de los discípulos: dar a conocer al Cristo vivo, compartir su gloria y su alegría. ¿Qué enseñanza práctica podemos sacar nosotros? Pues, en dos palabras: el amor y la misericordia. Cristo nos ha liberado y estamos llamados a liberarnos nosotros mismos para poder liberar a los demás».
Para Catalina, una eslovaca que ha venido en peregrinación con su hija, esta ha sido una ocasión para consolidar su fe. «Hay un sentimiento especial en este lugar y por todas partes de Tierra Santa. Intentamos revivir, con nuestra presencia aquí, los sucesos ocurridos en el monte de los Olivos. Cuando regresa a Eslovaquia, con la fe fortalecidad, el recuerdo seguirá vivo en mí: "He estado en Tierra Santa el día de la Ascensión, en la capilla que hay donde Cristo subió al cielo". ¿Qué puede ser más bonito para renovarme en Cristo?».
La capilla de la Ascensión se encuentra hoy en la «mezquita de la Ascensión», en la cima del monte de los Olivos. Aunque la propiedad está cerca de una mezquita perteneciente al waqf, es decir propiedad de derecho islámico, el día de la Ascensión los cristianos pueden entrar en ella gratuitamente y rezar en el lugar.
El miércoles por la tarde, los franciscanos, acompañados por los peregrinos y religiosos de distintas comunidades, han recitado las vísperas y cantado en procesión en torno al edículo. El vicario custodial, fray Dobromir Jasztal, ha presidido las celebraciones..
Mientras rezaban en el exterior y la entrada del edículo, algunos frailes estaban bajo la pequeña cúpula donde se encuentra la piedra que, según la tradición, tiene impresas las huellas de los pies de Cristo. Después del rezo de la oración de completas, la mayoría de los frailes han regresado al convento, mientras que algunos se han quedado en el lugar para celebrar las vigilias. Ya caída la noche, se han empezado a celebrar las vigilias. Una pequeña asamblea de frailes y peregrinos esperaban el inicio de la ceremonia, mientras que otros frailes se afanaban en ultimar los preparativos.
El vicario custodial ha celebrado la oración en el edículo, junto a la roca con las huellas, a la luz de las velas. Concluido el oficio de lecturas, los peregrinos y fieles locales de Galilea han ocupado el espacio octogonal, esperando la celebración de la misa por grupos.
Se han preparado altares en distintos sitios, junto a la puerta del santuario, para celebrar las misas, que han estado sucediéndose toda la noche. Presididas por sacerdotes venidos de las parroquias y de distintas comunidades religiosas, la eucaristía se ha celebrado en distintas lenguas. Según la tradición, tras la misa de las 8.00 h en lengua árabe para la parroquia de Jerusalén, los franciscanos han concluido el ciclo de oración a las 9.30 con la eucaristía, presidida por el vicario custodial.
La misa de la Ascensión ha concluido, pero para fray Óscar Mario no ha hecho más que empezar. «Hoy Cristo envía a sus discípulos a la misión para anunciar la Buena Nueva al mundo entero. Son testigos de lo que han visto y escuchado al Maestro. También nosotros compartimos la misión de los discípulos: dar a conocer al Cristo vivo, compartir su gloria y su alegría. ¿Qué enseñanza práctica podemos sacar nosotros? Pues, en dos palabras: el amor y la misericordia. Cristo nos ha liberado y estamos llamados a liberarnos nosotros mismos para poder liberar a los demás».
Para Catalina, una eslovaca que ha venido en peregrinación con su hija, esta ha sido una ocasión para consolidar su fe. «Hay un sentimiento especial en este lugar y por todas partes de Tierra Santa. Intentamos revivir, con nuestra presencia aquí, los sucesos ocurridos en el monte de los Olivos. Cuando regresa a Eslovaquia, con la fe fortalecidad, el recuerdo seguirá vivo en mí: "He estado en Tierra Santa el día de la Ascensión, en la capilla que hay donde Cristo subió al cielo". ¿Qué puede ser más bonito para renovarme en Cristo?».