Durante todo el año, los responsables de la Formación permanente han organizado distintos encuentros entre los frailes de la Custodia. Hemos querido saber más acerca de su método y fray Marcelo Cichinelli, el moderador, ha respondido a nuestras preguntas.
¿Qué es la Formación permanente?
Se trata de un instrumento que, inspirándose en el sector educativo privado, complementa la organización de la vida franciscana para ayudar a los frailes a realizar plenamente lo que Dios ha querido para ellos, porque la vida religiosa pone ya los tiempos de oración en el centro de la jornada de los frailes. La Formación permanente quiere ser una dinámica suplementaria para mejorar la calidad de las relaciones de los frailes con Dios y el con prójimo.
¿Cómo funciona la Formación permanente?
Se basa en los objetivos definidos en cada Capítulo General de la Orden de los Hermanos Menores a nivel internacional. Después, la Custodia los aplica, a nivel provincial, durante el Capítulo custodial que se celebra cada tres años.
La Formación permanente busca cumplir tales objetivos a través de medidas concretas en las fraternidades de los conventos, que deben escribir un «Proyecto comunitario» aplicándolo directamente. A través de su experiencia, las fraternidades se convierten entonces en fuente de propuestas concretas a estudiar en el siguiente Capítulo custodial. Las decisiones adoptadas proceden, por tanto, de la base. La Formación permanente es un proceso largo, que parte de los frailes, para asegurar la renovación de su misión. Esta no puede ser estática, sino que debe crecer. Se podría decir que el pulso de la Formación permanente ¡late al compás del corazón del hombre que crece!
¿Cuáles son sus líneas de trabajo?
La Formación permanente pretende ayudar a los religiosos franciscanos a crecer en la vida fraterna y progresar en su servicio. Organiza encuentros entre los frailes que comparten una problemática común, y momentos de formación específica, según la misión de cada uno. Los Ejercicios espirituales y los retiros están pensados para alimentar la espiritualidad de los franciscanos en estrecha relación con los objetivos definidos por el Capítulo custodial.
Los frailes se reúnen en grupos: los que llevan menos de diez años de profesión solemne y los que comienzan su vida religiosa, los guardianes y superiores responsables de la animación de la vida comunitaria en sus comunidades, y los frailes ancianos y aquellos procedentes de otras provincias que prestan servicio en la Custodia. Están también los sacristanes, los responsables de los santuarios, los acompañantes espirituales de peregrinaciones, además de aquellos que se ocupan de la administración en algunos ámbitos de la Custodia, así como, finalmente, los directores de las escuelas y los párrocos.
¿Desde cuándo existe la Formación permanente?
Hace doce años la Formación permanente se centraba principalmente en la formación intelectual. Fray Pierbattista Pizzaballa pensó en transformarla para darle un sentido más internacional y para acompañar a los frailes en su camino vocacional. Fui nombrado moderador de la Formación permanente en 2010. El papel del moderador consiste en proyectar una arquitectura estable para este sistema organizativo. Después de cada Capítulo custodial, el moderador prepara una publicación que presenta los objetivos y el programa de encuentros para los tres años siguientes, además de un folleto espiritual para los Capítulos locales. Este último recoge algunas oraciones de la espiritualidad franciscana en conexión con los objetivos del proyecto custodial.
¿Quién forma parte del equipo de la Formación permanente?
El primer formador de una Provincia es el provincial, que en Tierra Santa es el custodio.El primer formador de una fraternidad es el guardián. Después está el moderador de la Formación permanente, que debe actuar y animar a los frailes. Debe concienciarles de que estos instrumentos son fundamentales para su crecimiento. Visitar cada fraternidad, al menos una vez al año, es una de las misiones del moderador. A su vez, cuenta con la ayuda de cinco animadores regionales que promueven el proyecto de Formación permanente en los conventos de su región.
¿Qué es la Formación permanente?
Se trata de un instrumento que, inspirándose en el sector educativo privado, complementa la organización de la vida franciscana para ayudar a los frailes a realizar plenamente lo que Dios ha querido para ellos, porque la vida religiosa pone ya los tiempos de oración en el centro de la jornada de los frailes. La Formación permanente quiere ser una dinámica suplementaria para mejorar la calidad de las relaciones de los frailes con Dios y el con prójimo.
¿Cómo funciona la Formación permanente?
Se basa en los objetivos definidos en cada Capítulo General de la Orden de los Hermanos Menores a nivel internacional. Después, la Custodia los aplica, a nivel provincial, durante el Capítulo custodial que se celebra cada tres años.
La Formación permanente busca cumplir tales objetivos a través de medidas concretas en las fraternidades de los conventos, que deben escribir un «Proyecto comunitario» aplicándolo directamente. A través de su experiencia, las fraternidades se convierten entonces en fuente de propuestas concretas a estudiar en el siguiente Capítulo custodial. Las decisiones adoptadas proceden, por tanto, de la base. La Formación permanente es un proceso largo, que parte de los frailes, para asegurar la renovación de su misión. Esta no puede ser estática, sino que debe crecer. Se podría decir que el pulso de la Formación permanente ¡late al compás del corazón del hombre que crece!
¿Cuáles son sus líneas de trabajo?
La Formación permanente pretende ayudar a los religiosos franciscanos a crecer en la vida fraterna y progresar en su servicio. Organiza encuentros entre los frailes que comparten una problemática común, y momentos de formación específica, según la misión de cada uno. Los Ejercicios espirituales y los retiros están pensados para alimentar la espiritualidad de los franciscanos en estrecha relación con los objetivos definidos por el Capítulo custodial.
Los frailes se reúnen en grupos: los que llevan menos de diez años de profesión solemne y los que comienzan su vida religiosa, los guardianes y superiores responsables de la animación de la vida comunitaria en sus comunidades, y los frailes ancianos y aquellos procedentes de otras provincias que prestan servicio en la Custodia. Están también los sacristanes, los responsables de los santuarios, los acompañantes espirituales de peregrinaciones, además de aquellos que se ocupan de la administración en algunos ámbitos de la Custodia, así como, finalmente, los directores de las escuelas y los párrocos.
¿Desde cuándo existe la Formación permanente?
Hace doce años la Formación permanente se centraba principalmente en la formación intelectual. Fray Pierbattista Pizzaballa pensó en transformarla para darle un sentido más internacional y para acompañar a los frailes en su camino vocacional. Fui nombrado moderador de la Formación permanente en 2010. El papel del moderador consiste en proyectar una arquitectura estable para este sistema organizativo. Después de cada Capítulo custodial, el moderador prepara una publicación que presenta los objetivos y el programa de encuentros para los tres años siguientes, además de un folleto espiritual para los Capítulos locales. Este último recoge algunas oraciones de la espiritualidad franciscana en conexión con los objetivos del proyecto custodial.
¿Quién forma parte del equipo de la Formación permanente?
El primer formador de una Provincia es el provincial, que en Tierra Santa es el custodio.El primer formador de una fraternidad es el guardián. Después está el moderador de la Formación permanente, que debe actuar y animar a los frailes. Debe concienciarles de que estos instrumentos son fundamentales para su crecimiento. Visitar cada fraternidad, al menos una vez al año, es una de las misiones del moderador. A su vez, cuenta con la ayuda de cinco animadores regionales que promueven el proyecto de Formación permanente en los conventos de su región.