El 29 de junio, en Jaffa (Tel Aviv), se celebró la solemnidad del apóstol Pedro en el santuario dedicado a él. Por la tarde tuvo lugar un concierto del Instituto Magnificat, la escuela de música de la Custodia de Tierra Santa. A continuación, la misa solemne presidida por el Custodio, fray Francesco Patton.
En casa de “Simón el curtidor”
La iglesia de Jaffa surge en memoria de la casa de “Simón, el curtidor de pieles”, donde San Pedro se hospedó durante “muchos días”, según cuentan los Hechos de los Apóstoles. Aquí, la tradición bíblico-cristiana sitúa varios episodios del apostolado de Pedro, entre ellos la resurrección de Tabita y la visión del lienzo que descendía del cielo. Desde aquí, Pedro partió hacia Cesárea para bautizar al centurión romano Cornelio, que fue el primero entre los paganos en convertirse con toda su familia.
La celebración
La celebración estuvo animada por varias comunidades de inmigrantes relacionados con esta iglesia: filipinos e hispanos, pero también fieles de lengua hebrea. En sus saludos, el guardián de la comunidad franciscana, fray Eduardo Sánchez, quiso agradecer a las distintas comunidades su presencia, entre ellas la comunidad polaca y la comunidad de lengua árabe de la cercana iglesia de San Antonio, que fue saludada con un caluroso aplauso.
El lienzo y Tabita
En su homilía, el Custodio se centró en las dos imágenes principales de San Pedro presentes en la iglesia de Jaffa: la visión del lienzo (retablo) y la resurrección de Tabita (en la primera capilla de la izquierda). “El evangelio de Jesús no es para unos pocos, sino para toda la humanidad. Este – añadió el Custodio – es el mensaje de paz que nos llega desde la Iglesia. Dios no quiere que los pueblos se odien, se rechacen y se peleen, sino que quiere que se reconcilien y se conviertan en uno”. La resurrección de Tabita muestra que “a través de Pedro, de los discípulos, y de la Iglesia, es Jesús quien sigue obrando en la historia y llevando a nuestra vida los efectos benéficos de su resurrección”.
Herederos de Pedro
El Custodio se dirigió luego a los fieles presentes, “herederos de la comunidad que acogió al apóstol Pedro, su predicación y el don que Dios nos hizo a través de él. Recordad – les dijo – que estáis llamados a continuar la misión de Pedro, que es una misión de apertura: una apertura que lleva a no permanecer prisioneros de nuestros orígenes étnicos y de nuestros hábitos y costumbres, que nos lleva a valorar la libertad que Jesucristo nos ha regalado; una apertura a la vida porque Jesús resucitado sigue manteniendo viva en nosotros la esperanza de la resurrección”.
Marinella Bandini
