El mes de mayo, que la tradición católica dedica de manera especial a la Madre de Jesús, comenzó en Jerusalén con una celebración en la iglesia de San Salvador. Los fieles locales se reunieron para la misa y rezar el rosario. En la nave de la izquierda se ha instalado un altar dedicado a la Virgen María.
A Jesús a través de María
“Hoy empezamos el mes mariano poniendo delante del Señor todas nuestras dificultades y los retos que debemos afrontar, a través de la Virgen, para que nos ayude a superarlos”: así explicaba el párroco, fray Amjad Sabbara, el espíritu con el que la parroquia quiere vivir de manera especial este mes. Cada día, después de la misa de las 17:30 (el sábado a las 17:00), se rezará el rosario. El domingo, en cambio, será antes de la misa de las 11:00.
Este año, al final del rosario, fray Amjad y fray Ayman, el vicepárroco, proponen breves catequesis sobre los sacramentos: “Hemos pensado realizar una profundización sobre el Catecismo de la Iglesia católica y sobre los sacramentos. Queremos que las personas puedan redescubrir el sentido y el valor de los sacramentos y que estos se conviertan en parte integrante de su identidad como cristianos de Tierra Santa”.
Acto de consagración
Antes de la misa, las familias que lo quisieran pudieron acompañar a sus hijas a un acto de consagración a la Virgen. Es tradición que las niñas que se encomiendan a María al inicio del mes de mayo lleven un vestido blanco y un velo azul en todas las celebraciones del mes mariano.
Este año, dos niñas, Tia y Perla, fueron encomendadas de forma especial a la protección de la Virgen. “Decidimos traer a nuestra hija y confiarla a la Virgen porque queremos que María la proteja siempre durante toda su vida y sostenga su fe”, explica la madre de Perla. “Mi marido y yo estamos seguros de que todo lo que le pedimos a la Virgen, ella nos lo dará”.
Marinella Bandini
