La fiesta de San Juan celebrada en Ein Karem

La fiesta de San Juan celebrada en Ein Karem

“Dios mantiene sus promesas de misericordia”

Con las primeras vísperas del 23 de junio, se abrió en el santuario de San Juan del Desierto la solemnidad de la Natividad de San Juan Bautista, celebrada cada año en los lugares de la vida del santo, a pocos kilómetros de Jerusalén.

Tercero de los santuarios de Ein Karem, después del de la Visitación y el del nacimiento de Juan Bautista, en el yermo de San Juan en el Desierto se recuerda el lugar de la infancia del Bautista y los años en que se preparó para el ministerio público, como narra el pasaje del evangelista Lucas: “el niño crecía y se fortalecía en el espíritu, y vivía en lugares desiertos hasta los días de su manifestación a Israel” (Lc 1, 80).

La figura del Bautista está estrechamente asociada al desierto, lugar de vida ascética y, a la luz de la historia de Israel, lugar donde se encuentra la gracia de Dios: el nombre árabe de este santo monasterio es Dir el-Habis, que significa “monasterio del eremita”. La iglesia y el convento, diseñados por el arquitecto Antonio Barluzzi, fueron inaugurados en 1922.

Aquí, los frailes de la Custodia junto con religiosos y algunos fieles locales, rezaron las primeras vísperas presididas por el vicario custodial, fray Ibrahim Faltas, y se dirigieron en procesión a la gruta donde, según la tradición, vivió San Juan.

La misa solemne en el santuario de San Juan en la Montaña

Al día siguiente se celebró la santa misa en el santuario de San Juan en la Montaña, en Ein Karem, lugar donde se recuerda el nacimiento del Bautista. La iglesia data del siglo XII y se alza en un área donde se encuentran restos de época bizantina y una capilla pavimentada en mosaico que dan testimonio de una larga tradición de culto.

La celebración fue presidida por el Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton

Celebrar la fiesta del nacimiento de San Juan Bautista – dijo el padre Custodio, fray Francesco Patton en su homilía – significa celebrar lo que Dios hace en nuestra historia, provocando la colaboración de personas concretas, que con sus capacidades y sus límites se ponen al servicio del plan de salvación de Dios para la humanidad».

Dios mantiene sus promesas de misericordia

El Custodio quiso ofrecer una profunda reflexión sobre las tres figuras de Zacarías, Isabel y Juan, que «enseñan a recordar siempre que Dios mantiene sus promesas de misericordia». «En el silencio de Zacarías – subrayó fray Patton – está su capacidad de confiar en Dios y de reconocer lo que realiza a través de él, mientras que Isabel nos enseña el valor de esconderse que es exactamente lo opuesto a la cultura social en la que estamos inmersos. Con su nacimiento, Juan nos recuerda que la vida es don recibido y que hay que devolver, que la vocación es don recibido y que hay que hacer fructificar, que nosotros somos don en la medida en que nos entregamos».

Al final de la celebración, se llevó a cabo la tradicional procesión hacia la gruta en la que se recuerda el nacimiento de Juan Bautista, y allí mismo se leyó el evangelio de Lucas. La liturgia concluyó con la bendición solemne.