La pastoral de los franciscanos para migrantes y estudiantes en Chipre Norte | Custodia Terrae Sanctae

La pastoral de los franciscanos para migrantes y estudiantes en Chipre Norte

The visit of the Custos of the Holy Land Fr. Francesco Patton to the reception centre of Pournara, December 2021
The visit of the Custos of the Holy Land Fr. Francesco Patton to the reception centre of Pournara, December 2021

Frente a la iglesia latina de Nicosia, un imponente muro, coronado de alambre de espinos, bloquea el paso: es solo uno de los lugares donde se ve la escisión de Nicosia, la última capital europea dividida. Precisamente allí, los franciscanos de la Custodia de Tierra Santa, presentes desde hace ocho siglos, trabajan en la parroquia latina con entrega incansable en la pastoral de los cristianos.

Casi cincuenta años después de la ocupación turca de la parte norte del país, Chipre sigue siendo una nación fragmentada, que debe lidiar con el aumento de los flujos migratorios y con una población variada en cuanto a orígenes e identidades. Entre los católicos hay 3000 maronitas y 26000 latinos, de los que solo 2500 son locales. Todos los demás son migrantes por trabajo o estudios, refugiados o solicitantes de asilo en busca de una vida más digna.

“Los encontramos todos los días fuera de nuestra iglesia – explica fray Andrew Arhin, párroco de la iglesia latina de Nicosia –. Vienen de lejos: Congo, Camerún, Nigeria, pero también de Oriente Medio y del sureste asiático. Algunos llegan con un contrato de trabajo regular pero, cuando vence, no abandonan el país.  Permanecen ilegalmente o piden el estatus de refugiados. Otros, en cambio, cruzan la frontera desde el norte de Chipre, cuando ven que allí la vida no es cómo les habían contado e intentan pedir asilo en Chipre sur”.

Con la intención de integrar en la comunidad católica a los cristianos procedentes de los países más diversos, en Nicosia se celebran misas en muchos idiomas: inglés y también, en rotación, español, francés, polaco, tagalo, cingalés y griego.

Los solicitantes de asilo de Pournara

Coincidiendo con la visita del Papa a Chipre del pasado diciembre, también los franciscanos de Nicosia quisieron acercarse a otra comunidad sedienta de la palabra de Dios, que era como un pequeño rebaño sin pastor: los solicitantes de asilo del campo de primera acogida de Pournara, al oeste de Nicosia.  Fray Andrew inauguró la costumbre de ir cada sábado a celebrar misa en la capilla del campo, originalmente greco-ortodoxa, dirigida por un pastor protestante. El objetivo es ofrecer consuelo espiritual a los muchos refugiados que han dejado su tierra para huir de las guerras, la violencia y la pobreza.

Cuando rezan, en sus ojos cerrados se puede leer el abandono a Dios y en sus manos unidas la fuerza de su súplica al Todopoderoso. La capilla – una sencilla habitación de paredes deslucidas – aunque carece de todo ornamento es un precioso lugar de recuperación para los que piden asilo, que han sufrido mental y físicamente. También el Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton, visitó el campo de refugiados de Pornuara durante su estancia en la isla el pasado mes de diciembre, con motivo de la visita del papa Francisco.

Me siento cercano a ellos, porque siento su dolor. Les falta la dignidad humana – continúa fray Andrew – Yo soy de Ghana, pero desde 1993 trabajo en la Custodia de Tierra Santa. Estoy en Chipre desde 2004 y he ocupado varios cargos.  Aquí queremos hacer realidad el mensaje de la encíclica del papa Francisco Fratelli Tutti.  Jesús también fue migrante en Egipto y todos los migrantes necesitan una palabra, necesitan a Jesús: solo Él puede cambiar su situación. Oramos para que cambie esta situación y que los migrantes no se sientan abandonados, sino todos igualmente hijos de Dios”.
 

Los estudiantes de Chipre Norte

Los franciscanos de Nicosia también atienden a los fieles latinos que se encuentran en otras poblaciones: Famagusta, Kyrenia y Lefkosa, actualmente en territorio de la parte turca de Chipre Norte. Aunque no disponen de permiso de las autoridades locales para residir allí, los frailes van todas las semanas a Famagusta, Kyrenia y Lefkosa para celebrar la misa con los jóvenes fieles.  La comunidad de los latinos, de hecho, en su mayoría está compuesta por estudiantes procedentes de distintas naciones africanas. Para ellos es más fácil obtener un visado para establecerse en Chipre Norte, que no se considera parte de Europa y que se centra mucho en el sector universitario, con sus nueve universidades y las localidades construidas a medida para los estudiantes.  El suyo es un testimonio vivo de la sencillez del mensaje evangélico, que para ser acogido solo necesita un corazón sincero y un pastor que lo cuide. La generosidad de corazón y la búsqueda de Dios llevan a los jóvenes estudiantes de Chipre Norte a implicarse mucho en sus comunidades: en el coro, en los cantos con instrumentos durante las misas, en el encuentro con los demás.

La misa se celebra en algunas capillas “prestadas” por las restantes confesiones cristianas o en salas de hoteles pero, a pesar de la precariedad de los lugares de culto, los frailes franciscanos son constantes en su cuidado pastoral. De ello se encarga personalmente también fray Jerzy Kraj, vicario del Custodio de Tierra Santa en Chipre y vicario del Patriarca Latino en Chipre. Cada semana, fray Jerzy sale de la parroquia de Nicosia, cruza el puesto de control con la parte turca y, después de conducir durante kilómetros, llega a las pequeñas comunidades de cristianos, ávidas de Dios. En la iglesia, cada uno es llamado por su nombre.

 

Beatrice Guarrera