Los frailes de la Custodia en la JMJ en Lisboa

Los frailes de la Custodia en la JMJ en Lisboa

Hace unos días terminó la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa, Portugal que, del 1 al 6 de agosto de 2023, contó también con la participación de un nutrido grupo de frailes de la Custodia de Tierra Santa que apoyaron con su presencia y su trabajo este gran evento que se repite desde hace ya 37 años.

De hecho, la JMJ fue establecida por el papa Juan Pablo II en 1985 y siempre ha destacado como un momento de encuentro entre millones de jóvenes católicos que se reúnen desde todo el mundo para compartir su fe y la belleza del encuentro con Cristo: este año, en Lisboa, asistieron más de un millón y medio de personas.

Fueron varias las funciones de los frailes comprometidos con su misión en Portugal. Los jóvenes de Jerusalén, Belén, Ramala y Jenin estuvieron acompañados por fray George Hadad y fray Sandro Tomašević, mientras que los de la Jufra (juventud franciscana) de Nazaret, con algunas parroquias del patriarcado de la región de Galilea, fueron encabezados por fr. Paulo Francisco Paulista. Fr. Johnny Jallouf, junto con fray Theodorus, párroco de Nicosia, y fray Bruno Varriano, que dirigieron el grupo de Chipre, mientras que fray Apollinare Swed lo hizo con el de lengua hebrea. Fray Mark Vertido y fr. Angelito di Giaffa estaban entre los voluntarios internacionales para la sostenibilidad de los actos. Finalmente, fray John Luke Gregory y fray Carlo Molina asistieron en calidad de animadores de la Comisión JPIC: Justicia, Paz e Integridad de la Creación.

“María se levantó y se puso en camino deprisa”

El lema de esta JMJ era “María se levantó y se puso en camino deprisa(Lc 1, 39), pasaje evangélico de Lucas que identifica la que el papa Francisco llama la cultura del encuentro. María “se levanta” y va “deprisa” a los montes de Judá para reunirse con Isabel. Movimiento físico, pero también movimiento impulsado por la fe: como el movimiento de salida de tantos jóvenes que fueron a Portugal desde Palestina. «Para nuestros jóvenes era muy importante salir de este país – subraya fray George Haddadcuyas difíciles circunstancias conocemos bien, y poder conocer otra realidad, encontrar nuevos grupos que comparten la misma fe. Las catequesis que seguimos en árabe nos reunieron desde todo Oriente Medio, Jordania, Líbano, Siria, Irak y Egipto, y fue un momento realmente enriquecedor para todos nosotros».

Los testimonios

«Esta era la primera vez que los jóvenes de Chipre, como iglesia latina, participaban en la JMJ – explica fray Johnny Jallouf –. Y cada visita a los santos lugares, en esta semana llena de acontecimientos, fue una oportunidad para renovar nuestra fe, como cuando tuvimos la gracia de poder entrar en el santuario de San Antonio de Padua, patrón de la Custodia pero también patrón de esta JMJ.  El santuario conserva precisamente el lugar donde nació el santo y a él hemos encomendado a todos estos jóvenes, para que los ayude a descubrir su relación con el Señor y la belleza de la fe, sin perder la esperanza por el futuro».

«El momento más conmovedor de esta experiencia fue la adoración eucarística en el Campo de la Gracia – dice fray Sandro Tomašević – cuando toda la multitud (¡éramos más de un millón!) permaneció en silencio, unidos en la misma oración de adoración: el silencio era impresionante, fue una sensación muy emocionante. Creo que nuestros jóvenes han experimentado de primera mano lo que significa encontrar la unidad en la diversidad: Cristo está realmente presente en la vida de todos los jóvenes de todos los países del mundo».

«Al principio, nada más salir, los jóvenes no parecían preparados para afrontar este tipo de viaje – admite fray Paulo Francisco Paulista – Pero en Fátima se produjo el primer cambio: allí se sintieron abrazados por la Virgen, rezaron el rosario, participaron en la misa.  La experiencia de Fátima les ayudó a entrar en el espíritu adecuado. Y luego, en Lisboa, tuvimos la suerte de pasar dos noches cerca de la Ciudad de la Alegría, el “Parque del Perdón”, donde se habían instalado 150 confesionarios realizados por presos: aquí nuestros muchachos experimentaron la misericordia de Dios».

«El momento del perdón conmovió a muchos jóvenes que no se confesaban desde hacía años – afirma fray Johnny Jallouf –, y que pudieron renovar su propósito de ser jóvenes cristianos activos y trasmisores de la alegría y la paz del Señor. Muchos de ellos también subrayaron el espíritu de fraternidad y de sacrificio con que afrontaron el esfuerzo, especialmente en algún momento en que hubo que caminar mucho para llegar a los diferentes sitios donde se celebraron los actos». «Los sitios a veces estaban lejos, confiesa fray Paulo, pero fue una gracia porque esto nos sumergió aún más en la dimensión de la peregrinación a pie, dándonos la posibilidad de llegar al destino cansados pero felices, porque en el camino pudimos experimentar la solidaridad, el apoyo y la hermandad».

Silvia Giuliano