Los franciscanos celebran la fiesta del Corpus Christi en el Monte Sion, en el “Cenacolino”

Los franciscanos celebran la fiesta del Corpus Christi en el Monte Sion, en el “Cenacolino”

La tarde del domingo 2 de junio, los franciscanos celebraron la solemnidad del Corpus Christi en el convento de San Francisco Ad Coenaculum, en el Monte Sion, cerca del lugar donde el mismo Señor, durante la cena de Pascua con los apóstoles, instituyó la Eucaristía.

La celebración estuvo presidida por el Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton.

Cerca del Cenáculo

Desde este pequeño terreno al Cenáculo no hay más que unos cuantos metros, y es precisamente la extrema proximidad al lugar donde se celebró la Última Cena lo que hace tan especial la misa en el convento franciscano del “Cenacolino”, que cierra la fiesta del Corpus Christi en Jerusalén.

La Custodia de Tierra Santa construyó su sede principal en el Cenáculo, en el momento de su fundación, en 1333. El título oficial del Custodio de Tierra Santa, de hecho, sigue siendo en la actualidad “Guardián del Monte Sion y del Santo Sepulcro”, debido a la gran importancia de ambos lugares.

La historia del Cenacolino

Los frailes menores vivieron en el convento del Cenáculo en el Monte Sion del siglo XIV al XVI, cuando fueron expulsados por los otomanos. Sin embargo, para mantener su presencia en el Monte Sion, en 1936 decidieron vivir en una casa no muy lejos del Cenáculo, que se convirtió en el convento de San Francisco Ad Coenaculum (llamado Cenacolino).

El 12 de octubre de 2014 se inauguró la restauración del convento de San Francisco con la creación de una capilla dedicada al Espíritu Santo y el nuevo jardín para disfrute de los peregrinos.

Las luminosas vidrieras de la iglesia se inspiran en diversas escenas evangélicas: el lavatorio de los pies, la aparición a los discípulos, María y los apóstoles, Pentecostés y el discurso de Pedro. La vidriera de la portada que da al jardín ilustra el Bautismo, mientras que la que da al convento representa la Eucaristía.

Sin comunidad no hay Eucaristía

«Las lecturas de este año – dijo el Custodio en su homilía (aquí el texto completo), nos permiten establecer una serie de conexiones que pueden enriquecer nuestra participación en la Eucaristía semanal. La insistencia sobre el tema de la alianza expresa su valor comunitario: sin comunidad no hay Eucaristía, sin Eucaristía no construimos comunidad».

Otro tema en el que se centró fray Patton fue la importancia de la dimensión familiar dentro de la celebración eucarística en la Iglesia: «Nuestras celebraciones eucarísticas no tienen como modelo el sacrificio del Templo, sino la última cena, que ya anticipaba el sacrificio en la cruz, pero con toda la riqueza de la humanidad, familiaridad y contacto personal que solo se puede conseguir en torno a una mesa. Francisco de Asís, ante el misterio eucarístico, se regocija de alegría y nos invita a alegrarnos y adorar el misterio de la humildad de Dios que se manifiesta de manera sublime en la Eucaristía. Aprendamos también nosotros a vivir eucarísticamente, es decir, a hacer de nuestra vida un canto de acción de gracias y de nuestra persona un don a Dios y a nuestros hermanos».

Tras la celebración, la procesión con el Santísimo Sacramento rrecorrió los lugares más significativos del Cenacolino. Finalmente, un refrigerio permitió a todos los asistentes disfrutar de la belleza del jardín.

Silvia Giuliano