Lunes de Pascua en Emaús El-Qubeibeh: el Señor camina junto a nosotros

Lunes de Pascua en Emaús El-Qubeibeh: el Señor camina junto a nosotros

Tras las solemnes celebraciones pascuales en la ciudad de Jerusalén, el 10 de abril, Lunes del Ángel, la liturgia del día se trasladó a Emaús El-Qubeibeh: aquí, los franciscanos de la Custodia, encabezados por el Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton, recordaron el episodio evangélico conocido como “los discípulos de Emaús”.

La tradición los ha identificado como Cleofás y Simeón, dos discípulos que se dirigían hacia una aldea llamada Emaús: tristes y decepcionados por los acontecimientos de la crucifixión y muerte de su Maestro, en su camino se encuentran, sin reconocerlo, con Jesús, que les explica las Escrituras y al que reconocen en el gesto de partir el pan. Hoy, numerosos fieles, peregrinos y feligreses de San Salvador de Jerusalén y otros lugares cercanos siguieron sus pasos para contemplar este pasaje en el lugar donde se conmemora.

En efecto, en El-Qubeibeh se encuentra el santuario franciscano de la basílica de la Manifestación de Nuestro Señor Jesucristo. En realidad, existen al menos tres localidades que reivindican la posición exacta de esta aldea. El-Qubeibeh es el lugar más reciente al que se le reconoce el título de “Emaús”, ya que coincide con las coordenadas que aparecen en el evangelio de Lucas (24, 13-35), que especifica el nombre y la distancia a Jerusalén (60 estadios, unidad de medida de longitud para los romanos, que corresponde a unos 11 km). En el siglo XIV los franciscanos se establecieron aquí, favorecidos también por la persistencia de las tradiciones populares y por la particular situación topográfica del pueblo, ubicado en uno de los caminos que subían a Jerusalén.

La fiesta de hoy se dividió en dos momentos: la celebración eucarística por la mañana y las vísperas y adoración después de comer.

El padre Custodio, fray Francesco Patton, presidió la misa, en la que la homilía fue pronunciada por fray Amjad Sabbara, párroco de la comunidad de San Salvador en Jerusalén. Al final de la celebración, siguiendo la tradición, se bendijeron unos panecillos que después se ofrecieron a todos los asistentes, un símbolo que remite al pasaje evangélico y recuerda la presencia de Jesús.

«Nos encontramos hoy aquí, en Emaús, para pedir al Señor la gracia de saber escuchar las escrituras y reconocer al Señor que camina junto a nosotros, que quizá es lo más difícil – subrayó fray Francesco Patton al final de la celebración –, porque también nosotros, como los discípulos de Emaús, con frecuencia pensamos que está muy lejos, muerto. Pero en realidad, cuando logramos escuchar de manera auténtica su palabra, entonces reconocemos que él está a nuestro lado, ayudándonos también a comprender el sentido de ciertas cosas que nos suceden y a hacer una lectura pascual de nuestra vida».

Fray Arturo Vasatura, superior local de la comunidad franciscana de El-Qubeibeh, quiso dirigir un caluroso saludo a todos los presentes, recordando que Emaús es un lugar especial, donde Cleofás y Simeón experimentaron a un Dios realmente cercano y real. Además, fray Vasaturo dio las gracias a las hermanas misioneras de la Evangelización, que se encargaron de gestionar la acogida de los numerosos fieles, y a los amigos de la comunidad musulmana local, con los que los franciscanos conviven bajo el signo de la amistad y del respeto mutuo.

A continuación, el Custodio de Tierra Santa se reunió e intercambió saludos con el alcalde de Emaús y otras autoridades civiles locales, así como con los jefes de las fuerzas policiales de las Autoridades Palestinas. Como es habitual el lunes de Pascua en Emaús, los frailes compartieron el almuerzo con los fieles en los locales de la parroquia.

La celebración de las vísperas cantadas, a primera hora de la tarde, concluyó la jornada festiva, que se desarrolló en un ambiente de gran cordialidad y alegría.

Silvia Giuliano