Noche de Navidad 2007 en Belén | Custodia Terrae Sanctae

Noche de Navidad 2007 en Belén

Lunes 24 de diciembre, la noche cae sobre Belén sin lograr que la muchedumbre que lo invade se disperse. Peregrinos y turistas se apresuran; unos para visitar la Basílica; otros para llegar a su hotel.
Los habitantes de Belén saben que el Presidente de la Autoridad Palestina va a pasar por aquí de camino a la cena con ocasión de la tradicional invitación de los Franciscanos que forma parte del protocolo. Desde el pasado año, la cena no tiene lugar en el refectorio del convento sino en el comedor de Casa Nova por su mayor amplitud.

Es un encuentro sencillo: en la mesa central Su Beatitud, el patriarca Michel Sabbah, su coadjutor Mons. Fouad Twad, Mons. Kamal Bathish, obispo auxiliar, Mons. Antonio Franco, Nuncio Apostólico, junto al padre Guardián del convento. Para hacer los honores de la casa, el Vicario Custodial, fray Artemio Vítores ofm, presenta al ilustre huésped, en su mensaje de bienvenida, los mejores deseos de parte de los franciscanos, y en especial de parte del Padre Custodio, que este año celebra la Navidad en la basílica de la Anunciación de Nazaret.

El discurso es breve y recuerda el común empeño en favor de los pobres que viven en esta ciudad, tan importante para la fe cristiana. Agradeciendo al Presidente su presencia, el Padre Artemio le renueva los votos por el trabajoso camino hacia la paz por las vías del diálogo y de la verdad. El Hermano Ibrahim Faltas ofm, encargado de las relaciones con las autoridades palestinas e israelís, traduce al árabe las palabras del Vicario Custodial en atención a las personas del numeroso séquito presidencial, entre las que se encuentra el Primer Ministro, Salam Fayyad. No dura mucho tiempo la cena. En cuanto las autoridades religiosas y el Presidente Abu Maazen seguidos de sus invitados abandonan el lugar, los hermanos van, a ocupar, cada uno, su puesto de servicio.

La iglesia de Santa Catalina ya ha sido adecuada: los bancos dispuestos de manera que delimitan el lugar para los Cónsules en uno de los lados y, al otro, para los representantes de las Autoridades palestina; cerca del altar todos ello.
Poco después de las nueve, comienzan a entrar los primeros peregrinos, mostrando su ticket de entrada. La muchedumbre presiona a la puerta del convento, pero es necesario hacerles comprender que el espacio del templo es limitado y no hay lugar para todo el mundo. Casi ningún habitante de Belén asiste a esta Misa. Su momento será la Misa de mañana: unas familias apretadas junto a las otras, participarán emotivamente. Nada logrará distraerles. Es su Navidad: los niños vestidos de rojo, como tantos otros papa Noel esperarán la vez para poder saludar uno a uno al Patriarca, que estará a su total disposición. Todos, pequeños y mayores irán a besar la imagen del Niño Jesús, el Niño de Belén.

La gente va entrando poco a poco: hay tres puestos para que los peregrinos muestren su entrada. Entran también más de 150 sacerdotes, tantos como caben en el coro que ha sido dispuesto para esta ocasión. Los jóvenes hermanos les ayudan a revestirse y les invitan a ir ocupando los puestos. Hay tiempo suficiente pues hay que esperar a medianoche.

En un país que no se prepara para la Navidad más que en este rincón de Belén, separado por un muro, estas dos horas de espera son un Adviento de verdad. El bullicioso parloteo cesa de pronto, cuando un hermano se acerca al ambón: lecturas y cantos ambientan los últimos momentos previos a la Misa. En estos momentos la asamblea, un mar de cabezas, está atenta a las lecturas o canta. Es una experiencia que solamente es posible vivirla en este lugar. Esto es Belén; esta noche aquí, en el corazón de esta sufriente población, habitada por una minoría cristiana, cristianos del mundo entero se han dado cita para inclinarse ante este Niño.

La emoción se palpa. Ni la entrada de la Coral del Magníficat (el Instituto musical de la Custodia de Tierra Santa) rompe este sereno silencio. Este año forman un coro muy numeroso. Se instalan en torno al órgano y la gente espera. Centra su atención en este gran orfeón vestido de azul delante del cual se han colocado un gran número de niños vestidos de blanco. Esta coral está compuesta como el Magníficat: cristianos, musulmanes y judíos reunidos. Entre los alumnos y los profesores, de diversas procedencias, lo único que cuenta es la belleza y la música. Esta noche, aquí en Belén, interpretan, por primera vez la Misa “Yasmeen” que el Padre Armando Pierucci ha dedicado al santo Padre Benedicto XVI.

Con solemnes vestiduras, los celebrantes salen de la sacristía en procesión: la Cruz y e Evangeliario alzado avanzan precedidos del incensario. Comienza el oficio de lecturas. La asamblea lleva esperando de pie casi dos horas y se percibe la alegría del final de la espera. Es el agradecimiento a Dios por haberse hecho Niño. A las primeras notas del Gloria, se retirado el velo que cubre la imagen del Niño: el canto coral del Gloria nos hace soñar en aquel primer Gloria entonado por los Ángeles.

Las voces del coro entonan los corazones invitando a toda la asamblea a compartir el canto. ¿Cuánto durará la Misa de Medianoche en Belén? No se perciben signos de impaciencia y la atención se centra ahora en la procesión de los sacerdotes que acompañan al Patriarca llevando la imagen del Niño hasta la Gruta de la Natividad para colocarla encima del pesebre. Aquí quedará hasta el día de la Epifanía, acostado en una cuna, sobre un paño de seda que, como lo exige la tradición, el Patriarca ha encargado pintar a la Comunidad religiosa de Beit Jemal.
Cuando la procesión regresa, los peregrinos han, casi, abandonado el templo y la última estrofa del Te Deum da paso a la Bendición final. Han sido dos horas: es Navidad en Belén.

La celebración de la Eucaristía se sucederá sin interrupción en el altar del Pesebre y el las capillas bajo la Basílica hasta la tarde del 25. La primera, al poco de la medianoche, la celebra el párroco, hermano Samuel F. Fahim ofm. La atención está al cargo de los hermanos más jóvenes de la Custodia. Se aprovecha el tiempo, aun interrumpiendo un poco la quietud, para volver los bancos a su sitio y es que, aquí, en la iglesia de Santa Catalina, desde primeras horas de la mañana comenzarán las Misas para los numerosos grupos.
En el Campo de los Pastores, en la Gruta de la Leche, en todos los lugares en los que hay un altar, esta noche en Belén los creyentes de diversas procedencias formarán asamblea para dar gracias a Dios por la eterna novedad que nos ofrece en Belén.

I.B.