Peregrinación a la Flagelación: el Amor del esposo | Custodia Terrae Sanctae

Peregrinación a la Flagelación: el Amor del esposo

Al anochecer del miércoles 17 de marzo, en Jerusalén, tuvo lugar la peregrinación semanal de Cuaresma. El tercer lugar designado para recordar la pasión de Jesús fue el santuario franciscano de la Flagelación, situado al comienzo de la Vía Dolorosa.

La iglesia se alza en el espacio que ocupaba la fortaleza Antonia, adquirido por los franciscanos en 1838.  Más tarde, gracias a la generosidad de Maximiliano de Baviera, fue posible volver a abrir la iglesia al culto.

Será el arquitecto italiano Antonio Barluzzi, que diseñó varios santuarios y es muy reconocido en Tierra Santa, quien se encargará, de 1927 a 1929, de la reconstrucción de la iglesia sobre las ruinas cruzadas abandonadas. De esta pequeña iglesia, que forma parte del complejo del santuario de la Flagelación, llama la atención el mosaico dorado que domina el ábside, en el que está representada la corona de espinas de Jesús, rodeada de vidrieras que muestran el juicio de Pilato, la flagelación de Jesús y la liberación de Barrabás.

Dentro del mismo complejo se encuentra también el convento franciscano y, desde 1923, el Studium Biblicum Franciscanum, Facultad de Ciencias Bíblicas y Arqueología bíblico-cristiana, con su biblioteca y el Terra Sancta Museum, donde se exponen hallazgos arqueológicos desde la época bíblica hasta los orígenes del cristianismo.

Participaron en la celebración muchos religiosos y religiosas, que acudieron con motivo de la peregrinación.  Presidió la celebración fray AlessandroConiglio, secretario del StudiumBiblicumFranciscanum, mientras que la homilía fue pronunciada por el padre LukaszPopko, dominico y profesor en la ÉcoleBiblique et ArchéologiqueFrançaise de Jerusalén. Se leyó el pasaje del Evangelio de la flagelación (Jn18,38-19,5).

“Creemos que esta escena representa la verdadera naturaleza de Jesús” dijo el padre Popko en su comentario al evangelio. “Esta imagen, me recuerda el icono que hay bajo el altar greco-ortodoxo del Calvario. Jesús vestido de púrpura, con la corona de espinas y un letrero en griego que significa “el esposo””. El padre Lukasz continuó explicando la unión esponsal en la figura de Jesús diciendo que es precisamente a través de la pasión, primero, y de la cruz después, como Cristo se convierte en esposo de su pueblo. “Este icono del esposo” comentó el dominico, “invita a cada uno de nosotros a pensar en la naturaleza de nuestros amores. Es muy fácil decir “amo” o “hago esto por amor” y también es muy peligroso, porque muchas vecesse envuelve todo con la excusa del amor: por amor a la familia nos hacemos mafiosos, por amor al pueblo nos hacemos fascistas, por amor a Dios matamos a otros, por amor a la Iglesia se producen abusos; con el amor podemos encubrir muchas cosas. Siempre pienso en este icono de Jesús, lo comparo con mi amor y me pregunto: ¿es también libre, fiel y lleno de dignidad como el del icono?

El padre Popko concluyó subrayando que el amor de Jesús es un amor que pasa por el sufrimiento y la cruz, que demuestra la existencia de una fidelidad que no rompe la vida, sino que la transforma. “Hagamos, por tanto, un pequeño examen de conciencia sobre nuestros amores”, terminó el religioso, “y contemplemos el amor de Dios en la figura de Jesús Rey, examinando nuestra dignidad y la perspectiva de nuestros amores”.

 

Giovanni Malaspina