El 22 de julio la comunidad franciscana de la Custodia de Tierra Santa tuvo el privilegio de celebrar la fiesta de María Magdalena precisamente en el lugar de su ciudad de origen, en el santuario franciscano de Magdala, en la orilla occidental del lago Tiberiades. Una memoria litúrgica que el papa Francisco quiso hacer más solemne mediante un decreto del 3 de junio de 2016, elevándola al mismo nivel que las fiestas que conmemoran a los apóstoles.
María de Magdala, a quien el gran teólogo y filósofo Santo Tomás de Aquino define como “Apóstola de los apóstoles”, es una de las mujeres que siguió a Jesús. «Pertenece al grupo de mujeres que siguieron a Jesús hasta Galilea – subraya en su homilía fray Francesco Patton, que presidió la solemne celebración –. Magdalena siguió a Jesús hasta Jerusalén y el Calvario, y mientras los discípulos se dejaron arrastrar por el miedo y huyeron, Magdalena se quedó allí, bajo la cruz, fiel a su Maestro, fiel a su Señor».
Pero, sobre todo, es ella, la Magdalena, la primera en encontrar al Resucitado frente al sepulcro vacío, convirtiéndose en el primer testigo de la victoria de Jesús sobre la muerte. «El encuentro con el Resucitado nos trasforma en testigos: es algo tan bello y tan grande que, por un lado, querríamos egoístamente, como la Magdalena, poder retener a Jesús por temor a perderlo, por otro es el mismo Jesús quien nos libera de nuestro deseo humano de poseer y nos dice: “No me retengáis, id con mis hermanos”. Nuestra existencia se transforma completamente por la Pascua cuando somos capaces de dar testimonio de nuestra experiencia personal de encuentro con el Señor, es decir, con Jesús resucitado, y de hacerlo con las palabras más sencillas».
El área arqueológica franciscana de Magdala
El epíteto de María Magdalena o Madalena deriva de su ciudad natal, Magdala, floreciente ciudad pesquera y comercial a orillas del lago de Galilea. Fue en 1889 cuando la Custodia de Tierra Santa decidió comprar aquí un terreno susceptible de contener los antiguos restos de la que se creía que era la casa de la discípula.
«Las excavaciones que se han realizado desde los años 70 hasta hoy – explica fray Tymoteusz Marszalek, superior de la comunidad y responsable del sitio arqueológico de la ciudad de María Magdalena – sacaron a la luz toda el área portuaria que hace de Magdala el ejemplo más completo de puerto antiguo hasta la fecha identificado a orillas del lago de Galilea, con importantes restos arqueológicos (el cuadripórtico de un gymnasium, los amarres para las barcas) que dan testimonio de la riqueza de esta ciudad. También surgió un gran monasterio bizantino datado en el siglo V, con mosaicos extraordinarios, donde probablemente residía la comunidad responsable del santuario dedicado a María Magdalena».
«Con la celebración de hoy este lugar vuelve por fin a ser un lugar santo, un lugar de oración, y no solo un yacimiento arqueológico – continúa el Custodio de Tierra Santa –.. Espero que todos los peregrinos que vengan aquí experimenten lo mismo que María Magdalena cuando encontró a Jesús por el que “fue liberada de siete demonios”, es decir, que puedan poner en manos del Señor todo lo que pesa sobre sus vidas y, al sentirse amados y perdonados por Jesús, se sientan también llamados a seguirlo».
La celebración concluyó con una sugerente procesión de la comunidad y los fieles a lo largo de un recorrido que atravesó toda la zona de las excavaciones arqueológicas de la antigua ciudad.
Silvia Giuliano
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go torna ad essere un luogo santo, un luogo di preghiera, e non solo un sito archeologico – continua il Custode di Terra Santa –. Spero che tutti i pellegrini che verranno qui facciano l'esperienza di Maria di Màgdala quando ha incontrato Gesù da cui “è stata liberata da sette demòni”: cioè possano mettere nelle mani del Signore tutto quello che pesa sulla loro vita e, sentendosi amati e perdonati da Gesù, poi si sentano anche chiamati a seguirlo».
La celebrazione si è conclusa con una suggestiva processione della comunità e dei fedeli lungo un percorso che ha attraversato tutta l’area degli scavi archeologici dell’antica città.
Silvia Giuliano
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