El viernes 3 de junio, en el santuario franciscano del Primado de Pedro en Tabgha, tuvo lugar la solemne celebración eucarística presidida por el Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton, acompañado por el vicario custodial fray Dobromir Jasztal, junto con monseñor José Vilaplana Blasco y monseñor Antonio Mattiazzo, así como los hermanos de los varios santuarios del lago y la comunidad de la parroquia de Nazaret.
Durante la homilía, pronunciada en árabe por fray Marwan Di’des, párroco de Nazaret, partiendo de la pregunta: “Jesús, ¿qué quieres de mí?”, subrayó la importancia de ser llamados por Dios y, sobre todo, de permanecer junto a él a pesar de que muchas veces es difícil captar con claridad la voluntad divina. De hecho, Dios llamó a doce hombres con temperamentos completamente distintos, los cuales, no pocas veces, tuvieron dificultades para comprender la voluntad del Maestro. Sin embargo, decidieron seguirlo.
Al final de la misa, el Custodio, junto con los concelebrantes y el pueblo de Dios, se dirigieron en procesión a la capilla donde se guarda la Mensa Christi. En su interior, el diácono proclamó el Evangelio y, antes de la bendición solemne, el Custodio de Tierra Santa recordó un aspecto constitutivo de ese lugar: Tabgha es el santuario de la amistad y del amor de Jesús hacia sus discípulos, que se manifiesta precisamente a través del gesto de preparar para ellos el pescado asado para disfrutarlo juntos en fraternidad. Aún hoy este lugar debe inspirar a la Iglesia la primacía del amor y de la fraternidad y puede inspirar el camino sinodal.
Fr. Eduardo Masseo, ofm
