Profesión solemne de 11 frailes en Jerusalén

Una respuesta definitiva de amo

Profesión solemne de 11 frailes en Jerusalén

«Cumpliré al Señor mis votos, en presencia de todo el pueblo / en el atrio de la casa del Señor, en medio de ti, Jerusalén»

La invitación a participar en la profesión solemne fue introducida por estas palabras del salmo 116: palabras que se hicieron realidad el sábado 15 de octubre, día importante para toda la comunidad de los Frailes Menores de Tierra Santa, cuando en la iglesia de San Salvador de Jerusalén once profesos (procedentes de Italia, Siria, Irak, Filipinas, Sudáfrica, Kenia, Mozambique, Malaui y Burundi) concluyeron su camino de discernimiento y con la profesión solemne de sus votos ingresaron oficialmente en la orden de los frailes menores.

La celebración fue presidida por el Custodio de Tierra Santa fray Francesco Patton, en presencia de varios religiosos y religiosas procedentes de numerosos países, las familias de los frailes, algunos religiosos de las iglesias maronita, siria y copta, así como el guardián del convento fray Rodrigo Machado Soarez y los hermanos de la Custodia.

Entre los profesos solemnes, cinco pertenecen a la Custodia de Tierra Santa (fray George Paolo Jallouf y su hermano fray Johnny Jallouf, fray Lorenzo Pagani, fray Mark Vertido Palafox, fray Noor Amash Tamas), uno a la Custodia autónoma de Santa Clara de Asís en Mozambique (fray Joaquim Floriano José), dos a la provincia de Nuestra Señora Reina de la Paz en Sudáfrica (fray Diphapang Ezekiel Ntsala y fray Patrick Moholobela) y tres frailes procedentes de la provincia de San Francisco en África, Madagascar y Mauricio (fray Amose Daniel Mwale, fray Joseph Wambugu Kinyanjui y fray Philippe Nikiza).

“Con todas las fuerzas, con todo el entusiasmo, todo el cariño”

«Pertenecéis ya al Señor desde el día de vuestro bautismo» – afirmó en su homilía el Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton – «pero ahora vuestra pertenencia a Él se hace más profunda y se concreta a través de vuestra profesión pública de cumplir el evangelio de nuestro Señor Jesucristo, viviendo en obediencia, sin nada propio, y en castidad.  Y así, este acto se convierte en la respuesta de toda vuestra persona: una respuesta que os implica con todo lo que sois. Usando las palabras de San Francisco: “Con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente, con toda la capacidad y la fortaleza, con toda la inteligencia, con todas las fuerzas, con todo el entusiasmo, todo el cariño, todos los sentimientos más profundos, todos los deseos y las voluntades”. Una respuesta de amor que debe ser definitiva y, como decía nuestro padre fundador, “que nos compromete en todas partes, en cada lugar, a cualquier hora y en todo momento, cada día y sin interrupción”».

Fray Patton recuerda a los frailes que la perfección evangélica está en seguir a Jesucristo día tras día, obedientes y castos para toda la vida, teniendo la mirada fija en Él, «permitiendo que Jesús vuelva a levantarnos cada vez que caemos, y aferrando su mano cada vez que sentimos que tocamos fondo», subrayando también que solo gracias a la acción de Jesucristo y de su Espíritu Santo se puede vivir esta especial llamada a seguirlo.

La celebración fue especialmente participativa cuando los profesos se tendieron en el suelo y escucharon la oración de la asamblea para pedir la intercesión de los santos franciscanos y de toda la Iglesia: al final de las letanías, cada uno de ellos, en su idioma, leyó la fórmula de la profesión de manos del Custodio de Tierra Santa.  La alegría y el gozo de los frailes se expresaron con un caluroso abrazo con los hermanos presentes, momento emocionante que fue también subrayado por un aplauso general.

El agradecimiento de los frailes profesos

Al final de la misa, fray Mark Vertido Palafox habló en nombre de todos los profesos, dando gracias a Dios por esta solemne jornada, por el don de la vida, por la posibilidad de haber podido vivir y conocer los santos lugares, por el apoyo de las familias (muchas de las cuales estaban presentes en la iglesia) y por la participación de todos los asistentes.  Quiso, sobre todo, agradecer a aquellos que han sido importantes en su itinerario de formación: toda la orden de los frailes menores, los provinciales, los guardianes de las distintas comunidades de la Custodia y el discretorio, poniendo de manifiesto su valioso papel en el discernimiento de la voluntad de Dios. Por último, dirigió un agradecimiento especial al padre Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton, «que hoy ha recibido nuestros votos solemnes, en nombre de Dios y de la orden de los frailes menores».

 

Silvia Giuliano