La tarde del miércoles 14 de agosto, en el convento franciscano de Tierra Santa en Washington DC, se celebró la misa vigilia por la solemnidad de la Asunción de María.
Unas quinientas personas participaron en la misa celebrada por el recién nombrado arzobispo de Washington, monseñor Wilton D. Gregory.
En su homilía, el arzobispo, en visita oficial al convento por primera vez, destacó “lo maravillosos que son los días de verano, cuando se puede disfrutar de muchas de las flores y gran parte de los frutos maduros, plantados en primavera. Agosto es el momento perfecto del año para celebrar la Asunción de la Santísima Virgen María, porque es la recolecta única y especial de la gracia redentora y triunfal de Jesús. Hoy honramos a María – prosiguió monseñor Gregory – porque fue la primera criatura que manifestó la gloria de la Resurrección de Cristo prometida a todos nosotros. La Asunción de María celebra, de hecho, la esperanza de que también nosotros resucitaremos a esa vida nueva que ahora ella comparte perfectamente con su Hijo”.
El franciscano padre Larry Dunham, guardián del convento, agradeció al arzobispo su presencia, deseando que esta visita fuera la primera de otras muchas.
Durante la liturgia, el arzobispo bendijo un cesto lleno de productos cultivados en los jardines y los huertos del convento; una selección de más de 14 toneladas de hortalizas y frutas cultivadas, cosechadas y distribuidas a los bancos de alimentos de la zona, por la cofradía del monasterio franciscano. Entre los asistentes, se encontraban muchos estudiantes de nuevo ingreso en la Universidad Católica de América, junto a dirigentes del campus universitario, que cada año participan en la celebración como inauguración del año académico.
El coro parroquial de San Antonio de Padua, iglesia situada en los alrededores del convento (barrio de Brookland), alegró la liturgia de la ceremonia mariana con himnos y cantos.
Fr. Greg Friedman, OFM