Antigua ciudad marítima de la costa fenicia, era ya conocida con el nombre de Akko según fuentes de época faraónica (aprox. 1500 a.C.). La parte más antigua se encuentra sobre Tell el-Fukhar (“Colina de los vasos de arcilla”), al oriente de la ciudad actual. Después de la conquista por Alejandro Magno (313 a. C.), la ciudad fue refundada junto a la orilla del mar por la dinastía helenística de los Tolomei de Egipto, recibiendo de ellos el nombre de Tolemaida. Así se siguió llamando durante las épocas romana y bizantina. Existía una comunidad cristiana desde la época apostólica, como se cita en el relato bíblico del viaje de San Pablo: “Nosotros, terminando la travesía, fuimos de Tiro a Tolemaida; saludamos a los hermanos y nos quedamos un día con ellos” (Hch.21,7).
En la antigüedad cristiana fue sede episcopal y gozó de cierta prosperidad. Pero su notoriedad se debe sobre todo a la importancia que la ciudad asumió, como puerto marítimo y sede del gobierno, durante el período cruzado que siguió a la caída de Jerusalén en manos del ejército árabe guiado por Saladino (1187 d.C.). Aquí, de hecho, trasladaron su sede el rey y el patriarca de Jerusalén
Numerosas ciudades europeas mantenían en Acre colonias militares y comerciales en barrios reservados para ellos y por ello denominados de los francos, pisanos, genoveses o venecianos. Aún quedan hoy en día huellas de estos barrios en la parte antigua de la ciudad. Para su defensa disponía de varias órdenes militares y en particular de los caballeros de San Juan (Hospitalarios), los Templarios, Teutónicos y los de San Lázaro. Entre los conventos destacan los de las órdenes mendicantes, de reciente fundación, como los carmelitas, dominicos y franciscanos, tanto en sus ramas femeninas como masculinas.