Emaús - El Qubeibeh | Custodia Terrae Sanctae

Emaús - El Qubeibeh

La tradición recogida por los franciscanos de Tierra Santa coloca en este lugar el recuerdo de la aparición de Jesús Resucitado a los dos discípulos de Emaús, Cleofás y Simeón.

«¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?» Lucas 24,13-35

El Evangelio precisa tres cosas: el nombre del lugar (Emaús), dice que es un pueblecito y que está a sesenta estadios de Jerusalén, según los mejores códigos, que se traducen por unos 11 kilómetros.
A pesar de estas precisaciones, a lo largo de los años se han presentado al menos tres versiones acerca del lugar exacto de dicha aparición a los discípulos. Desde hace setecientos años, el Qubeibeh conserva esta tradición hasta nuestros días.
La Iglesia antigua, a partir del siglo III (Orígenes, Eusebio, San Jerónimo) identificó concordemente el lugar evangélico con la ciudad de Emaús-Nicóplis, recordada en la historia de los Macabeos (1 Mac. 3, 40. 57; 4.3 y 9.50). Resaltamos aquí que el nombre del lugar correspondía exactamente pero no la distancia que se vio corregida en algunos códices bíblicos a 160 estadios; es decir: 30 kilómetros.
En el período cruzado (s. XII) se comenzó a buscar un lugar más cercano a Jerusalén y se propuso como tal el castillo de Fontenoid (antigua ciudad de Kiriat-Yaarim, hoy Abu-Ghosh). Pero no obtuvo mucho éxito, mientras que la de El Qubeibeh, a partir del siglo XIV, quedó como sola denominación y los franciscanos siguieron también esta tradición. La situación topográfica del lugar, colocado junto a uno de los caminos que llevaban a Jerusalén, puede haber influido en escoger dicho lugar al igual que la persistencia de tradiciones populares.

La aparición del Señor a los discípulos de Emaús

Al acercarse al pueblo a donde iban, él hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le forzaron diciéndole: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado.» Y entró a quedarse con ellos. Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su lado. Se dijeron uno a otro: «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?»
Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, que decían: «¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!» Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan.

(Lucas 24,13-35)

emmaus

En el año 1891 el lugar fue comprado por la marquesa Paulina de Nicolay y entregado a los franciscanos de la Custodia de Tierra Santa. Posteriores excavaciones mostraron los restos de una basílica cruzada, con la “casa de Cleofás” y algunas casas del período medieval colocadas a lo largo de la calzada.

1. “Casa de Cleofás”
2. Basílica
3. Convento franciscano 
4. Castillo cruzado
5. Capilla del castillo 
6. Antiguas cisternas 
7. Aldea medieval

Guía: En el Misterio Pascual de Jesucristo, el Padre ha llevado a cumplimiento, por la acción del Espíritu Santo, su diseño de amor. Agradecidos por tanta benevolencia, elevemos nuestras súplicas al Padre celeste: Todos: Escúchanos, Señor.

1. Por la Iglesia para que de la mesa de la palabra y de la Eucaristía consiga abundantemente la gracia de poder anunciar la victoria de Cristo sobre el pecado y sobre la muerte. Oremos
2. Por el pueblo de Israel para que reconozca en Jesús al Mesías doliente y glorioso anunciado por Moisés y por los profetas. Oremos
3. Por los que rigen las naciones para que respeten, promuevan y defiendan los derechos de los hombres y la libertad religiosa. Oremos
4. Por todos los creyentes en Cristo para que la sumisa escucha del Maestro les haga caminar sobre la vía que conduce a la plena comunión entre ellos. Oremos
5. Por quienes buscan la verdad, para que en Jesús que se hace peregrino con cada uno de nosotros reconozcan en El a quien da sentido a la existencia humana. Oremos
6. Por nosotros y por todos los peregrinos para que sepamos reconocer en la Palabra y en la Eucaristía la presencia viva de Jesús resucitado. Oremos.

Guía: Padre Eterno que en Jesucristo y en el Espíritu Santo te has entregado totalmente a nosotros, concédenos la gracia de acoger al Maestro que se convierte en nuestro compañero de viaje y da luz y calor a nuestros corazones. El que vive y reina por los siglos de los siglos. Todos: Amén.

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