El convento de San Salvador, corazón de la Custodia de Tierra Santa | Custodia Terrae Sanctae

El convento de San Salvador, corazón de la Custodia de Tierra Santa

Hablar del convento de San Salvador en Jerusalén significa hablar de toda la Custodia de Tierra Santa: de hecho, es el corazón del que nacen todas las actividades.  Situado en el barrio cristiano de la Ciudad Vieja de Jerusalén, junto a la Puerta Nueva, el convento contiene la historia y la memoria de siglos de presencia franciscana en Tierra Santa.

Cuando en 1551 los frailes franciscanos fueron expulsados del convento del Monte Sion, en el que vivían desde 1333, fue precisamente en San Salvador donde establecieron su cuartel general. Adquirido en 1559 por la Custodia, el monasterio, que era mucho más pequeño que el actual, tenía solo una pequeña iglesia, para uso exclusivo de la comunidad religiosa georgiana a la que pertenecía.  En 1560 los primeros frailes se establecieron en San Salvador y desde allí, con el acuerdo del sultán, repararon, modificaron y ampliaron el convento.

A partir de 1561, el papa Pío IV concedió a la pequeña iglesia de San Salvador las mismas indulgencias otorgadas a los que llegaban al Cenáculo, lugar perdido en 1551.  La iglesia del nuevo convento de los franciscanos se encontraba en un piso elevado, igual que el Cenáculo, conocido como “la habitación del piso superior”. La misma iglesia se convirtió en la primera parroquia católica de Jerusalén y en punto de referencia fundamental para los cristianos latinos.

De 1723 en adelante, el convento comenzó a desarrollarse: el primer claustro fue construido en 1756, el segundo en 1870 y el tercer claustro y el seminario en 1880. Fue en 1741 cuando San Salvador fue reconocido oficialmente como el centro de la Custodia de Tierra Santa – con un acto oficial del papa Benedicto XIV – y como residencia del Custodio de Tierra Santa, que aún hoy mantiene el título de “Guardián del Monte Sion”.

El convento de San Salvador era una pequeña ciudad que tenía en su interior otras realidades, cada una de las cuales merecería un capítulo aparte: la antigua farmacia de San Salvador, la Biblioteca General de Tierra Santa, más tarde la imprenta franciscana.

Conocida desde 1353, la farmacia fue durante mucho tiempo el único punto de referencia para el cuidado de los enfermos en Jerusalén. Entre los ungüentos más famosos por sus múltiples propiedades beneficiosas está el célebre “bálsamo de Jerusalén”, inventado por fray Antonio Menzani, farmacéutico jefe de San Salvador durante cuarenta y tres años, de 1686 en adelante.  La farmacia continuó su actividad hasta la llegada de la Primera Guerra Mundial y después se cerró, debido a las dificultades para obtener medicamentos de Europa y a la apertura de otras farmacias en Jerusalén. 

La Biblioteca General de Tierra Santa, que existe todavía en la actualidad, tiene un patrimonio histórico ligado a los acontecimientos de la Custodia de Tierra Santa.  El primer núcleo de volúmenes se remonta al periodo en que los frailes habitaban en el convento del Monte Sion. Una vez trasladados a San Salvador, los libros de la Custodia no han vuelto a moverse de allí, aunque ha habido muchos traslados internos. Algunas notas que dan testimonio de la donación de algunas obras han llegado hasta nosotros y garantizan que la biblioteca se ha ido construyendo a través del tiempo para uso de la comunidad de frailes. A día de hoy, el patrimonio histórico está dividido en varios fondos: los fondos modernos, el fondo antiguo, el fondo de manuscritos, el fondo Itinera ad loca sancta, el fondo de medicina, el fondo de los siglos XVII y XVIII y el fondo Franciscan Printing Press


Lo que actualmente se denomina Franciscan Printing Press es la imprenta de los franciscanos  en Tierra Santa, creada por los frailes en 1848 durante el imperio otomano, para imprimir sus propios libros en un momento en que era difícil hacerlo, debido a las condiciones políticas. Una pequeña sede aún se encuentra en el convento de San Salvador, mientras que la actual sede principal está en Betfagé, en el Monte de los Olivos.

La iglesia de San Salvador, tal como la conocemos hoy, fue construida mucho más tarde que el resto del convento y consagrada solemnemente el 29 de noviembre de 1882 por el patriarca latino monseñor Vincenzo Bracco. Entre sus benefactores se encuentra el emperador austriaco Francisco José, que en 1869 aportó una generosa donación para hacer posible la reconstrucción de la iglesia.  

El campanario que destaca entre las casas de la Ciudad Vieja de Jerusalén es de 1931-32, año en que se elevó 8 metros con respecto al anterior.

En la actualidad el convento de San Salvador es el centro de la actividad de la Custodia, al ser la sede de la curia custodial, del archivo histórico que preserva importantes documentos, del economato central, de los despachos parroquiales y de la oficina técnica que se ocupa del mantenimiento de los santuarios. Allí también se encuentran las oficinas de la ONG ATS pro Terra Sancta, que lleva a cabo proyectos con la población local, y la oficina de bienes culturales, que trabaja para el Terra Sancta Museum. Precisamente en una zona del convento se inaugurará en 2021 la sección histórica del museo de los franciscanos, realizada en colaboración con un comité de expertos internacionales.  Entre los muros de San Salvador también se encuentran los locales de la Terra Santa School de Jerusalén, la escuela de música Magnificat, el seminario internacional de la Custodia, la enfermería donde viven los frailes ancianos, la lavandería y sastrería, la oficina de objetos religiosos, el departamento informático y la residencia de las hermanas de Santa Isabel, que prestan servicio al convento.

 

 

Beatrice Guarrera