Desde hace casi treinta años, en el corazón de Jerusalén se abre el Instituto Magnificat que, junto con las restantes escuelas de Tierra Santa (aquí la entrevista a fray Badie de la escuela de Acre; aquí la entrevista a fray George Haddad de la escuela de Belén), es una realidad educativa muy necesaria y fundamental, en estos tiempos de conflictos dramáticos, para enseñar la paz y garantizar un futuro de convivencia y respeto.
El Magnificat lo hace con la peculiaridad que le es propia: enseña la fraternidad a través del lenguaje de la música.
Unidos para hacer música
«Esta escuela es algo único dentro de la Custodia – explica fray Alberto Joan Pari, director del Magnificat –. De hecho, consigue reunir a estudiantes y profesores de todas las nacionalidades, religiones y razas: en nuestra escuela, cristianos, musulmanes y judíos estudian juntos, unidos por su mutua pasión por la música. Aquí promovemos la fraternidad y la amistad social entre las distintas culturas como antídoto contra las muchas formas de violencia que, por desgracia, aun persisten».
«La música y el arte no forman parte de las asignaturas obligatorias del plan de estudios de los colegios israelíes y palestinos – continúa fray Alberto –. Por eso, durante generaciones, en las escuelas no existía la posibilidad de desarrollar la faceta musical o artística de los niños. El Magnificat fue fundado en 1995 precisamente para cubrir este vacío y ahora representa una sólida realidad en la zona».
«El nivel académico de los profesores es muy alto y el idioma no discrimina a nadie, ya que se utiliza el inglés. Por eso nuestra escuela goza de gran prestigio. Actualmente tenemos 190 alumnos, la mayoría cristianos de todas las confesiones, luego musulmanes y algunos judíos, mientras que la mayoría del claustro docente es de religión judía».
Colaboración internacional con el Pedrollo
Desde 2005 el Magnificat cuenta con la prestigiosa colaboración internacional con el Conservatorio Pedrollo de Vicenza, por lo que actualmente es la única institución en territorio israelí y palestino que expide títulos reconocidos en el extranjero, gracias a un acuerdo con el conservatorio reconocido por el Ministerio de Universidades e Investigación italiano.
Los desafíos diarios
Fray Alberto Joan no oculta los desafíos que se viven diariamente en la escuela: «Hacer convivir a cristianos, judíos y musulmanes no siempre es fácil: especialmente en este momento en que la tensión, debido al conflicto en curso, no muestra signos de reducir su intensidad. Pero cada día sacamos adelante este compromiso, con humildad y tenacidad. Es un gran orgullo para la Custodia dar testimonio de que se puede promover la paz y la convivencia a través de la música».
Cómo se sostiene el Magnificat
«El Magnificat no recurre a subvenciones estatales, pero seguimos manteniendo bajas las tasas escolares, una decisión tomada desde el principio para dar a todo el mundo la posibilidad de acceder a una escuela de música. Por tanto, la Custodia cubre una buena parte de los costes: pero con la guerra y el bloqueo de las peregrinaciones, muchas familias que trabajaban en el turismo se han quedado sin ingresos y por eso, como ocurre en otras realidades educativas de la Custodia, ahora estamos obligados a prestar ayuda a las familias que no pueden contribuir a los gastos escolares».
Silvia Giuliano