Il Santuario del Dominus Flevit e l'attualità del Vangelo

El Santuario de Dominus Flevit y la actualidad del Evangelio

«Al acercarse y ver la ciudad, lloró sobre ella, mientras decía: «¡Si reconocieras tú también en este día lo que conduce a la paz! Pero ahora está escondido a tus ojos"». (Lc, 19, 41-42)

Este pasaje de Lucas narra uno de los dos episodios[1]que contienen los evangelios en los que Jesús llora. La ciudad de la que se habla, obviamente, es Jerusalén. El Señor, al bajar del Monte de los Olivos, mira la ciudad, no retiene las lágrimas y profetiza: “Pues vendrán días sobre ti en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco de todos lados, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el tiempo de tu visita”. (Lc 19, 43-44)

Antes de 40 años después, el templo de Jerusalén sería destruido por Tito; aproximadamente un siglo más tarde, en el 135, toda la ciudad fue arrasada y reconstruida por el emperador romano Adriano, que incluso le cambió el nombre, a Aelia Capitolina.

Después de dos mil años, durante los cuales Jerusalén fue disputada por romanos, bizantinos, cruzados, mamelucos, otomanos, ingleses e israelíes, hoy esta ciudad sigue herida y dividida. Las lágrimas y la profecía de Jesús, portador de un mensaje de redención, siguen vivas y bien impresas incluso en la arquitectura de un pequeño santuario. De hecho, en el Monte de los Olivos, en las proximidades del lugar donde una tradición tardía del siglo XVI sitúa el episodio del llanto de Jesús, en la actualidad se alza una iglesia que pertenece a la Custodia de Tierra Santa. Se trata del santuario del Dominus Flevit, que en latín significa, precisamente, “el Señor lloró”.

La estructura del santuario, último esfuerzo estilístico en Tierra Santa del célebre arquitecto italiano Antonio Barluzzi, recuerda en su geometría la forma de una lágrima. Construido en 1955, este lugar de culto se presenta hoy como una pequeña iglesia de planta cuadrada, a partir de la cual se desarrolla en altura una cúpula alargada y elíptica, que asemeja la silueta de una lágrima. Destino muy apreciado por los peregrinos por su ubicación especial en el Monte de los Olivos – que ofrece una vista panorámica única de la ciudad –, el Dominus Flevit está construido sobre los restos de una iglesia bizantina de la que se conservan mosaicos del suelo, que datan del siglo VII.  Algunos de estos fragmentos se han incluido dentro de la iglesia, mientras que el más grande y mejor conservado se encuentra en el exterior del pequeño santuario[2].

Actualmente este sitio franciscano, abierto a la visita de los peregrinos, está dirigido por el fraile iraquí Sebastiano Eclimes, superior del santuario desde 2011.

Los grupos de peregrinos que vienen a visitarlo pueden celebrar misa en esta pequeña iglesia, teniendo ante sus ojos el espectáculo que tuvo Jesús cuando derramó sus lágrimas. Detrás del altar, de hecho, hay una vidriera desde la que se ve claramente la ciudad vieja de Jerusalén. La particular ubicación del sitio, unida a la perspectiva que se percibe desde el interior, producen en el observador un efecto óptico especial: detrás del altar aparece la enorme cúpula dorada de la mezquita de la Roca, símbolo de la Jerusalén actual.

Por ello, el Dominus Flevit puede considerarse un puente entre la Jerusalén del pasado y la del presente. Un lugar evocador que nos cuenta una larga historia de dos mil años y nos recuerda la actualidad del Evangelio. El mismo arquitecto Barluzzi, exponiendo las características arquitectónicas del santuario en construcción durante los años de la guerra fría, escribió: “Hoy, la tierra entera puede considerarse la Jerusalén amenazada, porquelos enormes desastres provocados por una nueva guerra, sin duda atómica, serían prácticamente universales. ¿Y esta tremenda perspectiva no logra sacudir a los cristianos entumecidos?[3]".

 

Filippo De Grazia

 

[1] El otro episodio es en el que Jesús llora sobre la tumba de Lázaro (Jn 11, 32-36)

[2] Para saber más, cfr. G. Franco Repellini, "Antonio Barluzzi, Architetto in Terra Santa" - Edizioni Terra Santa

[3]Cfr. A Barluzzi, "Il nuovo Santuario del Dominus Flevit", en La Terra Santa 1 (enero 1955), p. 26