El pasado 15 de julio, dentro del recinto del santuario del Monte Tabor, se inauguró oficialmente la casa de las hermanas carmelitas del Instituto de Ntra. Sra. del Carmen.
Al servicio del santuario
Son tres religiosas indias, encabezadas por la superiora Sor Mercy Karalickal, que prestarán algunos servicios internos en el convento y el santuario, especialmente en la sacristía, acompañando a los frailes de la Custodia de Tierra Santa también en la acogida de peregrinos y de los sacerdotes visitantes. Algunas religiosas de esta orden – fundada por la beata María Teresa Scrilli – están presentes en la parroquia de Ramla, encomendada al cuidado de los franciscanos de la Custodia.
Cambio de guardia
El convento de las hermanas está ubicado en un inmueble que, hasta junio de 2021, estaba gestionado por la comunidad “Mundo X”. La Custodia procedió a su reestructuración, pensando en llamar a alguna comunidad religiosa que pudiese ayudar a los frailes en su servicio. Una vez completadas las obras de renovación, bajo la supervisión de la Oficina Técnica de Jerusalén, el pasado 16 de junio la comunidad franciscana recibió a las hermanas carmelitas. Su entrada oficial tuvo lugar con ocasión de la fiesta de Nuestra Señora del Monte Carmelo. La tarde del 15 de julio, tras la celebración de las primeras vísperas solemnes en la capilla interna del convento franciscano, los frailes y las hermanas se dirigieron en procesión con el Santísimo Sacramento a la capilla de las hermanas, para un momento de oración y adoración. Siguió la bendición de la nueva casa.
“Dejarse transfigurar”
Al día siguiente, los franciscanos y las hermanas participaron en la celebración en el Monte Carmelo. La tarde del 16 de julio, el guardián de la comunidad franciscana, fray Riccardo Bustos, presidió las segundas vísperas, y recibió a las hermanas recordando que “como Pedro, Santiago y Juan, habéis sido llamadas a este monte santo para dejaros transfigurar por la presencia viva del Señor, contemplando cada día su rostro luminoso en la oración y en el servicio humilde y silencioso, para poder ofrecerlo a todos los que llegan en busca de fe a este Lugar Santo”.
Marinella Bandini - fray Riccardo Bustos
