“El madero de la Vera Cruz siempre ha atraído, de manera potente, a los cristianos, y el deseo de verla, de tocarla y abrazarla es irresistible”.
La reliquia de la Cruz expuesta a la adoración de los fieles en la fiesta de la Exaltación de la Cruz en el Santo Sepulcro es minúscula, pero aún así, el entusiasmo, del que hablaba al comienzo de su homilía el Vicario Custodial que ha presidido la misa en el Calvario, se ha confirmado. Numerosos fieles han participado en la fiesta.
De las dos fiestas que la liturgia del Santo Sepulcro dedica a la Cruz, la del 14 de septiembre es la menos solemne, pero fray Artemio Vítores –a quien le corresponde celebrar- sabe encontrar siempre las palabras adecuadas para hacer de ello al mismo tiempo algo intensamente espiritual enriquecido con una abundante información. Los sacerdotes, que deben comentar cada año los mismos textos delante del mismo público, saben la dificultad que comporta este ejercicio.
Así, fray Artemio ha contado brevemente la historia del leño de la Vera Cruz antes de centrarse en la Cruz como pilar de la Fe cristiana y, consecuentemente, en el hecho de que la Cruz de Cristo es una buena noticia para anunciar. El crucifijo, por su parte, no es una desgracia sino un ejemplo de amor entregado. Este amor crucificado ha significado la Salvación para el mundo. Es esta Salvación, proporcionada por la Cruz, la que ha motivado sin lugar a dudas la alegría y la devoción de los fieles. Descendiendo desde el Calvario, detrás de los franciscanos y de los sacerdotes presentes, los fieles han podido, tras la bendición, adorar la santa reliquia mientras, poco a poco, el Santo Sepulcro se dejaba invadir por los peregrinos y los turistas.
Mab
La reliquia de la Cruz expuesta a la adoración de los fieles en la fiesta de la Exaltación de la Cruz en el Santo Sepulcro es minúscula, pero aún así, el entusiasmo, del que hablaba al comienzo de su homilía el Vicario Custodial que ha presidido la misa en el Calvario, se ha confirmado. Numerosos fieles han participado en la fiesta.
De las dos fiestas que la liturgia del Santo Sepulcro dedica a la Cruz, la del 14 de septiembre es la menos solemne, pero fray Artemio Vítores –a quien le corresponde celebrar- sabe encontrar siempre las palabras adecuadas para hacer de ello al mismo tiempo algo intensamente espiritual enriquecido con una abundante información. Los sacerdotes, que deben comentar cada año los mismos textos delante del mismo público, saben la dificultad que comporta este ejercicio.
Así, fray Artemio ha contado brevemente la historia del leño de la Vera Cruz antes de centrarse en la Cruz como pilar de la Fe cristiana y, consecuentemente, en el hecho de que la Cruz de Cristo es una buena noticia para anunciar. El crucifijo, por su parte, no es una desgracia sino un ejemplo de amor entregado. Este amor crucificado ha significado la Salvación para el mundo. Es esta Salvación, proporcionada por la Cruz, la que ha motivado sin lugar a dudas la alegría y la devoción de los fieles. Descendiendo desde el Calvario, detrás de los franciscanos y de los sacerdotes presentes, los fieles han podido, tras la bendición, adorar la santa reliquia mientras, poco a poco, el Santo Sepulcro se dejaba invadir por los peregrinos y los turistas.
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