Belén recibe al padre Francesco Patton | Custodia Terrae Sanctae

Belén recibe al padre Francesco Patton

Fray Francesco Patton ha realizado su entrada solemne en Belén este jueves 9 de junio. La jornada comenzó con los representantes civiles, cristianos y los parroquianos de Jerusalén. Después del primer intercambio de felicitaciones, en presencia del párroco de Jerusalén, fray Firás Hiyazin, el custodio se ha dirigido esta vez a Belén, donde ha sido recibido en primer lugar en Mar Elías, en la frontera entre la municipalidad de Jerusalén y la de Belén. El padre Ibrahim Faltas ofm le esperaba en compañía de los alcaldes de Beit Yala y Beit Sahur. La policía a caballo israelí le ha escoltado hasta la tumba de Raquel, donde ha sido recibido por el párroco de Santa Catalina, fray Nirwán Naser al Bana.

En la plaza del Pesebre, los tambores y trompetas de los exploradores anunciaban la llegada de la comitiva. Llegado al lugar, han recibido al custodio la alcaldesa de Belén, Vera Babún, y el guardián del convento, fray Ricardo Bustos, así como los representantes de las Iglesias greco-ortodoxa y armenia. No han faltado los aplausos y las manifestaciones de alegría de la muchedumbre. El custodio ha atravesado la basílica de la Natividad que, igual que el Santo Sepulcro, está siendo sometida a obras de restauración.
En nombre del guardián del convento y de toda la parroquia, fray Nirwán ha pronunciado el discurso de recepción en la basílica de Santa Catalina. Muchos parroquianos y peregrinos se han unido a la celebración.

«Para mí es una gran alegría estar hoy aquí, en Belén, entre vosotros –ha empezado diciendo el custodio-. El lugar en el que los ángeles recordaron que somos amados por Dios, el lugar que nos dice que Jesús, nuestro redentor, está cerca de cada uno de nosotros. Quisiera dar las gracias a las autoridades religiosas y civiles presentes aquí con nosotros, que me han recibido con sentimientos fraternos y, junto a ellos, a toda la comunidad y a los fieles».
«Por mi parte –sigue diciendo- os deseo todo bien en nuestro Señor Jesús […]. Que Él sea en nuestras vidas fuente de paz y de alegría, sobre todo para aquellos que están en la dificultad y el sufrimiento».

Tras la bendición final, el custodio –a la salida de la iglesia parroquial- ha saludado uno por uno a los parroquianos, religiosos y religiosas y a los peregrinos que estaban de paso. «Estoy muy contenta de que esté aquí –confía Clara, de la parroquia de Belén-. Es sonriente y caluroso. ¡Le doy la bienvenida y le deseo lo mejor!».