Belén: Un Salvador viene en nuestra ayuda | Custodia Terrae Sanctae

Belén: Un Salvador viene en nuestra ayuda

Domingo, 28 de noviembre. Belén, como todas las ciudades del mundo, se prepara para entrar en el tiempo de Adviento. Además, siendo Belén LA ciudad hacia la que el mundo entero volverá los ojos el día de Navidad, la misma celebra el advenimiento con una entrada solemne del Custodio de Tierra Santa, padre Pierbattista Pizzaballa.

Según el programa, tan fijo y detallado que recuerda al Status Quo, el Custodio debe llegar a la Plaza del Pesebre a las 11: 30 horas.
Son las 8:30 h. y todos ya se preparan. Los israelíes, que deberán abrir el antiguo camino de los Patriarcas ante la caravana de automóviles que llegan de Jerusalén, verifican el buen funcionamiento de las super pesadas puertas de acero que se abren para la ocasión. Hace tres ó cuatro años, una de las puertas se bloqueó ante el Patriarca Mons. Sabbah, con ocasión de su entrada del 24 de diciembre. Nadie se movió y se tuvo que esperar más de media hora para que la puerta se abriera.

De la otra parte, la policía palestina ocupa posiciones. Se está a la sombra, y a esta hora hace todavía fresco, pero el día transcurrirá bajo un agradable y exasperante sol pues, hasta ahora, en el país no ha llovido y las temperaturas continúan en torno a los 25 grados.

En la Plaza del Pesebre todavía se cumple otro protocolo, el que señala el orden de los coches de Beit Jalla, Beit Sahur y Belén a la hora de salir en procesión al encuentro con el Custodio, al otro lado de la “barrera de seguridad”. El monasterio de Mar Elías señala la entrada oficial de toda la caravana. Los sucesos políticos han redistribuido las cartas de tal forma que es necesario que se desarrollen estas entradas solemnes del Custodio y los Patriarcas para ver, cuatro veces al año, estos automóviles con matrículas blancas y letras escritas en verde pasar ante la Tumba de Raquel y salir de Cisjordania para volver luego a entrar. En total, con los automóviles venidos desde Jerusalén, un centenar de vehículos atraviesan lentamente la ciudad al paso de los scouts, que desfilan entre la Acción Católica y la plaza del ayuntamiento. El padre Ibrahim Faltas, que vigila todos los detalles que afectan al Status Quo de Belén, está contento por el buen desarrollo de los acontecimientos.

Son las 11:35 horas. El cura de la parroquia, el franciscano Marwan Di’des, abre la puerta del coche del Custodio. Lo recibe y le presenta a las autoridades civiles y, junto a él, atraviesa la Plaza del Pesebre para entrar en la basílica y saludar al superior de los griegos ortodoxos. Pasando por el claustro de San Jerónimo, el Custodio entra en la iglesia de Santa Catalina en la que le recibe el nuevo guardián del convento, fray Stèphan Milotvich.

Te Deum, oficio de vísperas y oficio de lecturas son los momentos de oración que jalonan la jornada en una iglesia en la que se han efectuado algunas restauraciones con motivo de la fiesta de Santa Catalina, patrona de la parroquia.

De hecho aquí, santa Catalina y san Antonio están por todas partes. La estatua de san Antonio se ha movido al fondo de la iglesia, lugar desde donde mira hacia el coro y ha cedido, mejor dicho ha restituido, su altar a santa Catalina. El lugar en donde se celebran las misas parroquiales de la mañana, habitualmente en el altar de san Antonio, está en el sitio exacto de la primera capilla dedicada a la patrona de la parroquia. Ésta, la capilla, era entonces la única iglesia parroquial.
La capilla se remontaba a los tiempos de las cruzadas y se convirtió en la sacristía de la iglesia actual de Santa Catalina, construida en el año 1880. Con motivo del año 2000 se agrandó el templo y la capilla se integró en una nave lateral.

Cuando los frailes franciscanos abandonan la iglesia, bajo el altar sigue brillando el primer cirio de Adviento, encendido por el Custodio del fuego que ha tomado del altar de la Natividad. Es delante de este cirio donde se han reunido los parroquianos, este domingo 28 de noviembre, para vivir durante la misa dominical su fiesta parroquial. El Custodio se ha quedado para la ocasión y es él quien preside la celebración orante y alegre.

Como buen pedagogo –es también el director de la escuela de Tierra Santa- el cura de la parroquia, el padre Marwan, ha distribuido a toda la asamblea, al inicio de la homilía, un folio con 6 imágenes que representan las 6 etapas de la vida, con este título: “¿Cuándo tenemos tiempo para pensar en el Señor? – Ha explicado cada imagen. ¿Cuándo somos niños? Somos demasiado jóvenes para comprender. ¿Adolescentes o jóvenes? Demasiado seguros de nosotros mismos para tener la necesidad de un Salvador. ¿Jóvenes adultos? Demasiado cansados por el trabajo. ¿En la madurez? Demasiado ocupados con nuestras carreras. ¿En la tumba? ¡Demasiado tarde!”. Y ha concluido: “No sólo debemos comenzar desde la más tierna edad a dar de nuestro tiempo al Señor, y además, no sólo durante la oración sino en el corazón de nuestras actividades cotidianas”.

La misa ha concluido con la bendición solemne impartida por el Custodio delante del altar decorado en honor de Santa Catalina y toda la asamblea, a continuación, ha podido saludar al padre Pierbattista en la sala parroquial, donde el Custodio les ha animado, en las dificultades, a no dudar de la próxima –y ya realizada- venida. “Él está ya en medio de nosotros”.

Una vez terminada la solemnidad, los parroquianos se han unido a los habitantes de la ciudad, que se congregan en el mercado de Navidad, en la plaza del ayuntamiento, y, bajo un sol abrasador, los papá Noel cantan y bailan las melodías de Navidad de todo el mundo, aunque de forma diferente: en lengua árabe.

Una vez que el Custodio regresa en la caravana, precedido por la policía palestina, recorriendo el mismo camino que en la ida, la fiesta ha terminado. Sólo queda vivir intensamente el tiempo de Adviento, tan solemnemente inaugurado.

MAB