Cafarnaún: contemplar las piedras que hacen de nosotros piedras vivas | Custodia Terrae Sanctae

Cafarnaún: contemplar las piedras que hacen de nosotros piedras vivas

Mientras que a Jerusalén ya ha llegado el otoño, un veranillo caluroso ha sorprendido a los peregrinos que han venido a Cafarnaún.

La aldea de Pedro, acostumbrada a acoger a centenares de miles de peregrinos procedentes de todo el mundo para revivir los acontecimientos sucedidos en estos lugares, este segundo sábado de octubre ha acogido con alegría a los peregrinos locales, árabes cristianos de Jerusalén y Nazaret llegados para la ocasión. ¡Cuántas veces se ha oído decir, durante el día, por los cristianos de Jerusalén: «Es la primera vez que vengo aquí»! Un «aquí» que está a solo dos horas de automóvil de la ciudad santa; tan cerca que su párroco, durante la homilía, ha expresado su sorpresa.

Así, para solventar esta deuda, la Custodia de Tierra Santa ha querido incluir en el calendario de liturgias itinerantes los santos lugares de Galilea, hasta ahora un poco ignorados: Naín, Tabga y Cafarnaún.

En Cafarnaún se podrán celebrar tres memorias:
1. El anuncio de la eucaristía: el tercer viernes de Pascua;
2. la solemnidad de San Pedro Apóstol: el 29 de junio, y
3. la solemnidad de la aldea de Cafarnaún, la otra ciudad de Jesús: el segundo sábado de octubre.

En presencia del custodio de Tierra Santa y de numerosos franciscanos venidos de Jerusalén y de Galilea, la asamblea se ha reunido en la plaza restaurada, situada entre el convento y la iglesia que cubre la casa de Pedro, para asistir, al aire libre, a la celebración de la eucaristía.

La procesión, que partió de la orilla del lago, ha girado en torno a los restos de la antigua aldea, cuyas ruinas se han valorizado de forma admirable por los arqueólogos, para alcanzar la plaza.
Entre los presentes se podía ver a fray Stanislao Loffreda que, tras la muerte de fray Virgilio Corbo, continuó su labor, sacando a la luz esta aldea evangélica.

En la preparación de la liturgia, la Custodia ha querido poner el acento en tres aspectos de la vida de Jesús en Cafarnaún:
Jesús que predica y enseña el Evangelio del Reino de Dios;
Jesús que llama a los primeros apóstoles;
Jesús que cura enfermedades y perdona los pecados.

Estos puntos han sido puestos de relieve también por fray Firás Hiyazin, párroco de Jerusalén, durante su homilía. Además, fray Firás ha invitado a los presentes a convertirse, a su vez, en misioneros para descubrir, más allá de las ocupaciones cotidianas (casa, trabajo, etc.) la felicidad real que ofrece el Reino de Dios. Les ha reprochado que, a pesar de vivir en Tierra Santa, no tengan vínculos estrechos con las piedras de este país, que han hecho de ellos piedras vivas.
Al finalizar la celebración, el custodio ha bendecido los grandes cestos de fruta que se ha distribuido después a la asamblea; un gesto para dar gloria al Señor por esta estación del año que marca el fin de las labores de la tierra, dando las gracias por todos los frutos que la tierra ha producido.

Al término de la celebración, en la orilla del lago se ha compartido un sabroso almuerzo, preparado con cariño por la comunidad de Cafarnaún, guiada por su nuevo superior fray Arkadiusz Blecharczyk.

Si estas líneas suscitan en vosotros la nostalgia de la aldea de Pedro, no dejéis de volver a visitar esta página, o bien, el sitio web publicado por la Custodia.

http://www.capharnaum.custodia.org/