El viernes 21 de diciembre, en la Casa del Niño, situada a pocos metros de la Gruta de la Leche de Belén, se ha celebrado a lo grande la espera fiesta, el encuentro anual del custodio con los jóvenes de la Casa del Niño.
Como ya es tradicional, la jornada para festejar la Navidad comenzó con la misa natalicia, celebrada en la Gruta de la Leche, presidida por el custodio, fray Pierbattista Pizzaballa, concelebrada por fray Peter Vasco (presidente de la Fundación franciscana para la Tierra Santa) y fray Rami Asakrieh. En la misa han participado los jóvenes que frecuentan la Casa del Niño acompañados por su director, el cuerpo docente y los colaboradores junto a los familiares y benefactores que sostienen este proyecto tan importante y especial.
Durante su homilía, el padre custodio ha dirigido a los jóvenes un mensaje paternal, invitándoles a vivir la «alegría» de la Navidad. El custodio ha recordado la difícil situación en la que, precisamente en Belén, nació Jesús: nacido pobre entre los pobres para estar más cerca de todos. «Él nace en nuestros corazones y en nuestras familias todos los días».
Al finalizar la misa, los jóvenes han entretenido a sus huéspedes interpretando escenas navideñas y recitando una poesía inspirada en la Navidad. Después de un refresco, servido en los locales de la Casa, ha llegado el momento esperado: la entrega de los regalos distribuidos por Papá Noel, que ha llegado un poco antes de lo normal para esta ocasión.
Las expresiones de alegría y el estupor genuino, impresos sobre los rostros de los jóvenes, han recompensado la fatiga de todas las personas que a diario contribuyen al crecimiento de los muchachos, infundiendo mensajes de esperanza y de paz, valores insustituibles para construir un futuro mejor.
El centro acoge a treinta y cinco jóvenes de entre cinco y diecisiete años, de los que catorce residen en él de forma habitual mientras que el resto vive con su familia. Todos ellos frecuenta la escuela de Tierra Santa local durante la semana y, después de las clases, vuelven a esta su segunda casa, que dista solo cinco minutos de camino de la escuela, donde pueden vivir en un ambiente saludable, comer, estudiar, jugar y rezar juntos.
La Fundación franciscana par la Tierra Santa (Franciscan Foundation for the Holy Land,), fundada en 1994, es una organización ecuménica internacional, con sede en Estados Unidos, que trabaja con el patrocinio de la Custodia franciscana de la Tierra Santa. El objetivo principal de la Fundación es evitar el éxodo cristiana de Tierra Santa, promoviendo proyectos y programas para animar a los cristianos a permanecer en Tierra Santa y salvaguardar los derechos humanos de las minorías.
Como ya es tradicional, la jornada para festejar la Navidad comenzó con la misa natalicia, celebrada en la Gruta de la Leche, presidida por el custodio, fray Pierbattista Pizzaballa, concelebrada por fray Peter Vasco (presidente de la Fundación franciscana para la Tierra Santa) y fray Rami Asakrieh. En la misa han participado los jóvenes que frecuentan la Casa del Niño acompañados por su director, el cuerpo docente y los colaboradores junto a los familiares y benefactores que sostienen este proyecto tan importante y especial.
Durante su homilía, el padre custodio ha dirigido a los jóvenes un mensaje paternal, invitándoles a vivir la «alegría» de la Navidad. El custodio ha recordado la difícil situación en la que, precisamente en Belén, nació Jesús: nacido pobre entre los pobres para estar más cerca de todos. «Él nace en nuestros corazones y en nuestras familias todos los días».
Al finalizar la misa, los jóvenes han entretenido a sus huéspedes interpretando escenas navideñas y recitando una poesía inspirada en la Navidad. Después de un refresco, servido en los locales de la Casa, ha llegado el momento esperado: la entrega de los regalos distribuidos por Papá Noel, que ha llegado un poco antes de lo normal para esta ocasión.
Las expresiones de alegría y el estupor genuino, impresos sobre los rostros de los jóvenes, han recompensado la fatiga de todas las personas que a diario contribuyen al crecimiento de los muchachos, infundiendo mensajes de esperanza y de paz, valores insustituibles para construir un futuro mejor.
El centro acoge a treinta y cinco jóvenes de entre cinco y diecisiete años, de los que catorce residen en él de forma habitual mientras que el resto vive con su familia. Todos ellos frecuenta la escuela de Tierra Santa local durante la semana y, después de las clases, vuelven a esta su segunda casa, que dista solo cinco minutos de camino de la escuela, donde pueden vivir en un ambiente saludable, comer, estudiar, jugar y rezar juntos.
La Fundación franciscana par la Tierra Santa (Franciscan Foundation for the Holy Land,