Celebraciones solemnes de la cuarta semana de Cuaresma en Jerusalén | Custodia Terrae Sanctae

Celebraciones solemnes de la cuarta semana de Cuaresma en Jerusalén

Basílica del Santo Sepulcro, Jerusalén. 17-18 de marzo de 2012

Este sábado, que precede al cuarto domingo de Cuaresma, se ha repetido la cita litúrgica semanal que marca el período de preparación a la S. Pascua y que tiene como protagonistas de las celebraciones solemnes que se desarrollan, como de costumbre, en la Basílica del Santo Sepulcro a la comunidad franciscana de la Custodia de Tierra Santa y al Patriarcado latino local.

A última hora de la tarde, en la Capilla del Santísimo Sacramento o de la Aparición de Jesús resucitado a María, su Madre, se han celebrado las primeras Vísperas. La liturgia, presidida por fray Carlos Molina, cantor solista en la Basílica del Santo Sepulcro, ha contado con la participación activa de la comunidad franciscana de la Custodia, del clero local y de un buen número de peregrinos.

Por la noche, a partir de las 23.30 h, la asamblea se ha vuelto a reunir en la iglesia del Santo Sepulcro para asistir a la tradicional vigilia nocturna. El custodio de Tierra Santa, fray Pierbattista Pizzaballa, ha presidido la celebración en presencia de un nutrido grupo de participantes que han llenado por completo la Capilla de la Aparición y el espacio exterior de esta, delante de los confesonarios y el altar dedicado a santa María Magdalena y, además, junto al edículo del Santo Sepulcro. Junto al vicario custodial, fray Artemio Vítores, la comunidad franciscana ha participado con muchos de sus miembros, así como numerosos religiosos y religiosas de las congregaciones presentes en Tierra Santa, los cristianos locales de lengua árabe y muchos peregrinos que, sobre todo en este período de preparación para la Pascua, animan la Ciudad Santa. Tras la primera parte de la liturgia, celebrada en el interior de la Capilla de la Aparición, se ha hecho memoria, una vez más, de la resurrección del Señor con la procesión al Santo Sepulcro y el giro en torno al edículo, mientras el custodio llevaba solemnemente el evangeliario y todos los presentes portaban velas encendidas en sus manos. Acompañado por el canto y la oración de la asamblea, fray Pierbattista ha visitado la Tumba vacía del Señor, introduciendo el evangeliario y permaneciendo en el lugar un corto espacio de tiempo para la meditación. Saliendo del edículo del Sepulcro, el custodio ha impartido a los fieles la bendición solemne. La asamblea ha vuelto después a la Capilla de la Aparición donde se ha celebrado la última parte de la vigilia. A continuación, en el Calvario, se ha celebrado la santa misa.

A la mañana siguiente, cuarto domingo de Cuaresma, según la tradición litúrgica latina, la comunidad de fieles se ha vuelto a reunir ante el altar de santa María Magdalena, en la Basílica del Santo Sepulcro, para asistir a la santa misa cantada y celebrada solemnemente, precedida del rezo de la oración de Laudes. El cuarto domingo de Cuaresma se define, según el calendario litúrgico de la Iglesia católica, como Domenica Laetare, del latín «gioire», alegrarse. El pueblo, de hecho, tiene motivos para alegrarse por la llegada inminente de su redención con la santa Pascua del Señor. La antífona de entrada dice: «Alégrate, Jerusalén, y todos los que la amáis, reuníos. / Exultad y alegráos, los que estábais en la tristeza: / saciáos con la abundancia de vuestra consolación» (Is 66, 10.11). Se advierte de este modo la alegría por la cercanía de la liberación gracias incluso a la simbología litúrgica: los sacerdotes celebrantes, de hecho, visten la casulla -es decir, la vestimenta sagrada- de color rosa, o bien violeta. El violeta, que representa la penitencia cuaresmal, se puede sustituir por el rosa, un color menos oscuro, más solar, que cederá pronto su puesto al blanco inmaculado y radiante del domingo de Pascua.

Una vez más, los frailes franciscanos de la Custodia se han acercado en procesión hasta el Patriarcado latino, cercano a la Puerta de Jaffa de la Ciudad Vieja, y han acompañado solemnemente a S. E. Mons. William Shomali, obispo auxiliar del patriarca latino de Jerusalén, hasta la Basílica del Santo Sepulcro para que el prelado pudiera asistir a la celebración dominical, como está previsto por el programa litúrgico. Junto a fray Silvio de la Fuente, secretario custodial, fray Stèphane Milovitch, guardián de la Basílica de la Natividad de Belén, que se han colocado junto a Mons. Shomali, y a fray Fergus Clarke, guardián del Santo Sepulcro, la comunidad franciscana de Tierra Santa ha participado de forma numerosa en la solemne celebración. Han participado también muchos religiosos y religiosas de otras congregaciones, fieles locales y peregrinos de distintas partes del mundo. La santa misa ha estado presidida por fray Carlos Molina mientras que la homilía la ha pronunciado, desde el ambón situado junto al altar, fray Nerwan Nasser al-Banna, párroco de la parroquia latina de Jerusalén.,

Al finalizar la santa misa, los frailes franciscanos han vuelto a acompañar, en procesión, a Mons. Shomali y su séquito, abandonando la basílica y recorriendo las estrechas callejuelas del barrio cristiano de la Ciudad Vieja hasta la sede patriarcal.

Texto de Caterina Foppa Pedretti
Fotos de fray Giorgio Vigna