Centenares de personas asisten al funeral del P. Lino Cignelli | Custodia Terrae Sanctae

Centenares de personas asisten al funeral del P. Lino Cignelli

“El padre Lino ha muerto de repente, en medio de nosotros, nada más llegar a la Flagelación para asistir a la inauguración de otro año académico; él, que era profesor emérito, es más, maestro que no dejó nunca de enseñar con el ejemplo de su vida más que con su vasta y profunda erudición. Ha muerto en medio de la Ciudad, tras haber recorrido por última vez la cuesta de la que conocía cada piedra, cada escalón, cada evocación.

Él conocía a las personas de esta Ciudad, sin distinciones; siempre era saludado por la gente común, los tenderos, reverenciado por los religiosos de todas las denominaciones, por los ministros de las distintas Iglesias y confesiones cristianas. El padre Lino ha sido para todos el “fraile de la cuerda” que formaba parte plenamente de esta Jerusalén y que ahora vive en la Jerusalén celestial”.

Con estas palabras el Custodio de Tierra Santa, fray Pierbattista Pizzaballa, ha hecho memoria del p. Lino Cignelli, fraile menor, profesor durante tantos años de griego bíblico y patrística en el Studium Biblicum Franciscanum, sacerdote y director espiritual reclamadísimo, al inicio de la celebración eucarística y del rito de las exequias que se ha celebrado el miércoles 10 de noviembre en la iglesia de San Salvador de Jerusalén.

Así como tan diminuta y modesta era la figura de este pequeño fraile franciscano, así ha sido el signo que ha dejado de una vida entregada totalmente al servicio de Dios, de la Iglesia, de los hermanos y de la Tierra Santa.

De ello es prueba la concurrida participación de fieles en su funeral, además de los 118 sacerdotes concelebrantes, frailes menores, religiosas y religiosos de todas las órdenes procedentes de los conventos de Israel, Palestina y del exterior.
De Italia han venido, entre otros, su hermana Giacinta y las sobrinas Fabiana y María Luisa.

La santa misa ha estado presidida por el Custodio de Tierra Santa, padre Pierbattista Pizzaballa, con la asistencia de Mons. Antonio Franco, Nuncio y Delegado apostólico, y de Mons. Kamal Bathish, obispo auxiliar y vicario general emérito de Jerusalén; los concelebrantes principales han sido el p. Artemio Vítores, vicario custodial y guardián de San Salvador, p. Bruno Ottavi, ministro provincial de Asís, el padre Claudio Bottini, decano del Studium Biblicum Franciscanum y el padre Ibrahim Najib, guardián del convento de la Flagelación, la fraternidad donde residía el padre Lino.
En su homilía, el p. Bottini se ha dirigido directamente al p. Lino, cuyo cadáver estaba aún expuesto en el ataud, abierto delante del altar, contando las últimas horas del fraile, momentos ordinarios aunque emblemáticos de su existencia: “El lunes por la mañana, te has dejado encontrar “en el trabajo”, como el discípulo bienaventurado del Evangelio, inmerso en tu vida de costumbre (cf. Lc 12, 43). Tras nuestra concelebración eucarística en la Flagelación, con el pequeño rosario entre los dedos, subiste también tú a San Salvador, pero yendo primero a llevar tu “caridad” a los pobres, porque eras igual de solícito con la mesa eucarística que con la de los necesitados. No era una idea fija la tuya, sino coherencia con el Evangelio, que proclama: “Bienaventurados los misericordiosos”, benditos aquellos que hacen obras de misericordia.

A quien te preguntaba que por qué cogías con tanta premura cualquier cosa de nuestra mesa, ciertamente no pobre, haciéndola desaparecer entre tus largas mangas, le respondías con el lenguaje de tus amados Padres de la Iglesia que aquello era el “bocado de Cristo” destinado a los pobres, especialmente los más escondidos”.
Un momento espiritualmente intenso en la celebración ha sido la oración de los fieles acompañada del Cántico de las criaturas de san Francisco, al que se unían las correspondientes invocaciones que hacían pensar en la persona y misión del padre Lino. “Alabado seas, mi Señor, por el hermano Sol. Fray Lino en su vida ha sido guía espiritual de muchas personas.

Que puedan seguir caminando por el camino que, a través de fray Lino, Tú, oh Señor, has iluminado para ellos”. Antes del rito de las exequias tomaron la palabra el ministro provincial de Umbría –la provincia religiosa de la que procedía el padre Lino, nacido en lanciano en Abruzzo, en 1931- y su hermana. El p. Bruno Ottavi ha dado las gracias al Señor “por el don de un fraile que, con simplicidad y sabiduría, ha sabido conjugar y transmitir el amor de Dios”; la sra. Giacinta ha querido hacer “un recuerdo especial para un hermano especial.

De sus palabras emanaba siempre una gran paz. Le doy las gracias por habernos transmitido los valores cristianos y la fe verdadera”.
Al final de la celebración, la larguísima procesión ha atravesado la Ciudad Vieja hasta llegar al cementerio de los franciscanos, en el Monte Sión, pasando por la Puerta de Jaffa, la Puerta de David y rodeando el barrio armenio. El incienso y la cruz precedían a una muchedumbre de frailes que acompañaban a su hermano difunto salmodiando en gregoriano entre la curiosidad de los turistas y el estupor de los residentes.

FRC