Dos nuevas ordenaciones en la Custodia | Custodia Terrae Sanctae

Dos nuevas ordenaciones en la Custodia

El sábado 25 de octubre, fray Fadi Salim Azar, un palestino de 33 años, ha sido ordenado sacerdote en Ramla (Israel). Diez días antes en Jordania, fray Luai Bisharat, jordano de 31 años, recibía el mismo sacramento. ¡Dos buenas noticias para la Custodia de Tierra Santa!

Los parroquianos de San Nicodemo y San José de Arimatea, en Ramla, donde fray Fadi fue ordenado diácono el pasado mes de marzo, asistieron en gran número el sábado 25 de octubre a un acontecimiento histórico. «Aunque los franciscanos están en Ramla desde finales del siglo XIV, nuestra iglesia jamás había acogido hasta ahora una ordenación sacerdotal», subraya Farid Yubrán, miembro activo de la parroquia, mientras una gran sonrisa ilumina su cara.

En total, alrededor de 700 fieles han participado en la misa presidida por el patriarca latino de Jerusalén, Mons. Fuad Twal. Estaban también presentes Mons. Giacinto Marcuzzo, obispo auxiliar para Israel, numerosos franciscanos y sacerdotes latinos, greco-católicos y ortodoxos. También estaban unos veinte miembros de la familia del ordenando, entre ellos sus progenitores, aunque venir de Jordania, donde hoy viven estos palestinos, es bastante complicado. Su hermano, de hecho, aun habiendo obtenido el visado, no ha podido abandonar su país.

Una misa seguida también desde el exterior
No habiendo puesto para todos en el interior de la iglesia, se dispusieron también sillas en el patio. «En estas últimas semanas, muchos parroquianos se han involucrado para preparar la iglesia y acoger a tanta gente», precisa Farid Yubrán. Por suerte, la meteorología bastante clemente ese día y el sistema de transmisión de vídeo permitió a los fieles que tuvieron que quedarse fuera no perderse ni un solo instante de la ceremonia. Los amplificadores, colocados en el exterior de la iglesia, transmitieron la misa a un volumen impresionante; nadie en Ramla, en el corazón de Israel, pudo ignorar que la minoría cristiana palestina estaba de fiesta.

Junto al árabe, idioma en que transcurrió la mayor parte de la ceremonia, se pronunciaron palabras en italiano e inglés, recordando la variedad cultural y lingüística de la Custodia de Tierra Santa. Muchos de los cantos se entonaron en latín, especialmente el conmovedor Panis angelicus, de César Franck, en la comunión. El coro del Magníficat animó la oración de la asamblea desde la balaustrada donde estaba situada.

El Evangelio (Mc 16, 15-20) invitaba al ordenando a salir en misión, a ejemplo de los once apóstoles a los que Jesús interpeló poco después de su resurrección: «Id por todo el mundo y proclamad el Evangelio a toda criatura». ¿Por qué se eligió este texto y no otro? «Es Jesús quien me envía a la misión –explicaba fray Fadi el día después de su ordenación-. Y, puesto que Él me envía, me ayudará en esta misión y se preocupará por mí. Por eso, no estaré solo».

Para fray Fadi, la prioridad son los pobres
Dirigiéndose en su homilía al futuro sacerdote, el patriarca Mons. Fuad Twal le ha recordado que, como Jesús, deberá amar a los pobres. Y es precisamente ese uno de los principales carismas de fray Fadi. El franciscano ha vivido en la comunidad hispana de los Estados Unidos, y también con la población de Haití tras el terremoto de 2010; después, ha trabajado con discapacitados en la comunidad Foi et Lumière, en Maryland (Estados Unidos). «También san Francisco tenía predilección por los pobres, los hambrientos y marginados –recuerda cuando se le pregunta sobre el tema-. Les evangelizo, pero también ellos me evangelizan a mí. Han confirmado mi vocación».

Fray Fadi se ha tumbado luego rostro en tierra, en el centro de la nave central. La Letanía de los santos, cantada por fray Rafael, otro franciscano de la Custodia, ha resonado como una oración: que su vocación le conduzca hacia la santidad. Después, los cincuenta sacerdotes presentes en el coro le han impuesto las manos. Cuando el patriarca ha colocado sus manos sobre su cabeza, el ordenando ha sentido sobre sí el Espíritu Santo y la gracia de Dios, que le han hecho «finalmente digno de su misión». El recién ordenado ha recibido después las vestiduras litúrgicas, la estola blanca, y luego todos los sacerdotes se han ido alternando para abrazarle fraternalmente, tras haber besado las palmas de sus manos, que habían recibido la unción.
«Creo que en Washington, donde se ha formado, Fadi ha sentido la atracción por culturas distintas a la suya», observa fray Stèphane, guardián del convento de San Salvador. De hecho, el año pasado, mientras era diácono en una parroquia de Jafa, el franciscano palestino se sentía particularmente cercano a numerosas comunidades extranjeras presentes: árabes, indios, filipinos y africanos. «Me siento más a gusto junto a los inmigrantes, porque hablo varias lenguas y mis mismos padres siempre han vivido en Jordania, lejos de de su país natal, Palestina», explica el joven sacerdote.

Otra ordenación en Amán
Y es precisamente en Amán, en Jordania, donde ha tenido lugar el miércoles 15 de octubre, en la iglesia del Terra Santa College, otra ordenación sacerdotal para la Custodia de Tierra Santa. Fray Luai Bisharat, de 31 años, había elegido ser ordenado sacerdote en su país de origen, en vez de en su actual parroquia de Santa Catalina de Belén. «Si hubiera elegido Belén, donde fui ordenado diácono, mi familia no habría podido participar», precisa.

Alrededor de 500 personas han asistido a la ceremonia presidida por Mons. Yaser al Ayash, arzobispo greco católico de Jordania; entre ellos, una veintena de frailes de la Custodia y Mons. Marún Laham, obispo auxiliar del patriarca latino de Jerusalén para Jordania.

Las últimas palabras del Evangelio de Juan (Jn 13,1-20) –el lavatorio de los pies del Jueves santo: «Os he dado ejemplo para que vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros» (v. 15)- parecían definir de maravilla la misión que se le acababa de confiar a fray Luai. En su homilía, Mons. Yaser al Ayash ha insistido en la nobleza de la vocación sacerdotal y ha expresado su gratitud a los franciscanos de la Custodia por su labor en los santos lugares.

Mélinée Le Priol