El camino hacia la reforma litúrgica para la Semana Santa en la Basílica del Santo Sepulcro llega a su fin | Custodia Terrae Sanctae

El camino hacia la reforma litúrgica para la Semana Santa en la Basílica del Santo Sepulcro llega a su fin

24 de marzo de 2012

Hace pocos meses, con la aprobación de la Santa Sede, alcanzó feliz término, tras años de intenso trabajo, el proceso relativo a la reforma litúrgica para la Semana Santa en la Basílica del Santo Sepulcro. Una misión delicada y dura que, por indicaciones de la Sede Apostólica, ha tenido como protagonistas durante muchos años a los franciscanos de la Custodia de Tierra Santa. El resultado al que se ha llegado recientemente y que ha obtenido la aprobación final es el mejor que se ha podido conseguir, considerando las restricciones impuestas por el Status Quo.

Pero el proceso para esta compleja reforma litúrgica comenzó hace años cuando, en 1955, a causa de las modificaciones litúrgicas introducidas para la celebración de la Semana Santa, la Custodia intentó propiciar el cambio a los nuevos ritos en la Basílica del Santo Sepulcro, por desgracia sin conseguirlo por motivo de los horarios, regulados por el Status Quo, de las distintas comunidades cristianas presentes en el santuario. La Santa Sede, a petición del custodio de aquellos años, concedió entonces la indulgencia para celebrar según el viejo rito. Con el tiempo y las sucesivas adaptaciones se llegó a una solución intermedia entre la vieja y la nueva liturgia que hacía difícil asumir una identidad precisa.

Desde 1986, la Comisión Litúrgica de la Custodia de Tierra Santa, ha estado trabajando para adaptar la liturgia de la Semana Santa a los nuevos libros litúrgicos, a la especificidad del lugar, a las tradiciones litúrgicas propias de Jerusalén y a las actuales exigencias pastorales. La iniciativa de la Comisión ha permitido, por tanto, la adaptación de los ritos y ordenamientos de los nuevos libros litúrgicos a los horarios y espacios, conservando y tutelando con cuidado los derechos de la Iglesia católica en el santuario. Ha sido un trabajo complejo y de gran responsabilidad en el que se han visto implicados también la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el delegado apostólico y el patriarca latino.

El proyecto de reforma litúrgica de la Semana Santa, presentado en tres volúmenes –correspondientes al Misal, el Leccionario y los Oficios-, fue aprobado por la Comisión Litúrgica el 11 de marzo de 1996, en presencia del custodio. El 28 de marzo del pasado año fue presentado al patriarca latino y, finalmente, el 16 de diciembre fue remitido a la Santa Sede.

El 5 de marzo de 1997, el secretario de estado vaticano, S. E. Card. Angelo Sodano, comunicó a la Custodia de Tierra Santa la aprobación {ad experimentum} del proyecto de reforma, advirtiendo al mismo tiempo de una serie de modificaciones exigidas por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. El 23 de marzo de aquel año, por tanto, con ocasión del Domingo de Ramos, se inauguró el nuevo {Ordo} de la Semana Santa.

El 15 de febrero de 2010, después de varios años de obligada experimentación, la Comisión Litúrgica encargada envió a la Santa Sede toda la información del caso junto con los añadidos, sugerencias y correcciones madurados a lo largo del período de uso experimental de la reforma litúrgica. Al mismo tiempo, la Comisión presentó a la Santa Sede la petición de aprobación definitiva de tal reforma. Hace pocos meses, el 12 de octubre de 2011, el secretario de estado vaticano, S. E. Card. Tarcisio Bertone, comunicó a la Custodia la aprobación definitiva del {Status Quo} relativo a las {Celebrationes Hebdomadæ Sanctæ in Sancto Sepulcro Domini Nostri Jesu Christi, per Missale, Lectionarium e Officia}

Un resultado de un gran valor, todavía más satisfactorio en este período que nos prepara para la santa Pascua de resurrección del Señor y que confirma de forma autorizada el precioso trabajo realizado, también en el campo litúrgico, por los franciscanos en servicio a la Tierra Santa y la sintonía que anima continuamente el diálogo entre la Santa Sede y la Custodia en su trabajo constante y su profundo interés por la conservación, tutela y promoción de los lugares y tradiciones que constituyen el inestimable patrimonio de la cristiandad. En este mundo complejo de la Tierra Santa, los franciscanos siguen siendo los protagonistas insustituibles de la vida local de la Iglesia latina y los custodios atentos de la sensibilidad y de los valores católicos, en diálogo abierto y activo con los hermanos de las otras confesiones cristianas.

Texto de Caterina Foppa Pedretti