El padre Francesco Patton, Custodio franciscano de Tierra Santa, ha realizado su primera visita como custodio al monasterio franciscano de Tierra Santa en Washington DC, a principios de noviembre de 2016.
Llegó el miércoles 2 de noviembre, a tiempo de participar en la conmemoración anual del monasterio con motivo del Día de Todos los Santos. Cada año, los frailes se reúnen en el cementerio del monasterio para orar por sus hermanos fallecidos. Fray Francesco presidió la procesión de los hermanos, bendiciendo las tumbas de los hombres que sirvieron tanto en Tierra Santa como en el monasterio. El Servicio de Noticias Católicas de los obispos de EE.UU. cubrió el evento con un reportaje que ha sido ampliamente difundido en redes sociales y en la prensa católica.
En el almuerzo posterior que reunió a los hermanos en el comedor del monasterio, el guardián y comisario padre Larry Dunham dio la bienvenida al padre custodio, que dirigió unas breves palabras a la comunidad. También estuvo disponible durante la visita para cualquiera de los frailes que deseara hablar con él. Además, realizó entrevistas con varios representantes de los medios de comunicación.
Esa tarde, el padre Francesco se reunió con un grupo invitado de colaboradores del monasterio. Una recepción informal, en la que los invitados pudieron saludar al Custodio, precedió al programa formal. Los participantes visionaron un vídeo producido por la Comisaría de Washington –con entrevistas al hermano franciscano Haroutiun Samouian, al padre Larry Dunham, y al arzobispo retirado de Washington DC, cardenal Theodore McCarrick, sobre la situación en Siria. El padre custodio ofreció un informe actualizado y personal sobre los hermanos que viven allí y sobre la misión general de la Custodia en toda Tierra Santa.
El sábado 5 de noviembre, el monasterio albergó su Misa y Cena Benéfica anual. El padre Francesco participó en la misa presidida por Mons. Dennis Madden, obispo auxiliar de la archidiócesis de Baltimore, Maryland. A continuación se celebró una cena de gala en el salón del monasterio de San Francisco, donde el Custodio se encontró con amigos y simpatizantes de la misión de los franciscanos en Tierra Santa.
Músicos y un vocalista del “Instituto Magnificat” de Jerusalén interpretaron la música durante la liturgia y actuaron como parte del programa de la velada. Deleitaron a la audiencia con una selección de temas clásicos y modernos, y terminaron con una balada popular en árabe. (Los músicos de Magnificat también ofrecieron un concierto público la tarde siguiente en la iglesia del monasterio.)
Después, los invitados presenciaron un vídeo sobre Alepo de un testigo en primera persona, en el que se escucharon las palabras del padre franciscano Ibrahim Sabbagh, pastor de la parroquia de San Francisco en Alepo.
Inmediatamente tras el video, habló el Custodio. Empezó refiriéndose a sus propias palabras -mostradas en los últimos planos del video: “El buen pastor da su vida por sus ovejas. El mercenario, ante el peligro, las abandona. Con ayuda del Señor, queremos permanecer en Siria como buenos pastores.”
Subrayando la importancia de Siria para la historia de la Cristiandad, fray Francesco señaló, “fue en el camino de Damasco donde San Pablo tuvo su experiencia de compasión. Fue en Damasco donde recibió el bautismo y donde pronunció sus primeros sermones. Siria es la segunda cuna de la Cristiandad, y también es una tierra donde nuestra presencia franciscana es muy antigua. Y, a lo largo de los santuarios, ha pagado su contribución con la sangre de muchos de sus hijos que murieron como mártires.”
El Custodio repasó para los asistentes los lugares donde los frailes continúan resistiendo y ayudando al pueblo de Siria – en Damasco, Latakia, Alepo, Knayeh y Jacoubieh. Señaló: “Nuestros hermanos están comprometidos con su ministerio pastoral y, durante estos momentos difíciles, están intentando revitalizar y sostener la comunidad cristiana local, manteniendo viva la llama de esperanza y contribuyendo a ayudar a aquellos que permanecen allí, incluso haciéndose cargo de sus necesidades materiales.”
En Damasco, nosotros, los franciscanos de Tierra Santa, seguimos manteniendo vivos los dos santuarios vinculados con la conversión y el bautismo de San Pablo. También nos ocupamos de dos parroquias donde los cristianos locales viven junto a una comunidad de inmigrantes de Asia y África. Hemos transformado el albergue de peregrinos en un hogar de acogida para refugiados que están obligados a partir de viaje hacia un nuevo hogar.”
“En Latakia, somos responsables de una parroquia que, en estos días, en estos últimos años, prácticamente ha doblado su tamaño desde que muchos cristianos que han huido de las zona en guerra han encontrado refugio en esta ciudad, que en este momento es la más segura de Siria”.
El padre custodio se refirió también al breve vídeo que el público acababa de ver, centrado en Alepo. “Actualmente -señaló- es la ciudad más peligrosa de la Tierra. Allí, nuestros hermanos se encargan de la parroquia de San Francisco, donde ayudan a aproximadamente 40.000 familias procedentes de cualquier fe y confesión religiosa. Hemos abierto las puertas del Terra Sancta College para acoger a un grupo de mujeres mayores, cuya residencia ha sido destruida por los bombardeos. También estamos intentando mantener en funcionamiento una escuela para niños con necesidades especiales. Pero el servicio más importante que nuestros hermanos de Alepo están desarrollando es el de conservar viva la esperanza de la gente y ayudar a todos a preservar sus corazones lejos del odio y abiertos al perdón y la reconciliación”.
“Estamos también presentes en Qaniya y Yakobi, hasta las aldeas del Valle del río Orontes, donde dos hermanos se han ofrecido a quedarse con la población, aunque sufren diariamente todo tipo de humillaciones y presiones psicológicas. Los frailes y los pobladores han perdido casi todas sus pertenencias, pero todavía están aferrados a su fe”.
Para terminar, el padre Francesco agradeció a todos los presentes su apoyo y generosidad, invitándoles a continuar esa relación “de manera especial en vuestras oraciones, todos los hermanos franciscanos que habéis intentado vivir nuestra vocación en Tierra Santa y en toda la región de Oriente Medio… os ruego que recéis por nosotros y especialmente por los pueblos y los hermanos que están soportando sufrimientos y dificultades debido a la guerra.”
El domingo 6 de noviembre, el padre Francesco concelebró la misa del domingo en la iglesia del monasterio y saludó a continuación a miembros de la congregación. Ese mismo día, más tarde, partió para continuar su visita a América con los frailes establecidos en Buenos Aires, Argentina.
Greg Friedman, OFM