Es la más alta distinción que el Patriarcado griego ortodoxo puede conferir. El lunes 30 de mayo, el custodio de Tierra Santa, fray Pierbattista Pizzaballa, ha recibido el título de Gran Comendador de la Orden de Caballeros del Santo Sepulcro.
El evento ha tenido lugar durante una ceremonia organizada por el Patriarcado griego ortodoxo. Es la primera vez que un custodio viene condecorado así por la Iglesia griega ortodoxa de Jerusalén. Su vínculo con el Santo Sepulcro es tan fuerte que el emblema de la fraternidad greco-ortodoxa helena es el «TΦ» (Tau + fi) de la palabra griega «Tafos», que significa «Sepulcro».
El patriarca Teófilos III ha comenzado su discurso con las palabras de san Pablo a Timoteo. «Quienes ejercen bien el ministerio logran buena reputación y mucha confianza en lo referente a la fe que se funda en Cristo Jesús» (1Tim 3,13). El discurso ha sido muy afectuoso. «Su diaconía como Custodio de Tierra Santa y superior de la fraternidad franciscana ha sido siempre ejemplar. Durante su mandato aquí, en la ciudad santa de Jerusalén, ha desempeñado un importante papel en la construcción de la confianza y del respeto mutuo entre las distintas comunidades religiosas cristianas en general, y la nuestra greco-ortodoxa en particular».
El patriarca ha destacado también los progresos en aquello «que todos considerábamos inalcanzable», es decir, en los acuerdos para la restauración, especialmente la de la tumba del Señor en la basílica de la Resurrección.
Quien haya seguido, en estos últimos años, los encuentros entre las comunidades franciscana y greco-ortodoxa ha podido notar efectivamente un sensible y caluroso cambio. Es de destacar que varios frailes hablan ahora griego, una de las lenguas necesarias en el servicio de la Custodia, pero también un gesto muy apreciado por el Patriarcado.
El evento ha tenido lugar durante una ceremonia organizada por el Patriarcado griego ortodoxo. Es la primera vez que un custodio viene condecorado así por la Iglesia griega ortodoxa de Jerusalén. Su vínculo con el Santo Sepulcro es tan fuerte que el emblema de la fraternidad greco-ortodoxa helena es el «TΦ» (Tau + fi) de la palabra griega «Tafos», que significa «Sepulcro».
El patriarca Teófilos III ha comenzado su discurso con las palabras de san Pablo a Timoteo. «Quienes ejercen bien el ministerio logran buena reputación y mucha confianza en lo referente a la fe que se funda en Cristo Jesús» (1Tim 3,13). El discurso ha sido muy afectuoso. «Su diaconía como Custodio de Tierra Santa y superior de la fraternidad franciscana ha sido siempre ejemplar. Durante su mandato aquí, en la ciudad santa de Jerusalén, ha desempeñado un importante papel en la construcción de la confianza y del respeto mutuo entre las distintas comunidades religiosas cristianas en general, y la nuestra greco-ortodoxa en particular».
El patriarca ha destacado también los progresos en aquello «que todos considerábamos inalcanzable», es decir, en los acuerdos para la restauración, especialmente la de la tumba del Señor en la basílica de la Resurrección.
Quien haya seguido, en estos últimos años, los encuentros entre las comunidades franciscana y greco-ortodoxa ha podido notar efectivamente un sensible y caluroso cambio. Es de destacar que varios frailes hablan ahora griego, una de las lenguas necesarias en el servicio de la Custodia, pero también un gesto muy apreciado por el Patriarcado.