El día de la Epifanía 2007 en Belén | Custodia Terrae Sanctae

El día de la Epifanía 2007 en Belén

“Y así, la Navidad ha terminado”. Se expresaba con estas palabras un vecino de Belén al final de la Epifanía en esta ciudad. Junto con la Pascua, la Navidad es la única solemnidad que tiene una octava, o sea una semana durante la cual se prolongan las fiestas. Sin embargo, en Tierra Santa, es solamente con la Epifanía, 15 días después de la Navidad, cuando parecen concluir las fiestas de Navidad. También es cierto que en Belén las celebraciones de la Epifanía no son menos solemnes que las de la misma Navidad. La tarde anterior tiene lugar la entrada solemne del Custodio , las dos procesiones a la Gruta para las primeras Vísperas, el Oficio de las lecturas y a medianoche una misa en la Gruta en la que participan los fieles locales. El mismo día de la Epifanía hay dos celebraciones importantes.

Primero la misa, presidida por el Custodio , se celebra principalmente en árabe y está cantada por el coro de la Custodia. La asistencia de los fieles es alegre y numerosa. Los cristianos de Belén aman esta misa, que prolonga la Navidad y además es más íntima porque los peregrinos son menos numerosos. El Padre Amjad Sabbara ofm, el párroco de la parroquia, predica la homilía. “La Epifanía es la fiesta de la revelación, la manifestación de que este niño nacido en Belén, ha cambiado el mundo. La Epifanía es el encuentro entre la cultura de los magos que siguieron una estrella y la Biblia que había anunciado el nacimiento en este lugar. Cristo da plenitud de significado a la cultura y a la Biblia y también a cada uno de nosotros en nuestras vidas. Y a cambio nosotros debemos dar una respuesta verdadera al regalo que Cristo nos ha dado: a sí mismo. Jesús ha iluminado nuestras vidas con su vida; en nuestro comportamiento, debemos ser personas que iluminen también la vida de los otros”.

Pero después de la misa, la celebración que los fieles están esperando es la de las segundas Vísperas. Es el momento en que los franciscanos hacen otra procesión a la Gruta de la Natividad, donde dan simbólicamente los regalos al Niño Jesús: oro, representado por una rosa de oro donada por papa Pablo VI, incienso y mirra. Estos gestos no están, de hecho, en los orígenes de la procesión. La procesión por sí misma sí está inscrita en el status quo: en este día, casi a la misma hora, los franciscanos hacen una procesión. Así lo han hecho durante siglos. Pero lo que cantan, los gestos que hacen en la Gruta, son libres. Desde hace dos años, los frailes de la Custodia responsables de la liturgia han intentado conciliar los horarios del Statu Quo con la liturgia del Concilio Vaticano II y dado que la procesión debe durar un período del tiempo determinado, intentan darle tanta significación como sea posible en relación con el día de fiesta. Por eso tiene lugar la entrega de regalos de los Reyes Magos. El Custodio pone la rosa de oro, la rama de olivo de oro, incienso y mirra, alrededor de la estrella de plata que marca el lugar del nacimiento de Cristo y después en el pesebre, donde se sienta en un trono el Niño-Rey, que ha sido colocado allí allí durante la noche.

El único pesar de los cristianos locales es que solamente los frailes participan en la procesión: “no sabemos qué sucede en la Gruta. Esperamos, decimos un rosario, un segundo rosario… Es una pena que no haya animación litúrgica arriba en la iglesia mientras esperamos que vuelva la procesión. Podría haber canciones para ayudar al rezo de los que no pueden entrar en la Gruta.” Pero la vuelta de la procesión está llena de animación. El Custodio que ha tomado al Niño-Rey en sus brazos en la Gruta, lo lleva durante la procesión por el claustro de San Jerónimo, le preceden los Reyes Magos y el coro de la custodia. Algunos de los fieles se unen al final de la procesión mientras los otros esperan en la iglesia a que la procesión vuelva a la iglesia. Entre la multitud, los fieles tienden sus manos al hermano Noel, que lleva la mirra, y sobre sus manos vierte un poco del precioso perfume. A su lado el hermano Stéphane, que lleva el incienso en una caja abierta, ve las manos que se tienden y alcanzan el incienso. Es el incienso que se usa en la ceremonia y tiene que quedar para la última incensación, por eso el hermano Stéphane se ve obligado a distribuirlo, antes de que se lo roben, poco a poco. La devoción popular continua mientras se expone al Niño-Rey para la adoración de los fieles, que vienen adelante a besarlo. Para los cristianos del Rito latino, las fiestas han acabado. Para los cristianos ortodoxos, continuará durante toda la noche, pues para ellos es Navidad.

MAB