El lago del Apóstol Pedro | Custodia Terrae Sanctae

El lago del Apóstol Pedro

2012-06-28

El lago del Apóstol Pedro
“Venid a mí, os haré pescadores de hombres”. Y rápidamente dejaron las redes y lo siguieron.

Mar de Galilea, Lago de Tiberíades, aunque también, por su forma de arpa, Mar de Generaset… es a lo largo de sus orillas que Jesús encuentra y llama a sus primeros discípulos. En sus orillas vive y trabaja Simón, hijo de Juan. “Tú serás llamado Cefas”, le dice Jesús, que quiere decir Pedro. Así empieza la elección de Cristo del primer Apóstol, una historia que sucede en un tiempo y en un lugar preciso, a orillas de este tramo de agua, verdadero santuario natural y testigo de estos hechos.

Pedro es natural de Betsaida, pero los Evangelios dan testimonio de su vida de casado y pescador en Cafarnaum. A raíz de las excavaciones de arqueólogos franciscanos, que adquirieron la zona en 1894, los restos de la antigua ciudad han salido a la luz y con ella (gracias a las excavaciones del padre Virgilio Corbo y Stanislao Loffreda), la que se ha identificado como la casa de Pedro, que los testimonios arqueológicos afirman que fue convertida en lugar de veneración desde el siglo I. Sobre ella se edificó la basílica bizantina de base octogonal cuyos restos son todavía visibles. Las ruinas son testimonios de un culto antiquísimo e ininterrumpido por la casa del Apóstol, donde se hospedó Jesús, donde curó a la suegra de Pedro, enferma de fiebres y donde obró muchos milagros. Para proteger las excavaciones fue construido y consagrado en 1990 el memorial que hoy acoge las celebraciones y las oraciones de multitud de peregrinos.

A pocos pasos de la casa del Apóstol, el lago. Su lugar de trabajo, de las salidas en barca para pescar. No muy lejos de Cafarnaum se custodia una embarcación que abre una extraordinaria ventana a esta realidad. Salió a la luz en 1986, durante un periodo de sequía que bajó el nivel del lago. La barca, de unos 8 metros de largo y compuesta por 12 tipos de madera, está datada con seguridad en el primer siglo.

Los análisis técnicos e históricos sugieren que este era el tipo de embarcación a la que hace referencia el Evangelio cuando describe las que utilizaban los discípulos de Jesús. Y por tanto es sobre una barca como esta que Pedro pescaba, con otros discípulos, cuando Jesús se les manifestó en Galilea, después de la Resurrección, invitándolos a tirar las redes después de una noche de pesca infructuosa. Con las redes finalmente llenas, Pedro y los otros volvieron a la orilla, donde Jesús estaba preparando comida para ellos. Se trata de Tabgha, la localidad donde se recuerda este acontecimiento, con el santuario que conserva la piedra de la “Mensa Christi” y de la transferencia del primado a Pedro.

A San Pedro se dedica también la iglesia cruzada que se erige en Tiberíades, adquirida por los franciscanos en 1847. También a orillas del lago, con un ábside triangular que recuerda una barca al revés. La iglesia se convirtió en mezquita a partir de la conquista de Saladino, pero los franciscanos, una vez conseguida su propiedad la restauraron y construyeron una nueva fachada en 1870, mientras que la ornamentación interior es de 1944. En el pequeño patio, una estatua en bronce de San Pedro, reproduce la que encontramos en la basílica vaticana.

“Señor, a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna y nosotros hemos creído y conocido que tú eres el Santo de Dios”. La fe profesada por Pedro, primer apóstol recordado junto a Pablo el 29 de junio, tomó forma aquí, a orillas del lago, lugar del encuentro y de la llamada. Lugar, finalmente, de sus últimas palabras al Resucitado: “Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te amo”.