El ministro general celebra la misa en conmemoración del hallazgo de la Santa Cruz | Custodia Terrae Sanctae

El ministro general celebra la misa en conmemoración del hallazgo de la Santa Cruz

Jerusalén, 7 de mayo de 2012

Como es tradicional, durante la mañana del 7 de mayo se ha celebrado en el Santo Sepulcro la solemnidad de la Inventio Crucis, una fiesta que toca de lleno a la Tierra Santa y que rememora el hallazgo de la Cruz del Señor en Jerusalén por obra de santa Elena, madre del emperador Constantino. Mujer de fe ejemplar, solícita en la práctica de las virtudes y de la caridad cristiana, en el 326, ya de avanzada edad, quiso realizar una peregrinación penitencial a los Santos Lugares. Aquí, trabajó en la construcción de las basílicas de la Natividad, en Belén, y de la Ascensión, en el Monte de los Olivos, que su hijo Constantino adornó después de forma espléndida. La tradición nos dice que Elena, llegada al Calvario para purificar aquel Santo Lugar de los edificios paganos edificados por los romanos, encontró tres cruces, entre las que tuvo la gracia de encontrar la que llevó el Salvador, gracias a un signo extraordinario (se colocó junto a ella el cadáver de un hombre, que volvió milagrosamente a la vida). Junto a la santa Cruz del Señor, se encontraron también tres clavos, donados posteriormente por santa Elena a su hijo, Constantino, que soldó uno al bocado de su caballo mientras que otro fue engarzado en la famosa Corona Férrea, conservada en la catedral de Monza. Elena quería de este modo aconsejar a su hijo la moderación y recordarle que no hay soberano en la tierra que esté por encima de Cristo. Indujo después a Constantino a construir la Basílica de la Anástasis, es decir, de la resurrección.

Todavía hoy, a gran distancia en el tiempo, en Tierra Santa se conmemora el preciosísimo hallazgo de la Santa Cruz, primero perdida y después recuperada a poca distancia del Calvario, gracias a la devoción de una apasionada por Cristo: Elena.

Este año, la celebración solemne que se ha llevado a cabo por la mañana en el lugar de la Inventio Crucis ha estado presidida por el ministro general de la Orden, fray José Rodríguez Carballo, en su último día de estancia en la Tierra Santa, a modo de conclusión de los ejercicios espirituales itinerantes que ha realizado durante los últimos dieciséis días junto al vicario general, los secretarios y los miembros del Definitorio General ofm.

El padre Carballo, durante su homilía, ha renovado el propósito y ha agradecido a los frailes de la Custodia su servicio aquí, en Tierra Santa, en nombre del Definitorio y de toda la Orden. Después ha hecho un breve pero interesante recorrido histórico de la representación de la cruz en los templos antiguos y mordernos, poniendo de relieve cómo, de ambos modos, se habla del misterio de la cruz: unos, poniendo el énfasis en los efectos (salvación, paz y reconciliación), y otros, en las causas (pecado, odio e injusticia). La cruz, «gloria y orgullo» del creyente, nos recuerda que solo a través de ella podemos seguir a Dios. Como subraya el P. Carballo, mirar a la cruz quiere decir «cargar cada día con nuestra propia cruz y seguir al Señor, asumiendo también el dolor y las cruces de los demás».

Al finalizar la celebración se ha llevado en procesión la reliquia de la Santa Cruz en torno al edículo que custodio el Sepulcro.

Texto de Caterina Foppa Pedretti
Fotos del P. Enrique Bermejo y fray Adelmo Vásquez