El miércoles 16 de marzo, a tan solo unos días del comienzo de la Semana Santa, se ha celebrado en Jerusalén una de las últimas peregrinaciones cuaresmales, que ha tenido como meta la capilla de la Condena, en el interior del convento de la Flagelación.
La celebración ha estado caracterizada por una cierta solemnidad. La misa ha estado presidida por fray Alessandro, del convento de la Flagelación, en presencia de numerosos fieles. La asistencia era tal que algunas personas han tenido que seguir la misa desde el exterior por falta de puesto. La capilla, aunque es pequeña, tiene un gran significado para la cristiandad. Forma parte del convento de la Flagelación, segunda estación del viacrucis de Jerusalén.
En la ceremonia han participado hasta treinta concelebrantes. Estaban todos revestidos de vestiduras, no de color morado –el color litúrgico de la Cuaresma-, sino rojo, color utilizado en las celebraciones de la Pasión. De hecho, en esta capilla se celebra la solemnidad de la conmemoración de la condena a muerte del Señor. Y es que, otra vez, la excepción jerosolimitana permite a los peregrinos vivir el tiempo de Cuaresma de modo único en el mundo.
La misa ha estado precedida por el rezo de vísperas. Fray Artemio Vítores ofm ha subrayado en su homilía que, en Jerusalén, las peregrinaciones se realizan «siguiendo los pasos de Jesús». «Hoy estamos en el santuario del Lithóstrotos [ndr: en los Evangelios, el nombre del lugar donde Jesús fue condenado] para hacer memoria de la condena a muerte del Señor y de su viacrucis hasta el Calvario», ha explicado.
Fray Artemio ha destacado la importancia de la Vía Dolorosa, el viacrucis de Jerusalén, a pesar de que su autenticidad se ponga a veces en entredicho. Ha explicado que «solo nueve de las catorce estaciones tienen un fundamento concreto en los Evangelios, pero no por ello el resto deja de tener significado». De hecho, citando el Directorio de la piedad popular y de la Liturgia, ha subrayado que el recorrido del viacrucis es «siempre de actualidad», porque es una práctica de piedad colocada «en la confluencia de distintas expresiones características de la espiritualidad cristiana», entre ellas la peregrinación, el misterio de la cruz y el deseo de configurarse profundamente con la pasión de Cristo.
Desde 1880 los franciscanos recorren la Vía Dolorosa todos los viernes, a partir de las tres de la tarde. Al final de la homilía, fray Artemio ha recordado el vínculo entre el viacrucis y la Pascua. «El viacrucis concluye delante de la tumba vacía de Cristo, que nos conduce a la alegría de la resurrección».
Esta homilía ha servido de ocasión para recordar la inauguración del Terra Sancta Museum, el jueves 17 de marzo, en el convento de la Flagelación. Esta sección del nuevo museo multimedia prepara a los peregrinos para recorrer la Vía Dolorosa contando la historia de la ciudad santa y de la Vía, desde el paso de Jesús hasta nuestros días.
TD
La celebración ha estado caracterizada por una cierta solemnidad. La misa ha estado presidida por fray Alessandro, del convento de la Flagelación, en presencia de numerosos fieles. La asistencia era tal que algunas personas han tenido que seguir la misa desde el exterior por falta de puesto. La capilla, aunque es pequeña, tiene un gran significado para la cristiandad. Forma parte del convento de la Flagelación, segunda estación del viacrucis de Jerusalén.
En la ceremonia han participado hasta treinta concelebrantes. Estaban todos revestidos de vestiduras, no de color morado –el color litúrgico de la Cuaresma-, sino rojo, color utilizado en las celebraciones de la Pasión. De hecho, en esta capilla se celebra la solemnidad de la conmemoración de la condena a muerte del Señor. Y es que, otra vez, la excepción jerosolimitana permite a los peregrinos vivir el tiempo de Cuaresma de modo único en el mundo.
La misa ha estado precedida por el rezo de vísperas. Fray Artemio Vítores ofm ha subrayado en su homilía que, en Jerusalén, las peregrinaciones se realizan «siguiendo los pasos de Jesús». «Hoy estamos en el santuario del Lithóstrotos [ndr: en los Evangelios, el nombre del lugar donde Jesús fue condenado] para hacer memoria de la condena a muerte del Señor y de su viacrucis hasta el Calvario», ha explicado.
Fray Artemio ha destacado la importancia de la Vía Dolorosa, el viacrucis de Jerusalén, a pesar de que su autenticidad se ponga a veces en entredicho. Ha explicado que «solo nueve de las catorce estaciones tienen un fundamento concreto en los Evangelios, pero no por ello el resto deja de tener significado». De hecho, citando el Directorio de la piedad popular y de la Liturgia, ha subrayado que el recorrido del viacrucis es «siempre de actualidad», porque es una práctica de piedad colocada «en la confluencia de distintas expresiones características de la espiritualidad cristiana», entre ellas la peregrinación, el misterio de la cruz y el deseo de configurarse profundamente con la pasión de Cristo.
Desde 1880 los franciscanos recorren la Vía Dolorosa todos los viernes, a partir de las tres de la tarde. Al final de la homilía, fray Artemio ha recordado el vínculo entre el viacrucis y la Pascua. «El viacrucis concluye delante de la tumba vacía de Cristo, que nos conduce a la alegría de la resurrección».
Esta homilía ha servido de ocasión para recordar la inauguración del Terra Sancta Museum, el jueves 17 de marzo, en el convento de la Flagelación. Esta sección del nuevo museo multimedia prepara a los peregrinos para recorrer la Vía Dolorosa contando la historia de la ciudad santa y de la Vía, desde el paso de Jesús hasta nuestros días.
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