Emaús-Qubeybeh: Un aspecto distinto de la vida de la Custodia de Tierra Santa | Custodia Terrae Sanctae

Emaús-Qubeybeh: Un aspecto distinto de la vida de la Custodia de Tierra Santa

Toda peregrinación en Tierra Santa, tal y como se recoge en la liturgia franciscana, tiene un carácter particular. Lo mismo ocurre con las que van a Emaús Qubeybeh el lunes de Pascua, o la del domingo de septiembre para hacer memoria de los santos Simeón y Cleofás. Esta tiene un valor añadido, no sólo litúrgico, porque ofrece la oportunidad a los frailes y a los estudiantes más jóvenes recién llegados para realizar sus estudios en el Seminario Teológico de ver la Custodia en sus aspectos más diversos.

Aquí no hay la multitud de peregrinos que asedia Belén, o como en la peregrinación a las orillas del Jordán, o a Nazaret. En Emaús la atmósfera es más familiar. Evidentemente, el hecho de que sólo haya una familia cristiana viviendo en el lugar es significativo, pero también lo es que cada año el viaje a Emaús Qubeybeh resulta más difícil de llevar a cabo.

La única carretera de acceso al pueblo es siempre irregular y los únicos trabajos en curso lo son para la creación y refuerzo de los checkpoints. Incluso el soldado, a la sombra de su jeep, parecía estar más interesado en el tráfico que en controlar los documentos. El imponente paso de la frontera parece surgir de la tierra, todo blindado, hermético, triste, rodeado de alambradas de espino y videocámaras.

Pero recorriendo el camino hasta llegar a este territorio palestino aislado, teníamos la sensación de quien va a participar en la misa dominical. La eucaristía la ha presidido el Vicario custodial, fray Artemio Vítores. La ocasión, para rendir homenaje y veneración a los dos santos ha sido simple y bella. Si, como es costumbre, a cada misa sigue el encuentro festivo del almuerzo, este año en que la fiesta de Yom Kippur comenzaba por la tarde, los franciscanos han vuelto rápidamente a Jerusalén para no romper el silencio y la espera de esta gran jornada de oración para los judíos.

Pasando de nuevo por el checkpoint al volver, teníamos todos en mente a los dos frailes franciscanos que tienen como misión custodiar este Santo Lugar que se encuentra tan lejos de todo, aislado y sin recibir visitas de peregrinos. Les estamos muy agradecidos por ser fieles a su vocación, a su vida, a la misión franciscana de la Custodia.

Mañana, lunes 28 de septiembre, día décimo del mes de Tishri según el calendario hebreo, es Yom Kippur, día de la expiación. Para los judíos se trata de viddouï, confesión, de teshouva, conversión y de reconciliación.

¡Que Dios escuche la oración de su pueblo y la acoja, más allá de toda espectativa humana!

Mab