Encendido el árbol de Navidad de Beit Hanina | Custodia Terrae Sanctae

Encendido el árbol de Navidad de Beit Hanina

El custodio de Tierra Santa, fray Pierbattista Pizzaballa, ha inaugurado el árbol de Navidad de la parroquia de Beit Hanina la tarde del 16 de diciembre. Acompañado por algunos frailes, el custodio se desplazó esa fría tarde de diciembre para expresar su cercanía a la comunidad cristiana de Beit Hanina.

Acogido con gozo por fray Haizam Yalda, vicario de la parroquia, y por varios grupos de jóvenes de Beit Hanina, el custodio recordó el sentido de esta tradición de la iluminación, reflejo de la luz de Dios en nuestras vidas.

Con música, cantos y desfiles de exploradores, la asamblea disfrutó de la maravilla infantil que solo la Navidad sabe crear. Este tiempo de fiesta concluyó con la bendición del árbol y la llegada de Papá Noel, repartiendo dulces y quedándose después junto a los frailes.

De cerca de 14.000 cristianos de la ciudad santa, alrededor de 3.000 residen en este lugar de la periferia, situado a ocho kilómetros al norte de Jerusalén, en la carretera de Ramala.

En los años 50, los franciscanos construyeron allí un teatro que se convirtió después en una sucursal de la parroquia principal de Jerusalén. A finales de los años 70 comenzaron los trabajos para la construcción de un complejo residencial con cincuenta apartamentos, para remediar el delicado problema de la vivienda de los cristianos.

Desde entonces, la Custodia acompaña la vida de la comunidad local ofreciéndole no solo acompañamiento espiritual sino también un espacio de vida y de encuentro.

A principios del mes de diciembre, entre otras cosas, se inauguró el centro deportivo de la parroquia, que viene a coronar las numerosas obras ya realizadas en el centro parroquial en estos últimos cinco años, permitiendo a la comunidad local participar en numerosas actividades.

Para ver el vídeo realizado con motivo de esta ocasión por el Franciscan Media Center, clica aquí.

La Custodia continúa de esta manera su misión al servicio de las «piedras vivas» del país.

E. Rey