Epifanía y ecumenismo en Belén | Custodia Terrae Sanctae

Epifanía y ecumenismo en Belén

La fiesta de la Epifanía comenzó el martes 5 de enero en el convento de San Salvador de Jerusalén. El custodio de Tierra Santa, fray Pierbattista Pizzaballa, recibió a los parroquianos de la ciudad santa en el diván -la sala de recibimiento adonde los representantes de las Iglesias vinieron a presentar sus felicitaciones algunos días antes-. Niños, padres y abuelos acompañados por el párroco, fray Firás Hiyazin, llegaron para presentar sus felicitaciones por el nuevo año 2016. El mujtar, representante de la comunidad latina, estuvo representado por su hijo. «Le damos las gracias por su trabajo durante estos últimos doce años. Le estamos muy agradecidos», le han dicho a fray Pierbattista, cuyo custodiato terminará dentro de algunos meses.

Poco después los frailes han salido en procesión hacia Belén. Han sido recibidos en el monasterio de Mar Elías por el párroco de Beit Yala, después en la tumba de Raquel por el párroco de Belén, como marca la tradición. Acompañados por la policía a caballo israelí hasta el check-point, han atravesado tres puertas abiertas en el muro de separación entre Israel y Palestina para respetar el camino previsto por el Statu quo. El custodio ha hecho luego su ingreso solemne en la plaza del Pesebre. Igual que en el primer domingo de Adviento, ha sido recibido por la fanfarria de los exploradores, las autoridades de la ciudad y los responsables, ortodoxos y armenios, de la basílica de la Natividad.

Después de las primeras vísperas pontificales presididas por él, el custodio se ha acercado a visitar a las comunidades religiosas de Belén**. Por la tarde, en la iglesia de Santa Catalina, se ha procedido al rezo del oficio de lecturas. La asamblea no era muy numerosa, compuesta por las personas habituales y algunos peregrinos. «Hemos venido de viaje por una semana a Tierra Santa y estamos muy contentos de haber podido asistir a este oficio», afirma con entusiasmo una pareja de peregrinos polacos.

La misa del día 6 de enero, celebrada en árabe, ha estado presidida por el padre custodio. La iglesia estaba llena de parroquianos y peregrinos. «¡Me gusta mucho esta fiesta y su procesión!», dice un franciscano venido de otro convento. En su homilía, el párroco, fray Nirwán al Bana, ha recordado el significado de la fiesta de la Epifanía, que significa «manifestación de Dios» y comprende cuatro acontecimientos: la Natividad de Cristo en la que Dios se encarna, la visita de los Reyes Magos al Niño Jesús, el bautismo por Juan el Bautista, que marca el inicio de la vida pública de Cristo y, finalmente, las Bodas de Caná, durante las cuales Jesús manifiesta su poder divino cambiando el agua en vino; desde este momento los discípulos creyeron en Él.

A las vísperas pontificales le ha seguido una procesión a la gruta de la Natividad y después por el claustro de la iglesia de Santa Catalina. Tres franciscanos llevaban el oro -bajo la forma de una rosa que regaló el papa Pablo VI en su visita a Tierra Santa-, el incienso y la mirra. Estos tres regalos simbolizan respectivamente su realeza, su divinidad y el sacrificio de su Pasión. En el centro de la procesión iba el custodio llevando una imagen del Niño Jesús sentado sobre un trono que los fieles besaban. Se ha distribuido a los presentes incienso y mirra mientras la coral cantaban en voz alta: «Puer natus in Bethlehem». La alegría era palpable tanto en los frailes como en los parroquianos, la alegría de estar juntos y la alegría de la Epifanía. «Dios, te decimos "Gracias"», decían las palabras de la canción.

Sin embargo, ese día los cantos de los católicos latinos no eran los únicos que resonaban en la basílica de la Natividad; los griegos ortodoxos, los siríacos y los coptos rezaban también ellos sus vísperas, antes de celebrar la Navidad, que festejan el día 7 de enero, según el calendario juliano. Al final de la jornada, también los etíopes se han reunido en la plaza del Pesebre. ¡En Belén todos los días es Navidad!

HM