Esperanza en torno a la tumba vacía | Custodia Terrae Sanctae

Esperanza en torno a la tumba vacía

En este Sábado Santo no estamos en el Santo Sepulcro, sino en la basílica de la Resurrección. Mientras el alba despuntaba, muchos han sido los peregrinos que esperaban la vigilia pascual.

Los franciscanos, bajo la guía del vicario custodial, fray Dobromir Jasztal, han acompañado al patriarca latino de Jerusalén al Santo Sepulcro desde el Patriarcado. En una basílica casi vacía, y en una calma inusual, franciscanos, seminaristas y caballeros del Santo Sepulcro han ido ocupando sus puestos en torno a la tumba, ante la que se había erigido el altar.

La celebración ha empezado en la entrada de la basílica, ante la Piedra de la Unción, con la bendición del fuego con el que se han encendido las velas apagadas de la tumba y el nuevo cirio pascual. Tras el Exultet, se han sucedido las lecturas.

Florián, de 28 años, vive por primera vez la Semana Santa en Jerusalén. «Es maravilloso vivir esta Semana Santa en los mismos lugares del Evangelio», afirma sentado en uno de los nichos detrás del edículo, en la capilla de los coptos. «Estoy en discernimiento vocacional y debo decir que en un monasterio sería mucho más tranquilo vivir la resurrección de Cristo, pero ¿sería igual a esto que estoy viviendo hoy en el lugar mismo de la resurrección?».

Mientras sigue la celebración, empiezan a llegar a la basílica grupos de peregrinos y turistas. Dejan una señal de su paso encendiendo velas en torno a la tumba, que se ilumina dulcemente.

Después de las lecturas, el canto del Gloria ha llenado la cúpula y el ambiente. Ante la tumba vacía, el patriarca proclama el Evangelio de la Resurrección, en el mismo lugar en el que ocurrió.

Para fray Clovis la resurrección es una esperanza para un mañana mejor, sin violencia, y un mundo con más paz y amor. «La presencia de los cristianos en torno a la tumba vacía es una signo verdadero de unidad y de esperanza». Detrás de los frailes, a dos pasos, los peregrinos se desean una buena Pascua diciendo: «¡Cristo ha resucitado!».

Por la tarde, la parroquia de Jerusalén y numerosas comunidades religiosas de la ciudad y de toda Tierra Santa se unirán a la alegría pascual y proclamarán a su vez: «Cristo ha resucitado. ¡Verdaderamente ha resucitado!».

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La celebración pascual del sábado por la mañana puede sorprender, incluso porque priva del silencio al Sábado Santo. Este horario se explica por las reglas que gestionan la partición de los santos lugares con el resto de Iglesias. Este año, además, las confesiones ortodoxas celebrarán en el mismo lugar el segundo domingo de Cuaresma al mismo tiempo y con ingresos solemnes. De hecho, el cálculo de las Pascua de 2016 tiene una gran diferencia: cinco semanas. De cualquier forma, en el Santo Sepulcro todos los días son Pascua desde que Cristo resucitó.

N.H.