Desde hace algunos meses, la Iglesia de Tierra Santa se prepara para la visita del Santo Padre y, con ella, también la Custodia de Tierra Santa, implicada a distintos niveles en la organización.
Tras los encuentros, favorecidos por una atmósfera serena durante las deliberaciones, ha llegado ya la hora de terminar los últimos trabajos y pasar a hacer una gran limpieza.
Para dar la bienvenida al Papa en Tierra Santa, todas las calles, también aquellas por las que el Papa no pasará, se han adornado con los colores blanco y amarillo, los colores de la Santa Sede. En algunas zonas de la ciudad se han colocado grandes carteles con la imagen del Santo Padre.
Además, desde hace diez días, la Custodia está en el centro de una polémica mediática, causada por un gran póster colocado en la fachada del Christian Information Center, en la Puerta de Jafa. Pero, a pesar de todo, el póster no ha sido retirado y, en la terraza del CIC, ondea la bandera del Vaticano.
Los ceremonieros, con los frailes, han pasado por uno y otro puesto para hacer las últimas pruebas que asegurarán el servicio litúrgico durante la visita del Papa. Entre ellos, el padre custodio y el guardián de la Natividad, padre Ricardo Bustos, argentino que conoce personalmente al Papa; el párroco de Belén, padre Nirwán; el de Jerusalén, padre Firás (cuyos parroquianos han escrito al Santo Padre) y, finalmente, el guardián de Getsemaní: todos igualmente agotados por tantas respuestas y entrevistas concedidas a los medios de comunicación.
En el patio del convento de San Salvador, el padre Serguey, responsable de la Oficina técnica, se ha quitado el hábito franciscano y, ayudado por los colaboradores de la Oficina técnica, ha limpiado alrededor de 550 sillas para el Santo Sepulcro y el Cenáculo. El padre Serguey ha precisado: «Estas sillas serán llevadas hoy, viernes, para la santa misa del domingo por la tarde».
Un poco más allá se ve a otro grupo de trabajadores con cepillos y escobas en la mano.
La Sala de la Inmaculada se preparará para acoger a un centenar de invitados que participarán en el encuentro en el Santo Sepulcro.
Fray Amar y fray Yad han dispuesto banderines y pancartas en el techo y en el campanario de la iglesia de San Salvador.
Mientras, el coro de la Custodia sigue ensayando hasta el último minuto, antes del encuentro ecuménico en el Santo Sepulcro.
El Coro, de veintiocho miembros de procedencia palestina e internacional, guiado por la directora Hania Suda Sabara, tendrá el honor de cantar para el Santo Padre.
Para la sastrería, ¡lo peor ya ha pasado!
Junto al Patriarcado, la sastrería ha colaborado en la confección de los paramentos litúrgicos para la Custodia y aquellos que adornarán el Cenáculo.
Quedan todavía muchas cosas por hacer, pero la Custodia ha movilizado todos sus recursos para acoger lo mejor posible al Santo Padre en Tierra Santa.
Tras los encuentros, favorecidos por una atmósfera serena durante las deliberaciones, ha llegado ya la hora de terminar los últimos trabajos y pasar a hacer una gran limpieza.
Para dar la bienvenida al Papa en Tierra Santa, todas las calles, también aquellas por las que el Papa no pasará, se han adornado con los colores blanco y amarillo, los colores de la Santa Sede. En algunas zonas de la ciudad se han colocado grandes carteles con la imagen del Santo Padre.
Además, desde hace diez días, la Custodia está en el centro de una polémica mediática, causada por un gran póster colocado en la fachada del Christian Information Center, en la Puerta de Jafa. Pero, a pesar de todo, el póster no ha sido retirado y, en la terraza del CIC, ondea la bandera del Vaticano.
Los ceremonieros, con los frailes, han pasado por uno y otro puesto para hacer las últimas pruebas que asegurarán el servicio litúrgico durante la visita del Papa. Entre ellos, el padre custodio y el guardián de la Natividad, padre Ricardo Bustos, argentino que conoce personalmente al Papa; el párroco de Belén, padre Nirwán; el de Jerusalén, padre Firás (cuyos parroquianos han escrito al Santo Padre) y, finalmente, el guardián de Getsemaní: todos igualmente agotados por tantas respuestas y entrevistas concedidas a los medios de comunicación.
En el patio del convento de San Salvador, el padre Serguey, responsable de la Oficina técnica, se ha quitado el hábito franciscano y, ayudado por los colaboradores de la Oficina técnica, ha limpiado alrededor de 550 sillas para el Santo Sepulcro y el Cenáculo. El padre Serguey ha precisado: «Estas sillas serán llevadas hoy, viernes, para la santa misa del domingo por la tarde».
Un poco más allá se ve a otro grupo de trabajadores con cepillos y escobas en la mano.
La Sala de la Inmaculada se preparará para acoger a un centenar de invitados que participarán en el encuentro en el Santo Sepulcro.
Fray Amar y fray Yad han dispuesto banderines y pancartas en el techo y en el campanario de la iglesia de San Salvador.
Mientras, el coro de la Custodia sigue ensayando hasta el último minuto, antes del encuentro ecuménico en el Santo Sepulcro.
El Coro, de veintiocho miembros de procedencia palestina e internacional, guiado por la directora Hania Suda Sabara, tendrá el honor de cantar para el Santo Padre.
Para la sastrería, ¡lo peor ya ha pasado!
Junto al Patriarcado, la sastrería ha colaborado en la confección de los paramentos litúrgicos para la Custodia y aquellos que adornarán el Cenáculo.
Quedan todavía muchas cosas por hacer, pero la Custodia ha movilizado todos sus recursos para acoger lo mejor posible al Santo Padre en Tierra Santa.